Por Tania Díaz Castro.
Poco saben los cubanos de la Isla sobre los pormenores de aquel día, 30 de agosto de 2010, cuando Fidel Castro se decidió a decir la verdad sobre su régimen político: “el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”.
O sea, una economía impuesta por sus pantalones, repentinamente y de forma violenta, vulnerando así las costumbres legales establecidas con normas de sucesión en el poder, como la de convocar a elecciones libres donde participara todo el pueblo, y que nunca dio resultado.
La historia de aquella frase insólita ocurrió cuando Fidel ya disponía de Internet y leyó los escritos de Jeffrey Golberg, un destacado periodista de la revista The Atlantic, fundada en 1857 y de gran circulación en Estados Unidos. Tanto le llamaron la atención dichos escritos que ordenó localizar al periodista e invitarlo a visitar Cuba para conversar con él. Golberg aceptó y vino a los pocos días, acompañado de Julia Sweig, una norteamericana experta en política internacional.
Durante diez horas ambos conversaron con el viejo dictador. En un artículo que Golberg publicó en su revista días después destacó que Fidel se veía muy débil a sus 84 años, muy delgado, vestido con camisa deportiva de cuadros rojos, su acostumbrada barba ya mustia y tenis negro marca New Balance, pero que su mente era perspicaz, así como su claridad mental, su sentido del humor, el nivel de energía que proyectaba y su disposición a la autocrítica.
De visita al Acuario Nacional, mientras disfrutaban de un bellísimo espectáculo de delfines, Fidel tal vez se sintió motivado a responder con sinceridad a un tema del que jamás había hablado. Ante una pregunta de Goldberg sobre la vigencia del modelo cubano y su posible validez en otros países, Castro dijo exactamente que “el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”.
El periodista estadounidense, muy sorprendido por esas palabras, le consultó a Julia Sweig cuál era su interpretación de las mismas, a lo que esta expresó que “Fidel no estaba rechazando a la Revolución, sino que se trataba de un reconocimiento del modelo cubano, pues el estado tiene un papel demasiado grande en la vida económica del país”. Además, dijo que la frase le daba una idea a su hermano, ya en el poder, para que pusiera en marcha reformas y salvara la Revolución.
Era evidente que Fidel estaba arrepentido de haber impuesto un modelo económico basado en un estado omnipotente y opresor que asfixió la iniciativa privada, generación esta de riqueza y desarrollo en cualquier país, y dijo esa verdad para que la supieran en Venezuela y Nicaragua, y sobre todo para que no la olvidara su hermano Raúl cuando emprendiera reformas para beneficio de Cuba.
No hay dudas de que echaba por tierra al socialismo cubano, un modelo económico que durante cinco décadas había llevado a la Isla a una miseria total, ratificado ahora con la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19.
Según algunos defensores castristas actuales, Fidel fue mal interpretado, ya que se había referido al capitalismo, que no servía. Sin embargo, Fidel reconoció que la frase había sido dicha tal y como se conoce. Además, ¿no comenzaron las reformas de tipo capitalista, dirigidas por Raúl?
En otro momento de la entrevista Golberg tocó el tema de la Crisis de los Misiles en 1962, cuando Fidel le recomendó a Kruchov que atacara primero a los Estados Unidos, a lo que el fallecido Castro respondió con otra sorpresa: “Después de haber visto lo que he visto y sabiendo lo que sé hoy, definitivamente no valía la pena”.
¿No valía la pena que le hiciera a Kruchov aquella descomunal recomendación, capaz de haber barrido del mapa a nuestro país?
En otro momento Fidel también criticó a Mahmoud Ahmadinejad -entonces presidente de Irán- por sus declaraciones antisemitas, y le pidió que dejara de difamar a los judíos y tratara de entender por qué los israelíes temen por su existencia.
“De niño -recordó- yo no sabía qué era un judío. Conocía un ave que se llamaba así, y para mí los judíos eran aves. Así de ignorante era toda la población. Pero nadie ha sido tan calumniado como los judíos. Yo diría que mucho más que los musulmanes, porque fueron expulsados de su tierra, perseguidos y maltratados en todo el mundo, por ser considerados quienes mataron a Dios”, dijo.
No olvidemos que unos días antes, en la revista La Jornada, de México, también Fidel había dicho la verdad, cuando admitió ser el responsable de la persecución que sufrieron los homosexuales cubanos durante los años sesenta.
¡Vaya con este Iluminado! como le dice el Poeta Miguelito Barnet.
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