Por Juan Diego Rodríguez.
Desde las primeras horas de la mañana de este viernes comenzaron las largas colas frente a las sucursales bancarias.
"Ya deposité todo lo que tenía, 80 dólares". Desde muy temprano este viernes, Reinaldo marcó en la cola del banco Metropolitano, en la calle Infanta, en Centro Habana, para entregar su modesta fortuna en divisas que guardaba cuidadosamente para cualquier emergencia.
Como él, miles de cubanos amanecieron preocupados por el anuncio del Gobierno, hecho la noche anterior en la televisión nacional, de suspender los depósitos de dólares en efectivo a partir del próximo 21 de junio. "¿Para qué me voy a quedar con ese dinero si no lo podré usar después de esa fecha?", comentaba un joven en la puerta del mismo banco.
"Tenían bien preparado todo en el banco", agrega. "Otras veces tú llegas y están funcionando dos o tres cajas nada más, pero hoy todas están trabajando para cogerle el dinero a la gente".
En la Mesa Redonda, las autoridades calificaron esta decisión de "necesaria" ante "los obstáculos" que impone "el bloqueo económico estadounidense". La explicación oficial no ha convencido a los simples ciudadanos ni tampoco a los economistas, que han expresado a lo largo del día su extrañeza ante tan sorpresiva medida.
A finales del pasado mes, el Gobierno suspendió el servicio de canje de moneda libremente convertible (MLC) en las oficinas ubicadas en los aeropuertos internacionales al alegar que se había quedado sin efectivo. La dirección de las casas de cambio (Cadeca) en un comunicado sostuvo que hay un "déficit significativo" de las divisas y que solo había podido operar con los límites establecidos, pero "la falta de liquidez" llegó "a un extremo insostenible".
Largas colas se formaron también este viernes en las tiendas en MLC, especialmente aquellas de venta de electrodomésticos como la ubicada en el interior de la Plaza de Carlos III en Centro Habana. Decenas de personas aguardaban desde las cinco de la mañana, cuando se levantó el toque de queda impuesto por la pandemia, para usar sus dólares en la compra de un refrigerador, un equipo de climatización o una olla arrocera.
"La gente está como loca porque tiene miedo de que a esta medida le cuelguen otras que anunciarán en los próximos días", opinó un joven que aguardaba en la fila para comprar algo de ropa en la tienda de MLC del mayor centro comercial de la capital cubana. "Esto lo que ha hecho es provocar más dudas y da la impresión de que ni ellos mismos por allá arriba saben lo que están haciendo".
También las filas a las afueras de la tiendas en divisas eran especialmente largas tras el anuncio de suspender los depósitos en dólares.
La situación ha revivido en muchos los recuerdos de las llamadas Casas del Oro y la Plata que funcionaron en la Isla a finales de los años 80 y eran administradas por el Gobierno. En aquellos mercados, en los que se vendían ropa, calzado y electrodomésticos, los clientes compraban con bonos obtenidos después de entregar joyas, piedras preciosas y otros objetos con metales preciosos en "las Casas de Diego Velázquez", como se les llamaba en alusión al canje de oro por pequeños trozos de espejo cuando llegaron los españoles a América.
Nunca se publicaron cifras del monto al que ascendió el oro y la plata recaudados, pero aquella operación ha quedado en el imaginario colectivo cubano como sinónimo de estafa institucional. Especialmente porque la mercancía que se podía comprar con los bonos era de baja calidad y rápido deterioro.
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