Por Tte. Coronal Reynaldo Sánchez.
Desde principios de los años 60 en que Cuba fue declarada socialista por Fidel Castro las fiestas navideñas tradicionales dentro de la población cubana desaparecieron. Es cierto que una parte continuó celebrándolas, pero debió hacerlo a escondidas como el que realiza un delito; también es cierto que este grupo rompió el tabú impuesto por el régimen y prosiguió con la tradición dentro de la cual habían crecido y educados.
Pero para la familia de los Castros no fue ni es así. Lo que fue vedado para el pueblo no lo fue para la familia real. En la casa del Punto Cero, residencia oficial de Fidel Castro y Dalia Soto del Valle, siempre se celebró la Noche Buena al estilo más tradicional cubano: lechón asado, congrí, yuca con mojo y por supuesto no podían faltar los finísimos y carísimos vinos tinto, blanco y rosado.
La mesa se servía, el lechón se mantenía caliente en la brasa del horno, toda la familia reunida, esposa, hijos y nietos esperando la llegada del anfitrión mayor. Cuando Fidel Castro aparecía después de visitar a sus partidarios y amigos empezaban la fiesta.
Después de la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II en enero de 1998 se declaró, a pedido del propio Pontífice, el 24 de diciembre como día festivo, pero, ¿qué cambió para los cubanos? La familia real siguió celebrando la Navidad y el pueblo obtenía un día festivo pero sin tener con qué acudir a la mesa para cenar con su familia, a no ser que arriesgando su libertad inventara algo ilegal. Los Castros y la casta gobernante no tienen que utilizar una sola neurona en tratar de inventar algo para poder cenar con su familia, sin gastar un solo centavo tienen todo lo que se les antoja.
Lo mismo sucede el 31 de diciembre; ya por esta fecha en la Unidad de 160, lugar donde Castro tiene sus suministros y alimentos, deben estar preparándose las jabas con los regalos de fin de año para sus colaboradores y amigos.
Fidel Castro tiene diferente propiedades que se dedican a la cría de cerdos, pavos y otros alimentos y en todos estos lugares son empleados miembros del Ministerio del Interior para trabajar. Estos militares se pueden ver en el Punto Cero, el referido Plan Especial de 160, en el de Portugalete cerca de Managua y en el plan de Punta Brava, por solo citar algunos.
Con los alimentos que allí se obtienen y producen, más otros comprados en el exterior con el dinero del Estado, es que Castro hace sus regalos navideños a sus familiares, colaboradores y amigos; más de 300 jabas con estos regalos se preparan todos los años, donde entre los artículos que contienen se encuentran pavos enteros, vinos, turrones, ron cubano y otras confituras y alimentos, todos acompañados con una tarjeta de presentación en la cual se puede leer: "Felicidades, Fidel Castro Ruz."
Jamás en mis años de servicio en la escolta personal de Fidel Castro vi, oí o supe que enviara alguno de estos regalos para los hospitales donde hay personas que presentan una enfermedad terminal incluyendo niños o para los hogares de ancianos; jamás le vi u oí preocuparse por si un trabajador destacado de una fábrica, o un campesino o un médico del pueblo o un simple ciudadano tenía algo conque cenar con su familia ese día.
El día de los reyes, el 6 de enero, también les fue arrebatado a los niños cubanos; las tiendas en divisa están repletas de juguetes, los niños los ven y no entienden cómo es posible que ellos no puedan tenerlos; pero los hijos de la familia real tienen regalos el día de reyes y no uno, dos o tres juguetes sino todos los que le vengan en ganas; hoy, sus nietos también tienen ese privilegio.
No negamos que los gobernantes puedan tener este tipo de privilegio, lo que verdaderamente es inmoral es que los gobernantes de Cuba que tanto critican al capitalismo vivan inmersos en él, mientras se lo niegan a los comunes ciudadanos. Eso es lo verdaderamente indignante.
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