jueves, 3 de junio de 2021

Cuba, hacia el porvenir en bicicleta.

Por Raúl Rivero.

El hundimiento definitivo de la dictadura cubana, tiene despejado su camino hacia el desastre porque, entre cosas, los funcionarios estatales no entran a resolver con coherencia, profundidad y audacia sus problemas.

No. Ellos asumen los contratiempos y las dificultades que se presentan en el país, con soluciones superficiales, decorativas, con más tendencia a la curita y al remedio casero que a la gestión eficaz y renovadora.

Cuba es como un barco que hace agua por todas partes y los cuadros de la tiranía la sacan, lentamente y con esmero, en pequeños cubos. Al mismo tiempo colocan banderolas y quincallerías en todo el mapa, para dar la impresión de que se trabaja y se atienden con positivismo y energía los asuntos que agobian la nación.

Una de esas soluciones mágicas de los alguaciles del comunismo, se puede ver a las claras, con el asunto de la falta de combustible que afecta a toda la República. Entre las medidas claves tomadas por los señores ha sido, mandar a reabrir una vieja empresa de Villa Clara para comenzar a producir bicicletas.

Minerva se llaman las 6 mil 270 que fabricarán en el centro de Cuba. Según un funcionario de la empresa, la nueva producción se debe “a la crisis en la transportación por la falta de combustible y piezas de repuesto para los ómnibus urbanos.”

“Ya estamos en la primeras mil”, dice el hombre y de repente lanza un ramalazo para, de paso, enviar un mensaje a las bondades del internacionalismo: “Aquí fabricamos las partes metálicas (cuadro y tenedor) e importamos los demás componentes desde China.”

Hay otro esquema, bien diferente, que también refleja las posiciones de los oficiales estatales ante los problemas cubanos.

Quiero hablar de la postura gubernamental, después de que la semana pasada el pelotero César Prieto abandonó la delegación que viajó a la Florida, para participar en el Torneo Preolímpico de las Américas.

En ese caso los mandamases de la dictadura asumieron el control desde posiciones policiales, abarcadoras y tajantes. Tal y como se ha publicado en diversos medios de prensa “los encargados de la delegación cubana recogieron los teléfonos celulares de los peloteros, a quienes solo se los entregan durante un rato al día para que puedan comunicarse con sus familiares.”

Ya lo vemos, apuestas triviales, vanas, sin honduras, para responder a dos de los grandes asuntos que conmueven, hoy por hoy, al país: la ausencia de combustible junto a la escasez generalizada y el deseo, la necesidad o el sueño de los cubanos de viajar, a ser libres en otra parte del mundo.

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