Ni las pócimas caseras ni los fomentos con plantas medicinales le han mejorado la circulación sanguínea en los pies a Ulises, 72 años, un tabaquero jubilado que obligado por las penurias económicas, obtuvo un contrato de custodio en un almacén estatal. En días alternos, Ulises camina con dificultad casi un kilómetro hasta su nuevo empleo. En teoría, debe hacer rondas nocturnas y estar de pie doce horas, pero Ulises se sienta en la garita y pone las piernas en alto con fomentos de agua fría, a ver si la inflamación en sus piernas cede.
El anciano debiera estar en su casa descansando y cumpliendo un riguroso tratamiento médico. Pero la falta de dinero lo lleva a hacer trabajos extras para intentar sobrevivir en el manicomio económico instaurado por Fidel Castro.
“Si una noche roban en el almacén puedo tener problemas legales, porque al igual que otros viejos llenos de achaques que nos vemos obligados a contratarnos como custodios, o nos quedamos dormidos en la garita o hacemos nuestra faena a medias. Yo ya estoy cumplido. Trabajo por necesidad, para poder comer y garantizar los medicamentos míos y de mi esposa que padece de diabetes”, confiesa Ulises y aporta otros detalles.
“La pensión que recibimos no nos alcanza, por eso ella cose y lava para la calle. Además de hacer guardia, vendo cigarros sueltos y vino de arroz que mi mujer y yo preparamos. Tenemos un tarjetón (tarjeta de control médico) donde supuestamente, cada mes, debemos recibir los medicamentos. Pero hace meses están en falta. El angiólogo que me atiende ya no sabe qué hacer, pues en el hospital no tienen medicamentos alternativos para el tratamiento. Y la medicina verde no me resuelve”.
El desabastecimiento médico en Cuba es atroz. Desde tres años, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) no puede garantizar el suministro de 801 fármacos del Cuadro Básico de Medicamentos. Así lo reconoció a la prensa oficial Rita María García Almaguer, directora de operaciones y tecnología de BioCubaFarma, la industria farmacéutica cubana.
“Desde 2016 hasta la fecha, hemos tenido un período muy difícil para garantizar el abastecimientos de 801 medicamentos del Cuadro Básico, de los cuales 505 son producidos en el país. El resto es importado, fundamentalmente de China, India y países europeos”, precisó García Almaguer.
Las dificultades las atribuyó a que “más del 85 por ciento de los recursos que empleamos en la producción de los medicamentos son importados. La falta de financiamiento oportuno para pagar a los proveedores con los que mantenemos negociaciones para adquirir materias primas, envases e insumos, trajo como consecuencia la falta y baja cobertura de determinados medicamentos en el país”.
La doctora Cristina Lara Bastanzuri, jefa del Departamento de Planificación y Análisis de Medicamentos, Reactivos y Farmacoepidemilogía, dijo que entre los medicamentos de la tarjeta de control que más afectaciones tuvieron se encuentran los diuréticos y antihipertensivos. “Ello significa que alrededor de 1,2 millones de cubanos tuvieron dificultades con su tratamiento con estos fármacos en relación con cada grupo farmacológico”, agregó.
Un empleado de BioCubaFarma opina que “el problema no es solo de dinero. Sí, es verdad que cuando China retiró la línea de créditos comenzaron las dificultades, pero eso fue provocado por casos de corrupción, incumplimiento de contratos y exportaciones en masa de medicamentos que se suponía eran para el mercado interno”.
El periodista Juan Juan Almeida García en su programa Juan Juan al Medio (lunes a viernes, 8 de la noche, Facebook Live, trasmitido desde la redacción de Diario Las Américas), le ha dedicado bastante espacio al tema del déficit de medicamentos en Cuba. Es el único que ha informado sobre la detención de Manuel Landrián Setién, ex director de BioCubaFarma, recientemente sometido a un show judicial en una sala cercana a Villa Marista, sede del Departamento de Seguridad del Estado. Según Almeida, a partir del arresto de Landrián se agudizó la escasez de medicamentos en la Isla.
Otras fuentes consideran que el desabastecimiento se agravó con la entrega de grandes volúmenes de medicinas a Venezuela y naciones a los que el régimen exporta servicios de salud. Una persona conocedora de la situación afirma que “de los almacenes se sacaron hasta medicamentos vencidos para vender en Venezuela y conseguir divisas”.
Un reportaje de Patricia Marcano, publicado este año en el sitio Armando.Info, destaca que desde que Hugo Chávez en abril de 2003 anunciara la creación de Barrio Adentro, un programa de salud y a la vez un trueque: a cambio de enviar médicos y técnicos sanitarios, Cuba recibía cien mil barriles diarios de petróleo. La diferencia, el Palacio de Miraflores se la pagaba en dólares a la Isla. El Estado venezolano nunca ha dejado de importar medicamentos cubanos.
Venezuela pasó de ser un mercado que apenas recibía 0.53 por ciento de las exportaciones que salían de Cuba en 1998, a ser el destino del 97 por ciento de los fármacos producidos por laboratorios de La Habana en 2009, con lo que se convirtió en el destino casi exclusivo de sus exportaciones farmacéuticas hasta 2013.
En estos quince años, precisa el equipo de investigación de Armando.Info, la autocracia verde olivo obtuvo poco más de 2.223 millones de dólares en ingresos, solo por concepto de importación de productos con el sello Farmacuba.
Un ex funcionario del sector de la salud subraya que “el país cuenta con una industria farmacéutica que se asemeja más a una del Primer Mundo que del Tercero. Existen laboratorios y empresas dedicadas a producir fármacos y equipos médicos. Solamente se necesitan materias primas, licencias y patentes. Lo que ocurre es que de los más de dos mil millones que entran de Farmacuba, más otra cantidad que entra por exportar fármacos a otros países, no se invierte ni un cinco por ciento en las empresas farmacológicas. Incluso no se le pagaba la deuda a los chinos. A dónde fue a parar el dinero es el misterio”.
Las corruptelas de altos funcionarios e instituciones del Estado han provocado que las empresas productoras de medicamentos en la Isla estén prácticamente paradas. Entre los medicamentos que faltaron en Cuba en los últimos meses se encuentran diuréticos, antihipertensivos, sprays de salbutamol, carbamazepina, clobazam, dinitrato de isosorbide, anticonceptivos y tabletas prenatales, entre otros muchos.
Roxana, ama de casa que recibe tratamiento por un cáncer de mama, dice que de acuerdo a cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el 40.5 por ciento de las mujeres en Cuba que lo padecen fallecen por malas praxis o por no haber iniciado el tratamiento a tiempo y asegura que “a veces hasta a los enfermos de cáncer demoran en recibir los medicamentos que con urgencia necesitan”.
Tres especialistas consultados por Diario Las Américas coinciden que el Ministerio de Salud Pública busca priorizar aquellos casos de pacientes que peligrarían sus vidas si no tienen el medicamento. Rachel, especialista en hipertensión arterial, aclara que “los pacientes con cáncer y SIDA corren más riesgos si les faltase algunos fármacos, pero igual sucede con los hipertensos y diabéticos. Tengo varios pacientes que desde hace dos años cumplen su tratamiento a medias o no lo cumplen”.
Ana, ingeniera, padece de colitis ulcerosa y las tabletas de Mesalazina (nombre genérico) que necesita no se producen en Cuba. En la farmacia internacional situada en el hotel Habana Libre le informaron que estaba en falta, pero cuando la había, 10 tabletas costaban 10 cuc. «Imposible mantener un tratamiento a ese costo», alega.
Al no haber Mesalazina, el especialista le recetó otro fármaco. «Pero comencé a tener náuseas y dolores abdominales. Gracias a mi suegra, que vive en Suiza, pude iniciar el tratamiento. Le escanée la receta y en una farmacia le vendieron cuatro cajas de 100 tabletas de Salofalk de 500 gramos (cada caja cuesta 64.35 francos suizos). En la última consulta el gastroenterólogo me dijo que había entrado la Mesalazina a Cuba y durante un año la recibiré gratuitamente. Por cierto, es producida en Suiza”.
El ex funcionario del sector de la salud destaca que “a raíz de la la muerte el 9 de octubre de la niña Paloma Domínguez Caballero, de un año de edad, después de vacunarse contra paperas, rubeola y sarampión, y aunque el fallecimiento fue por una negligencia médica, no por la vacuna elaborada en la India, el MINSAP decidió comprar medicamentos de última generación en Europa, principalmente en Suiza”.
Las autoridades han informado que el Estado destinó 84 millones de dólares a la adquisición de fármacos de última generación. Ulises, el tabaquero jubilado, espera que entre esos fármacos se encuentren los que necesita para mejorar su circulación arterial.
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