Por Ernesto Pérez Chang.
El régimen cubano deceretó la muerte del CUC.
El 26 de octubre de 2004 los medios de prensa del régimen cubano difundieron de manera sorpresiva la Resolución No. 80 del Banco Central de Cuba (BCC) en la que se establecía el “peso convertible” (CUC) como única forma de pago en la red comercial estatal de tiendas, hoteles, restaurantes, taxis y demás servicios, incluidos los bancarios y de intermediación financiera, que operaban en divisas, así como un gravamen del 10 por ciento en el canje del dólar estadounidense.
La medida se hizo efectiva casi al instante, el 8 de noviembre de ese mismo año, sin siquiera esperar a ser publicada en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, y sobre las causas de esa premura que infundió temores y mantuvo en alarma a buena parte de la población, hablaría Fidel Castro pocos días después en la Mesa Redonda Informativa que se transmitió por la Televisión Nacional en la tarde del 16 de noviembre de 2004.
Han pasado ya algunos años de aquel “notición”, el CUC ha sido declarado “moneda non grata” por el mismísimo BCC, los comercios se niegan ahora a recibirlo, los depósitos bancarios mutarán en pesos devaluados y, como si todo lo anterior no constituyera una estrepitosa catástrofe financiera, por cuanto lleva de engaño, la “desmemoria” que padecemos como pueblo en apenas una década borró los traumas del momento.
Tan golpeados quedaron algunos de esos “desmemoriados” que, tanto en las calles de la Isla como en los grupos de Facebook y de WhatsApp dedicados al canje ilegal de monedas, están los que aún no digieren la dura realidad de que el CUC no será trocado por MLC (moneda libremente convertible) sino por CUP (pesos cubanos sin valor) o por certificados “canjeables a futuro”, lo cual es una manera “elegante” de decir “probablemente NUNCA”.
Incluso están los que no acaban de darse cuenta que el Banco emisor del CUC, al que creyeron ciegamente y al que confiaron sus dólares algún día, no está cumpliendo lo prometido en 2004, aun cuando todos los billetes impresos, de todas las denominaciones, llevan plasmada la garantía de canje en la cara frontal: “Garantizado íntegramente por valores internacionales de libre convertibilidad. Es canjeable por divisas libremente convertibles en el Banco Central de Cuba”.
Una garantía como palabras grabadas en hielo. En menos de 20 años la promesa se esfumó y junto con ella —¡abracadabra!— los dólares que le servían de respaldo al engendro monetario, aun cuando se insistió en la promesa de que dichas reservas jamás serían tocadas sino que permanecerían en bóveda casi eternamente, aumentando hasta el infinito y haciendo del CUC “una de las monedas más fuertes del universo”.
Así mismo lo prometieron, sin ningún tipo de pudor. No es mi mente de escribidor la que se echa a volar e imagina lo que pensaron los “genios de las finanzas” en aquel 2004 cuando crearon esas “dualidades monetarias y cambiarias” que hoy otros “genios” califican de obra demencial, sino que son exactamente las ideas reiteradas y transmitidas hasta el cansancio por los medios de prensa oficialistas, en ese momento, para calmar los temores pero, sobre todo, para endulzar lo que hoy descubrimos con total certeza fue una descomunal estafa.
Quienes revisen lo publicado en la prensa oficialista en aquellos otros momentos de “reordenamiento monetario”, es decir, hace tan solo 16 años atrás, tendrán elementos suficientes para quedar bien alertas y muy desconfiados frente a lo que nos dicen hoy esos mismos medios sobre el éxito de las “nuevas reformas” y, más cuidadosos aún, sobre las garantías de que los “cambios” traerán bienestar y prosperidad para todos los cubanos.
Como sé que algunos no se tomarán la molestia de hacer una mínima pesquisa, dejaré aquí un extracto muy breve de lo que dijera Fidel Castro en aquella Mesa Redonda Informativa del 16 de noviembre de 2004, de acuerdo con la nota publicada al día siguiente, en la primera plana del diario Granma, bajo el título de “Una nueva victoria de la Revolución. Fortalece el país su moneda convertible”. Los invito a leer:
“Ni un solo centavo de los dólares recaudados por la aplicación de la Resolución 80 del Banco Central de Cuba (BCC), en respuesta a la agresión de los Estados Unidos, será gastado en nuestro país en sus transacciones comerciales; ese dinero, que constituye un monto importante, tiene el objetivo de garantizar el valor del peso cubano convertible (CUC), aseguró ayer el Comandante en Jefe Fidel Castro (…)”.
“Y lo recaudado, según comentó el líder de la Revolución, es más que suficiente para asegurar nuestra moneda convertible, la cual empieza a ser aceptada por compañías internacionales y por los inversionistas con negocios en la Isla, quienes han solicitado pasar sus cuentas en los bancos nacionales de dólares a CUC”.
“Esta moneda cubana que se convierte en divisa convertible, sostuvo Fidel, va a ser crecientemente aceptada en el mercado internacional, y podrá serlo más en el futuro (…)”.
“Los hechos, aseveró, van demostrando que ahora tenemos una moneda convertible de verdad, y puedo asegurar que todos aquellos que depositaron en los bancos su dinero en dólares o compraron pesos convertibles, hicieron el mejor negocio que podían haber hecho”.
“(…) Todo el que confió y acudió a realizar transacciones tiene la garantía total y segura de que la Revolución cumplirá sus compromisos, indicó (Fidel Castro)”.
“Si el valor de una moneda es X, afirmó, el valor del peso convertible cubano lo vamos a garantizar por tres veces X; garantizaremos una divisa internacional aceptada y de valor permanente (…)”.
Pero el CUC hoy no se cambia en ningún banco cubano por “tres veces X” sino por 24 pesos (CUP) que ni siquiera hacen la tercera parte de lo que vale actualmente un dólar en el mercado negro.
En fin, que de los millones de CUC emitidos por el Banco Central de Cuba desde 1994 hasta ahora que se decretó su muerte, de las más de 200 toneladas de billetes puestos en circulación tan solo en 2004 para inundar de súbito el mercado y hacer desaparecer el dólar de nuestros bolsillos de “gente de a pie”, hoy solo nos queda la maldita desmemoria.
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