sábado, 13 de abril de 2019

Congoleños vs 'palestinos' castristas.

Por Zoé Valdés.

Dicho está: voy a pedir la nacionalidad congoleña. Hace unos días, en la Cuba de los Castro (abuelo, hijos y nietos) y de la marioneta de turno (Díaz-Canel) se sublevó  un número considerable de estudiantes congoleños.

La sublevación tuvo como origen la no retribución del estipendio mensual por parte del régimen que reciben estos becarios extranjeros (para los cubanos, cero estipendio) y la mala comida que les reparten, como si fueran animales, en unas destartaladas bandejas de aluminio: arroz blanco, frijoles insípidos y una extraña masa de no se sabe muy bien qué. Resulta útil aclarar que esta comida se repite en la cena, año tras año, y que, aun siendo mejor que la que reciben los cubanos, es pésima en comparación con la alimentación que mantenía saludables y en plena forma a los esclavos en la época colonial (comparación hecha con anterioridad, relacionada con la alimentación de los cubanos, por el historiador Manuel Moreno Fraginals en su libro Cuba-España, España-Cuba: historia común  ).

Como habrán observado la PNR (Policía Nacional Revolucionaria), compuesta en su gran mayoría por guajiros analfabetos orientales, a los que se les llama en la isla, de manera racista y despectivamente, "palestinos", arremetió contra los estudiantes con todo lo que tenían a mano, palos, tonfas, pistolas, y hasta con perros rabiosos, como en los peores tiempos de la Sudáfrica del Apartheid (por cierto, ahora en Sudáfrica es peor, pero en contra de los blancos, lo que nadie se atreve a decir) y del Ku Klux Klan norteamericano, creado por los demócratas.

Lo cierto es que los palestinos cubanos no se esperaban, visto el alto nivel de cobardía del pueblo cubano actual, que los congoleños irían a enfrentarlos a pecho limpio como los enfrentaron, y con un tremendo e insólito coraje, perdido desde hace mucho en aquella isleta, si es que alguna vez lo hubo.

Imaginen ustedes que la liberación de Cuba provenga de la valentía de estos jóvenes congoleños mientras los cubanos siguen sentados en el quicio de una acera ensimismados en sus celulares, esperando a que los cometrapos del exilio les envíen las recargas para que ellos naveguen por internet buscando ropas de marcas caras, para que luego se las manden también esos "mafiosos" anticastristas desde Miami, esos mismos "mafiosos" contra los que ellos marchan como carneros siempre que el régimen les exige que pongan el trasero en pompa. Una vergüenza.

Mientras esta sublevación tenía lugar, Díaz-Canel, el presidentico de merengón, y su mujer brindaban una gran cena en su regia casa, el general Guillermo García Frías anunciaba que los cubanos a partir de ahora comerán carne y huevos de avestruz, que según él es más proteínico y da más carne que una vaca (prohibida su carne en la isla, matar una vaca puede costar veinte años de cárcel), en razón de un huevo gigante por núcleo familiar al mes, y un ala, supongo, cada seis meses, la mortadela en las carnicerías cubanas (esos lugares de culto) viene con nailons y cualquier porquería dentro, la nieta de Raúl Castro alquila una regia mansión en una zona congelada de La Habana desde su imperio panameño a precios desorbitados, 650 dólares la noche por Airbnb, y los carneros, digo el pueblo, salían a la calle a manifestarse en contra del "maltrato animal", chúpense esa mandarina mientras les pelo la otra.

Así van las cosas en los Emiratos Insulares Shithole de Cagonia Enardecida (Ex Cuba), entre pobres, supermillonarios, mantenidos y estudiantes congoleños. El pueblo sin pan, literalmente. Pero. Ah, ese "pero" de Juan Abreu. Pero. A falta de pan, avestruz. Y "texteando, texteando, palante y palante, y al que no le guste que tome purgante".

Yo, a partir de hoy, congoleña. Avísenle al Moñe (Trump) de que debe un grant vitalicio a los valerosos becarios del Congo en Aquella Mierdeta.

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