Por Elías Amor.
Cubanos reunidos este viernes ante un banco tras conocer el anuncio del régimen.
La Resolución 176/2021 del Banco Central de Cuba que establece la suspensión temporal, a partir del 21 de junio de 2021, de los depósitos bancarios en efectivo de dólares estadounidenses, es una medida errónea, injusta, que bloquea aún más, si cabe, al pueblo cubano y atenta de forma directa contra los intereses de los más desfavorecidos.
Llega en un momento especial en que el régimen, por primera vez en años, percibe el rechazo y aislamiento internacional de las naciones democráticas de la Unión Europea, que en su Parlamento acaban de aprobar una resolución contra las violaciones de derechos humanos en la Isla. El régimen cubano, cuando se siente atacado por los que califica como “enemigos”, se revuelve y ataca con mayor dureza aún. Esta vez, ha preferido la estrategia del calamar, que con su tinta trata de parapetarse y pasar desapercibido. Pero la crítica europea ha hecho efecto.
De otro lado, la Resolución 176 del Banco Central llega en un momento en que las autoridades del régimen, lideradas por Cabrisas, han obtenido un sonoro y demoledor fracaso en las negociaciones de la deuda externa con el Club de París. Se acabaron al fin las contemplaciones y no hay más remedio que pagar o someterse a las medidas que sean necesarias. El abismo está tan cerca, que ni siquiera se han dado a conocer los términos de los eventuales acuerdos de Cabrisas. Hay que pagar, cuanto antes. El problema es ¿con qué?
Los voceros del régimen atribuyen la responsabilidad última de esta medida al embargo o “bloqueo” de Estados Unidos y a lo que califican de “campaña de hostigamiento” contra Cuba. Un dosier que se está preparando para ser presentado a finales de este mes en Naciones Unidas y movilizar, una vez más, un voto contra Estados Unidos, que no es otra cosa que una táctica para esconder la grave crisis económica, política y social en que se encuentra Cuba.
El régimen dice que la norma se aplicará de forma “temporal” hasta que se supriman las condiciones que la han justificado. ¿De qué condiciones hablan? Pues de las mismas que vienen existiendo desde hace años, y que supuestamente tienen que ver con el “bloqueo” económico de Estados Unidos, el que impediría al sistema bancario nacional realizar depósitos en el exterior.
Sin embargo, nadie quiere reconocer la incompetencia en la gestión de la economía, inmersa en una grave crisis durante 2020 que parece continuar este año 2021, sin que se observe el efecto rebote que ya se está produciendo en otros países. El objetivo es controlar y drenar las remesas en dólares que envían las familias, con gran esfuerzo, a fin de dirigirlas a atender las necesidades de las empresas del conglomerado militar GAESA, la Seguridad del Estado y el agujero del déficit fiscal que no para de crecer.
Afirman que se trata de “una decisión indispensable, debido a que el sistema bancario cubano, en virtud de las limitaciones que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, ha visto restringidas, desde hace más de un año, y hasta extremos inusitados, las posibilidades de depositar en bancos internacionales los billetes de dólares estadounidenses recaudados en el territorio nacional”. Pero esta es otra falsedad. La realidad es que las entidades de la economía cubana mantienen cuentas en todos los países del mundo, realizan todo tipo de transacciones que se necesitan y no existe límite alguno para ello, excepto en Estados Unidos.
En cuanto a los efectos de esta medida, no resulta difícil anticipar algunos que resultarán muy perjudiciales para los cubanos.
El primero y más importante es la incertidumbre y desconfianza generada en los agentes económicos por el trato desigual a las divisas. Muchos cubanos se preguntarán: ¿por qué en dólares no y en euros o rublos o pesos mexicanos sí? Es imposible “eurizar” la economía cubana porque la presencia de Estados Unidos es real, y en todo caso, los que tienen dólares y no los necesitan, saben que cambiarlos dentro de unos meses será más favorable que ahora mismo, cuando ya alcanzan los 70 pesos en el mercado informal.
De modo que mientras el régimen se preocupa por las que define como “medidas coercitivas del bloqueo, especialmente en el ámbito financiero” no presta la debida atención al mercado informal de cambios que le está diciendo, de forma clara y explícita, que la “Tarea Ordenamiento” ha sido un rotundo fracaso. El argumento de que a Cuba le resulta cada vez más difícil encontrar instituciones bancarias o financieras internacionales dispuestas a recibir, convertir, tramitar o procesar el efectivo en moneda estadounidense, como resultado de los efectos extraterritoriales del “bloqueo” y de las medidas adicionales adoptadas por Estados Unidos, también es una falsedad y no esconde el hecho evidente de que la desconfianza de las entidades financieras tiene mucho que ver con los impagos de la deuda, que echan por tierra la credibilidad y la confianza de la economía.
Después viene otra cuestión no menos importante: ¿Quién en Cuba actualmente puede abrir depósitos en el exterior y realizar estas operaciones? ¿Cuánta gente, personas naturales o jurídicas? Pensemos y se encontrará la respuesta: como las operaciones de los magnates de verde olivo -al frente de los negocios internacionales del régimen- están siendo vigilados en sus operaciones en Estados Unidos, el Gobierno cierra la puerta a todo el mundo. Y para acabar cerrando puertas, todo el efectivo en dólares estadounidenses que se recaude en el país será congelado en el sistema bancario y financiero cubano, aun cuando el depósito de dólares estadounidenses en efectivo era la única vía de muchos cubanos para poder acceder a las tiendas en MLC. Ahora, esta gestión no se podrá realizar y, por ende, mucha gente no podrá comprar en las tiendas en MLC.
La situación obligará a ensayar fórmulas nuevas al margen de la legalidad, las cuales harán crecer el mercado informal. De hecho, la Resolución 176/2021 no prohíbe que las cuentas en dólares se sigan alimentando por medio de transferencias ni afecta a la operatoria de los depósitos en efectivo de otras divisas libremente convertibles aceptadas en Cuba, las que podrán continuar realizándose sin ninguna limitación. Se trata de una medida arbitraria, asimétrica, con efectos muy injustos sobre determinados sectores de la población.
De igual modo, la resolución señala que los depósitos en dólares estadounidenses que poseen personas naturales y jurídicas no se afectarán en lo absoluto por esta medida, pero sí que están afectados: no se pueden extraer de los bancos, so pena de recibirlos exclusivamente en pesos cubanos o en un certificado de depósito de dudosa legalidad, una especie de corralito financiero que para muchos significa perderlo todo.
El régimen declara su intención de luchar contra el incremento de los depósitos en dólares en los bancos cubanos y lo hace con una norma cuantitativa que no admite márgenes de holgura y que va a dejar a más de uno con el pie cambiado.
Distorsionar la realidad no lleva a ningún sitio. Es una grave decisión del régimen no pagar la deuda, y se advirtió. Las consecuencias se están viendo en una pérdida de confianza que alcanza niveles muy difíciles de asumir. Culpar al presunto embargo o “bloqueo” de Estados Unidos de estos resultados no deja de ser una infamia. Si Cuba pagase a sus acreedores en tiempo y forma, otro gallo cantaría.
De modo que ante hechos que son muy complejos y que tienen que ver con la ejecutoria y la responsabilidad del gobierno comunista, a este solo se le ocurre suspender temporalmente la aceptación de depósitos en efectivo de dólares de Estados Unidos, moneda cuyo valor de uso se ha visto limitado en extremo. Y con ello, aunque se perjudique gravemente a la gente común, les da igual. La pregunta es: ¿el valor de uso de quién? Será del peso, porque en Cuba, por la torpeza de las autoridades cada día la gente necesita más dólares. Además, hay mucho de chantaje político al afirmar que la medida se mantendrá mientras no se eliminen las restricciones que impiden el normal funcionamiento de los procedimientos de exportación de la moneda estadounidense.
Esto plantea una pregunta más: ¿en qué queda el modelo Malmierca para la exportación de los emprendedores privados? ¿Cómo se van a gestionar los ingresos en divisas obtenidos por las operaciones económicas que se realicen al amparo de este programa? ¿Y qué va a ocurrir con las empresas que se lancen al comercio exterior aprovechando el cambio 1×24 de la “Tarea Ordenamiento”, que eliminó la paridad anterior?
Desconozco la respuesta. Estamos ante una decisión muy grave del régimen que no se corresponde con las necesidades reales de los cubanos. Lo que está claro que esta norma no hará bajar al dólar, no “eurizará” la economía cubana y no va a resolver la escasez de alimentos ni ninguno de los problemas de los cubanos. Más bien, los agravará todos.
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