Por Augusto César San Martín.
La pasada semana el régimen cubano incluyó a la periodista Miriam Celaya en la lista de personas a las que se prohíbe viajar fuera del país o iniciar trámites migratorios. Hasta la fecha, la “regulación” de salida -como se conoce este método de represión política en la Isla- ya suma al menos 245 víctimas, todos miembros de la sociedad civil, periodistas, religiosos, artistas y activistas políticos.
Celaya recibió a un equipo de CubaNet en su casa, ubicada en la Avenida Carlos III, en Centro Habana. En su opinión, el acto represivo en su contra es una represalia por sus 15 años de labor periodística.
“Si me han regulado por lo que escribo en mis columnas, creo que seguiré regulada indefinidamente (…). Esta medida lejos de ser una prueba de fuerza, es de debilidad. Creo que hay mucho miedo, mucho nerviosismo en la cúpula. Ahora mismo los cuerpos represivos están muy activos”.
Celaya también advirtió que no se define como activista política, sino como “independiente” y “libre pensadora”.
“Yo solo tengo la audacia, la osadía de escribir lo que pienso”, dijo.
Existen diversas opiniones sobre el objetivo de las regulaciones migratorias impuestas por el Ministerio del Interior (MININT). Para Celaya, significa un ataque frontal contra el vínculo que mantiene con su familia en el exilio.
“Ellos (la policía política) deben conocer que si en algo me golpea la medida represiva es (en) que soy una persona muy familiar. Tengo un vínculo muy estrecho con mis hijos y mis nietos”.
La columnista de medios como CubaNet y 14ymedio considera que la separación forzada de su familia forma parte de la presión del régimen para lograr su destierro.
“Si decido emigrar lo haré por mí, no porque haya un poder que me obligue a irme de este país. Claro que afecta que te prohíban reunirte con tu familia, pero no soy una víctima; lo que estoy viviendo es una consecuencia de lo que hago. Esto es un régimen represivo, eso hay que tenerlo en cuenta siempre”.
Desde 2017, las prohibiciones de salida del país han marcado un retroceso de la supuesta apertura que intentara proyectar el régimen de la Isla desde 2013 con la aprobación de una nueva ley migratoria. La eliminación del criticado Permiso de Salida o Tarjeta Blanca fue uno de los pasos que antecedió al deshielo de las relaciones entre las administraciones de Washington y La Habana.
Aunque cambien las políticas entre ambos gobiernos, Celaya considera que siempre regirá la naturaleza represiva del régimen de la Isla.
“La política como mejor se ve es desde la distancia. Tenemos que ver si el nuevo gobierno de los EE. UU. implementará otra política hacia Cuba. Vivimos en una hacienda tan arrasada que no creo que una nueva política estadounidense hacia La Habana vaya a marcar un cambio significativo. En estos días estamos asistiendo a una ola represiva contra los jóvenes artistas de San Isidro; es una respuesta a su actitud contestataria. Es evidente que están intentando sofocar la intranquilidad, la inquietud, la inconformidad social, y eso no va a mejorar porque haya una administración u otra en la Casa Blanca. La naturaleza represiva del régimen le es inherente, eso no va a cambiar”.
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