Por Frank López Ballesteros.
El gobierno cubano puso en marcha un conjunto de reformas que buscan oxigenar las apretadas arcas del Estado, por lo que ante el excesivo grado de subvenciones ha implementado cambios que en el fondo se asemejan a los aplicados en países de modelo capitalistas.
Raúl Castro se dispuso a triplicar el sector privado para absorber a 500.000 empleados públicos que serán despedidos en los próximos seis meses y reducir así el costo del Estado, el cual aglutina el 80% de la masa laboral del país.
La semana pasada se publicó la lista de las tasas impositivas que pagarán los trabajadores por "cuenta propia" autorizados por Castro, que serán tan elevadas como las que se pagan en Dinamarca (59.0%), Suecia (56.4%) y Bélgica (53.7%), según datos de la oficina de estadísticas de la Unión Europea.
Trabajadores independientes por ejemplo, deberán cancelar al Fisco cubano un impuesto de renta de 25% al 50%; 10% sobre ventas o servicios, 25% por contratación de fuerza de trabajo y 25% de contribución al seguro social.
Pero en Cuba, un país donde el sueldo promedio mensual es de 20 dólares, y 95% de la economía depende del Estado, las ganancias terminarán siendo escasas, un hecho que no desanima del todo a los habitantes de la isla, dispuestos a desempeñar algunos de los 178 oficios autorizados recientemente.
El economista cubano Oscar Espinosa, explica que la alta carga impositiva se debe a la falta de recursos del Estado para la financiación, que del todo "no quiere darle independencia a los trabajadores... por eso no podrá ofrecer insumos a precios mayoristas para que la gente obtenga ventajas comerciales. Lo que estamos presenciando es una forma de capitalismo de Estado a lo cubano".
Espinosa recordó que en esas "reformas curiosas", Castro duplicó en julio de 50 años a 99 años los derechos de uso de tierras del Estado por parte de inversores extranjeros para construir campos de golf y viviendas de lujo para extranjeros.
"Ahora hay contradicciones sobre el viejo discurso del comunismo, pero estamos viendo algunos cambios que eran necesarios", acotó.
Cuba tiene una fuerza laboral de cinco millones de personas y solo 143.000 trabajan por su cuenta, y con las 500.000 personas que quedarán sin trabajo hasta 2011, no se tiene previsto indemnizaciones, aunque un cierto número podrá cobrar ayudas contra el desempleo.
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