Por Ulises Fernández.
¿Fue un Referendo lo realizado este 24 de febrero en Cuba o detrás de la maniobra de votación el régimen ha ocultado algo más que la aprobación de una carta magna que lo consolida en el poder?
Fijándonos bien en los acontecimientos previos a la votación (implementación del internet por datos móviles, creación de plataformas y aplicaciones digitales en todos los ámbitos para la compilación de información de los usuarios) pudiéramos suponer que nada ha sido casual, sobre todo para un gobierno temeroso de perder el control ideológico y que, por tanto, no suele tomarse tales cuestiones a la ligera, a pesar de que algunos sucesos de última hora casi logran dar al traste con lo que, al parecer, ha sido el “experimento” político más tenebroso realizado en Cuba por el Partido Comunista en las últimas tres décadas.
En apenas cinco años, el gobierno cubano ha avanzado en la recopilación masiva de datos sobre los ciudadanos, residentes en la isla y en el exterior, mediante la implementación de diversos sistemas de control, absolutamente dirigidos desde el Ministerio del Interior, donde estarían enlazados desde las bases de datos de las oficinas del carnet de identidad y puntos de control migratorio en frontera, el tráfico y contenido de la información personal que maneja un monopolio estatal de las comunicaciones como ETECSA, la actividad en internet y en las redes sociales con la identificación de dispositivos, usuarios y ubicación de estos, más el monitoreo constante de determinados “sujetos de interés”. Es decir, toda una montaña de datos que se complementaría con esa otra información que casi de inmediato comenzará a compilarse mediante la masificación de los llamados “comercios” y “gobiernos” electrónicos, dos herramientas que, unidas a las anteriores, arrojarán, para beneficio del régimen, una fotografía más exacta sobre quién es quién dentro de lo que, hace apenas una década atrás, fuera una masa insondable, difícil de predecir.
Según afirma una fuente estrechamente vinculada al gobierno cubano, para tales propósitos fue creado, a principios del 2016, un “grupo de trabajo” o “Sistema Único de Información”, encargado tanto de crear, hacer confluir y proteger las bases de datos así como del análisis de la información, mediante un esquema diseñado por el eventual Departamento de Seguridad Nacional y donde se articularon las labores de especialistas de la Universidad de Ciencias Informáticas, el Ministerio de la Informática y las Telecomunicaciones, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, en un proyecto ambicioso, al cual tributan absolutamente todos los organismos e instituciones estatales, incluida la Comisión Nacional Electoral.
“Serán los ojos del gobierno, así que quienes lo conocemos (el proyecto) lo llamamos el Observatorio, y será un verdadero centro de monitoreo constante, en tiempo real”, informa el funcionario bajo condición de anonimato, quien además explica cómo se relacionaría con el reciente proceso de votación.
“Debajo en la boleta se recogen datos que localizan a la persona que vota (…), no al sujeto, pero sí el lugar donde vive, (así) el gobierno en unos días podrá saber dónde pudiera existir un posible estallido, una protesta, y reforzará la vigilancia en esos lugares (…), la boleta precisa municipio, circunscripción y colegio, es decir, si veinte personas votan no en un colegio de quinientas personas, pudiera no saltar una alerta, pero si entre quinientas hay cien o doscientas que lo hacen, entonces en ese lugar no podrá volar una mosca sin que el gobierno lo sepa, se monitorearán los teléfonos, las cuentas, se establecerán relaciones entre sujetos, se activarán grupos de vigilancia, así que al antiguo proceso de identificación de aquellos sujetos señalados como problemáticos para el sistema, ahora se une esto otro, más el control de tus cuentas en el banco, tus llamadas, tu tráfico en internet. Ahora viene un proceso para identificar dónde hubo más votos negativos, quiénes pudieran ser esos sujetos, así quiénes no votaron y por qué, algo que es fácilmente verificable porque los datos de entrada y salida del país también tributan de modo automático al Sistema Único de Información”, afirma el funcionario.
El escenario descrito pudiera parecer demasiado irreal o “conspiratorio” para quienes no están al tanto de la realidad cubana, sin embargo, la articulación e integración de semejante sistema de vigilancia no es para nada ajeno a quienes lo han vivido a diario y de diversas formas, mucho antes de que las actuales tecnologías digitales permitieran desarrollar lo que habría de convertirse en la herramienta de control más importante para un régimen fracturado, sin líderes de importancia y que aceleradamente pierde popularidad.
“Sin el internet por datos móviles (…) y en las zonas wifi, sin la monopolización de todas las comunicaciones, sin la capacidad de monitorear e influir las opiniones en las redes sociales, sin estar creada una plataforma donde verter toda esa información y analizarla no podía hacerse la consulta, definitivamente no. Tuvieron que esperar”, afirma un ex alto funcionario del gobierno, quien asistió a los primeros pasos de la creación del llamado “Sistema Único de Información”.
“Ya a finales de los 80 se pensaba en algo parecido y surgió una oficina de información, muy elemental, pero en Cuba en cuanto a computación e internet estábamos en pañales, de eso se empezó a hablar en serio a finales de los 90 y ya me imagino que sea un monstruo o que esté a punto de serlo (…), la falta de popularidad, el descontento, las instituciones no funcionan, las condiciones han cambiado y la gente piensa diferente, entonces ya no basta con el informante o el policía, y aquí lo han entendido (…), ¿qué faltaba?, saber con certeza dónde ubicar los peligros de una rebelión, de una conspiración, pues mira, ya lo tienen (…), la constitución la hubieran modificado y ya, podían hacerlo sin ningún problema, al menos de importancia, pero una votación era necesaria (…). Ahí se midió no el grado de popularidad, sabemos que es bajo, que hay miedo, ahí se trazó un mapa de trabajo”, opina el ex alto funcionario.
Especulación o certeza, lo cierto es que si en algo ha sido efectivo el régimen cubano es en su capacidad de reprimir las manifestaciones contrarias a la ideología oficial y en la creación de mecanismos para el control de la información y la manipulación de los ciudadanos, una práctica constante a lo largo de 60 años, a la que no piensa renunciar por ahora y en la que empleará todos los medios y artimañas posibles.
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