Por Laritza Diversent.
Las reuniones de los sectores sociales del país para definir cómo debe ser el modelo económico del futuro, son calificadas por el periódico Granma como un hecho sin precedente e improbable en el mundo contemporáneo.
El diario se dedica a hacernos sentir que vivimos en otro planeta. A veces cuesta trabajo entender la forma de expresión de los socialistas cubanos. ¿Es ironía o simple burla? No puedo llamarla ingenuidad.
¿A quién se le ocurre mencionar la palabra "definir" para caracterizar el supuesto debate de los lineamientos económicos del socialismo para los próximos cinco años? Hay que ser muy demagogo para afirmar que se analizan las políticas propuestas por los dirigentes políticos.
Sería iluso y exagerado afirmar que el 15% de los lineamientos serán redefinidos tras los debates con la población, en un sistema donde prima la planificación y control estatal, y el único actor económico favorecido es el Estado.
Asumamos los lineamientos en su formulación actual con vocación autentica y radicalmente revolucionaria, como aconseja Granma en sus trabajos propagandísticos del VI congreso del partido comunista. Tomemos dos puntos de los lineamientos: no se permitirá la concentración de propiedades en personas naturales y jurídicas del sector no estatal, y se aplicarán mayores gravámenes a los ingresos más altos.
Pensemos en el problema: la isla necesita la recuperación económica y los cubanos quieren cambios, por ejemplo, libre empresa y supresión de la doble moneda. La lógica dice que si en el sector estatal sobran más de un millón de trabajadores que ya están siendo despedidos y que, en las nuevas circunstancias, deberán ganar su sustento de algún modo; el Estado debería dar ventajas y facilidades a los nuevos actores capaces de generar empleos de los que dependerán numerosas familias.
Los lineamientos desconocen esos aspectos. Al contrario, contienen trabas que impiden el desarrollo económico y el progreso social de los cubanos. Si me preguntan por los resultados que se obtendrá, de cara al debate público, auguro infinidad de procesos judiciales por evasión fiscal, la corrupción engordando y un diluvio de confiscaciones por enriquecimiento ilícito.
Ninguno de estos temas estará en la agenda de los dirigentes comunistas el próximo abril, fecha en que planean celebrar el VI congreso. Las nuevas políticas están definidas según los intereses de los que hoy dirigen y controlan el país.
La sociedad cubana parece un vulgar sainete teatral, y la mayoría del pueblo, simple espectadora. Es improbable que en otra parte del mundo el destino de más de once millones de personas dependa exclusivamente de la voluntad de unos pocos.
Tampoco esta vez habrá polémica ni verdadera discusión, sólo demagogia. Ya todo está decidido.
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