sábado, 20 de enero de 2018

¿Solo en Cuba llueve y hay sequías?

Por Roberto Álvarez Quiñones.

Siempre que leo las excusas que ofrece el régimen castrista de huracanes y lluvias para justificar la bajísima producción de azúcar, me acuerdo de lo que a fines de los años 60 me dijo off the record el director de Organismos Internacionales del Ministerio del Comercio Exterior (MINCEX), Mario García Incháustegui.

El exembajador ante la ONU, quien en 1962 hizo el ridículo al afirmar que en Cuba no había armas nucleares, me confesó que en la Organización Internacional del Café (OIC), en Londres, ya no creían los pretextos que él daba allí para justificar los incumplimientos de exportaciones de Cuba. Esa entidad asignaba cuotas de exportación a los países miembros para evitar que una sobreoferta mundial de café deprimiese los precios. Incháustegui culpaba a los ciclones y otras afectaciones climáticas. "Yo insisto en mis argumentos, pero ya no me creen", me dijo. Finalmente la OIC le suprimió la cuota a Cuba y la repartió entre otros países que pedían exportar más.

Recordemos que en los años 40 y 50 Cuba era uno de los mayores exportadores de café a nivel mundial. Entre 1928 y 1948 la Isla produjo como promedio anual 30.000 toneladas (TM). Y en 1960, último año del capitalismo en la Isla, produjo 60.000 TM. Claro, al implantarse el comunismo todo cambió. En 2016 se produjeron 5.687 TM, y en 2017 aún no hay estadísticas disponibles, pero al parecer fueron 5.500 TM. Diez veces menos que hace 58 años.

Hago este paréntesis cafetalero porque si en la Organización Internacional del Azúcar (OIA), con sede también en Londres, hubiese hoy cuotas de exportación de azúcar, como en el siglo pasado, ya Cuba también la hubiese perdido hace rato.

Excusas y pretextos.

En el siglo XX hubo Convenios Internacionales del Azúcar entre países exportadores e importadores con cuotas de exportación para evitar el desplome de precios. El último con cuotas terminó en 1987. En 1993 se puso en vigor otro, pero sin cuotas. Hoy la OIA funciona solo como recolectora de datos.

El Gobierno de Raúl Castro informó hace unos días que las lluvias de noviembre, diciembre y enero han afectado el 70% del área total cañera, y que de los 53 centrales disponibles solo están trabajando 26, y a la mitad de su capacidad.

Juan Carlos Pérez, director de Atención a Productores de AZCUBA, le habló al diario Granma de "tensiones climáticas", "estragos de la sequía presente en los meses de junio a septiembre del 2017, periodo de mayor crecimiento del cultivo" de la caña.

En tanto, Dionis Pérez, también dirigente de AZCUBA, culpó de los problemas de la zafra a las lluvias, aunque de pasada admitió un mal manejo industrial. Otro funcionario estatal, Sergio Guillén, precisó que el contenido de sacarosa hoy está entre el 15% y el 16%, y se requiere un 18%.

Ciertamente la caña necesita agua para crecer, pero ya en noviembre debe dejar de crecer para madurar y acumular sacarosa. Si llueve, la caña reanuda su crecimiento verde y no acumula suficiente sacarosa, con lo cual el rendimiento se cae.

¿No había lluvias a destiempo antes de 1959?

Todo esto se entiende, pero surgen ciertas preguntas: ¿Es Cuba el único país productor de azúcar de caña al que azotan los huracanes y donde llueve en períodos de maduración de la caña? ¿Nunca hubo ciclones, lluvias excesivas, o sequías, antes de 1959? ¿Cómo entonces era Cuba el mayor exportador mundial de azúcar?

Con lluvias, ciclones, sequías cíclicas, plagas, rayos y centellas, Cuba fue la azucarera del mundo durante más de 160 años, desde la revolución en Haití a fines del siglo XVIII. En 1894 alcanzó ya 1,1 millón de TM, un tercio de toda el azúcar producida en el mundo. En 1925 produjo 5,1 millones TM, el triple de lo producido en 2017.

Pero, al igual que ocurrió con el café, con el castrismo Cuba pasó de mayor exportador mundial de azúcar de caña, a importarla de Brasil, República Dominicana, Colombia, EEUU y hasta de Europa (Bielorrusia), durante la primera década de este siglo, para cubrir el consumo nacional y cumplir los compromisos de exportación. Para colmo, Fidel Castro ordenó la destrucción de dos tercios de la industria azucarera, una de las mayores del mundo.

No, no es cuestión de un "encarne" de la Madre Naturaleza con la Perla de las Antillas. No hay que buscar causas atmosféricas, ni culpar al calentamiento global (que afecta a todos por igual). Es algo menos complicado y fácil de solucionar: el problema es político.

Libro de Oscar Pino Santos. escrito en 1957,   donde se muestran rendimientos agrícolas antes de 1959, los cuales nunca fueron ni remotamente alcanzados en la Cuba oprimida por el Castrismo. En el artículo Sin azúcar y sin país de Roberto Álvarez Quiñones  se lee:  ¨En  1940 Cuba devino el productor de azúcar de caña más eficiente mundialmente al registrar un 13,17% de rendimiento industrial: por cada 100 partes de peso verde de la caña se extrajo más de 13 partes de azúcar. Algo nunca visto. En los años 50 la Isla exportaba la mitad de toda el azúcar mundial, con una producción entre 5,3 y 7,1 millones de toneladas métricas, en 161 fábricas y un rendimiento industrial promedio de 12,7%, el mayor del planeta¨. Fotos, comentarios y tablas añadidas por el bloguista de Baracutey Cubano )

Tan pronto Fidel Castro asaltó el poder a tiros, y azuzado por el estalinista confeso Che Guevara, a fines de 1960 el régimen estatizó la industria azucarera. En solo dos años la producción se desplomó de 6,8 millones de TM a 3,8 millones en la zafra 1962-1963.

La Unión Soviética, para que La Habana le diera algo a cambio de mantener la dictadura y su parasitaria economía con subsidios millonarios, convirtió a Cuba en la azucarera de la URSS y de Europa del Este. Enviaba a la isla caribeña los equipos, el fertilizante y todos los insumos necesarios, y hasta construyó nuevas fábricas de azúcar. Con tales subsidios de Moscú la producción subió a seis y siete millones de TM anuales ¿No llovía entonces en invierno? ¿No pasó ningún ciclón?

Se desintegró la URSS y la producción azucarera se hundió al punto de registrar la misma cantidad de azúcar que antes de la Guerra de Independencia. Y es que mientras en los años 50 la Isla importaba solo el 4% de los insumos de la zafra, según el Anuario Estadístico de Cuba, con el castrismo dependía totalmente de la URSS.

Al suprimirse la libre empresa y dirigirse la economía como enseñaban Marx y Lenin se borró de la memoria nacional que en 1940 Cuba era el país más eficiente del mundo en la industria azucarera. Ese año registró un 13,17% de rendimiento industrial. Por cada 100 partes de peso verde de la caña se extrajeron más de 13 partes de azúcar. Algo nunca antes logrado en el mundo. Y en los años 50 obtenía un rendimiento industrial promedio de 12,7%, el mayor del planeta.

Rendimientos cañeros bochornosos.

Luego de la impronta aciaga castro-guevarista, los rendimientos cubanos de caña por hectárea pasaron a ser bochornosos. Precisamente desde el mismo año en que murió el Che, 1967, Cuba registra los más bajos rendimientos cañeros del orbe. Oscilan entre 24 y 42 toneladas de caña por hectárea, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) . Es decir, están muy por debajo del promedio mundial, que varía entre 65 y 72 toneladas.

Antes de 1959 Cuba era el líder latinoamericano en esos rendimientos de campo. El actual líder es Perú y registra 128 TM de caña por hectárea, según FAOSTATS, la base de datos de la FAO. Le sigue Guatemala con 95 TM. República Dominicana, más parecida a Cuba, obtiene 80 TM.

(Tabla extraida del antes mencionado libro de Oscar Pino Santos quien hasta sus últimos días, ¿2006?,,   trabajó en en el Consejo de Estado de los Castro y NUNCA criticó los bajos rendimientos agrícolas alcanzados bajo el Castrismo)

El colmo es que países africanos pobres vapulean a Cuba. Según la FAO en 2014 Senegal obtuvo 117 TM de caña por hectárea; Malawi, 107; Zambia, 104; Chad, 102; Burkina Faso,101; y Etiopía, 99. ¿Por arte de magia jamás llueve a destiempo para la caña en esos países africanos?

El célebre slogan de la campaña de Bill Clinton cuando derrotó a George H.W. Bush en 1992, rezaba: "Es la economía, estúpido". Bush tenía una aprobación superior al 80%, pero perdió las elecciones a causa de la recesión económica.

En el caso cubano, a la élite dictatorial hay que decirle exactamente lo contrario: "Es la política, estúpido". Hay que desmontar el absurdo modelo económico socialista y eso solo se logra con un cambio político total.
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