Por Arnaldo M. Fernández.
Alexeev dio verbalmente a Castro el primer mensaje personal de Jrushchov (marzo 15, 1960), que despejaba la vía para comprar armas en Checoslovaquia. Allá fue Raúl Castro, quien pernoctaría en villa habilitada para grabarlo y terminó por toparse con Leonov. El general checo Jan Sejna había jurado por su madre que dormir con las botas puestas y andar con prostitutas rubias no resultaba sospechoso, y Leonov susurró a Raúl que Jrushchov lo invitaba a Moscú. Allá voló (julio 17, 1960) y regresaría con más contratos de armas y asesores militares.
Entretanto la KGB abría su sección de asuntos latinoamericanos, que pronto se convirtió en departamento, y encargó a Leonov el buró cubiche. Para agosto de 1960, la KGB asignaba a Cuba la contraseña AVANPOST, que significa «puesto de avanzada» y certificaba el primer enclave soviético en América Latina.
Al principiar las peripecias de la Brigada de Asalto 2506 en la Isla (abril 15, 1961), Leonov montó dos mapas en la oficina del nuevo jefe en cierne de la KGB, Vladimir Semichastny, para recogerlas según eran reportadas por fuentes americanas y por fuentes soviéticas dentro de Cuba. No se tenía la menor idea de que aquello terminaría en tres o cuatro días y fijaría la imagen de Castro en vivos tonos de David contra Goliath. Jrushchov se animó tanto que subió la parada a Kennedy en la Cumbre de Viena (junio 4, 1961) para resolver a su gusto el conflicto de Berlín Occidental.
Para julio 29 de 1961 el Comité Central del PCUS aprobaba la directiva secreta de abrir el frente revolucionario de América Central con ayuda de Castro, que contemplaba establecer otro puesto de avanzada, en Nicaragua, por obra y gracia de líderes sandinistas reclutados por la KGB: Carlos Fonseca Amador (GIDROLOG), Edelberto Torres Espinosa (PIMEN) y Manuel de Jesús Andara y Ubeda (PRIM). Y esto nos lleva a Castro metido hasta el cuello en la estrategia del Kremlin para doblegar al imperialismo yanqui.
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