Por Emilio Ichikawa.
Dos de las tesis cubanológicas más populares en los últimos años acerca de la inminencia del fin del castrismo (la del fin del agua y muerte por sed re-apareció ayer) han sido la de la "muerte por tecnología comunicativa" y la de "la agonía generacional". La primera no rebasa una objeción: el poder también tiene acceso tecnológico; por lo que en una competencia ideal apenas podría hablarse de empate. La segunda, la refuta la realidad terca de que en unos años el castrismo ha renovado sus cuadros. Y no necesariamente promoviendo militares (aunque haciendo esto también).
Recientemente el gobierno cubano ascendió a tres ingenieros al frente de dos Ministerios y un Instituto. Las edades: 44, 48 y 52 años. Quien lea regularmente noticias sobre la isla -no tiene que ser "cubanólogo"-, podrá recordar nombres como Bruno Rodríguez, Rogelio Polanco, Miguel Díaz Canel, Misael Enamorado, Fernando Rojas Gutiérrez, etc., que impiden repetir sin riesgo la tesis de la senectud del funcionariado; y al menos relativizar la de la militarización.
Ayer Cubadebate publicó una entrevista (multicitada en la red) realizada a Johana Tablada (foto: cd), subdirectora del Departamento de América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. Johana Tablada no ha llegado a la Cancillería a través de la casualidad o la empiria sino de la escuela; y ha sorteado durante años el difícil engranaje de la burocracia insular. Es hija de dos conocidos intelectuales cubanos afiliables a la "heterodoxia" revolucionaria: la Dra. Carolina de la Torre, psicóloga, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana e investigadora del Centro Juan Marinello; y del Dr. Carlos Tablada, especialista en temas de relaciones internacionales y autor de un libro sobre el pensamiento económico de Ernesto Guevara que, en el año 1987, a los veinte años de su muerte en Bolivia, el mismo Fidel Castro convirtió en bibliografía activa de las ciencias sociales cubanas desde la Plaza de la Revolución.
Johana Tablada forma parte de un linaje intelectual -debería haber dicho "clasista"- que ningún Borbón podría obviar, así se produzca con exactitud su más soñado regreso. Evoco esto -sin más detalles- por una razón: en La Habana no están improvisando y para encarar al castrismo hay que ir más allá (es decir, más acá) de las denuncias.
0 comments:
Publicar un comentario