Por Angel Savón.
Muy ilustrativo el artículo de Arnaldo M. Fernández (julio 23, http://eichikawa.com/2010/07/lisanka-nikita-y-castro.html) sobre aquellos días de la Crisis de Octubre cuando parte de la humanidad -pero en particular los cubanos- estuvo a punto de ser vaporizada por el hongo atómico. Solo la inteligencia del presidente Kennedy y una cierta flexibilidad por parte de Krushchev -a pesar de Fidel Castro-, evitaron que esto sucediera. Quisiera incluir algunos detalles que son poco conocidos acerca de este suceso.
La tesis sostenida por el gobierno cubano es que dichos misiles fueron instalados para servir de barrera disuasiva a una posible agresión norteamericana a Cuba. Esta versión es la más conveniente a Fidel Castro, ya que justificaría el hecho de haber aprobado la operación basado en un criterio patriótico y defensivo. Pura mentira.
Todo tuvo su origen en el derribo del avión U2 de Gary Powers sobre Ukraina en Mayo de 1960. Ese año De Gaulle -entonces presidente de Francia- había citado una reunión Este-Oeste en París para el verano de 1961. En ella participarían Eisenhower, Mc Millan, Krushchev y el propio De Gaulle. Los soviéticos llegaban en plan de ser los más poderosos, basados en haber sido ellos los primeros en lanzar un satélite artificial de la tierra en octubre de 1957; pero todo el poderío militar soviético en cuanto a misiles de alcance intercontinental era puro bluff. Proclamaban ser capaces de dar un golpe destructivo total a quien se le enfrentara. Cuando los EU declararon que los U2 llevaban tiempo volando y habían fotografiado todo el territorio soviético Krushchev se dio cuenta que su bluff había quedado al descubierto, y que las demás potencias sabían que eran incapaces a responder un primer golpe desde las bases aliadas en Italia, Inglaterra, Alemania y Turquía. Enfurecido, suspendió su participación y la reunión no se llevó a efecto. Para rematar, Eisenhower declaró que los U2 seguirían volando (el derribo de Powers tiene aún sus misterios; nadie explica que estuviera volando a menor altura de la indicada).
La única solución para equilibrar las fuerzas era instalar cohetes de alcance medio en una base cercana a EU -imposible de fallar el tiro-, como Cuba. Fidel Castro aceptó, y se comenzó el trabajo constructivo para las rampas de lanzamiento.
Para asegurar la protección de las tropas soviéticas desplegadas en Cuba se habían instalado -previo a la llegada de los misiles nucleares-, aproximadamente 24 bases de misiles antiaéreos en todo el territorio. Cada base contaba con seis rampas de lanzamiento de misiles SA-2 (realmente BK11D). Estas bases se agrupaban en tres brigadas, la oriental, la del centro y la de occidente, desde donde se dirigían las operaciónes. El puesto de mando de la brigada de occidente se encontraba en Bejucal, en lo alto de la loma donde una vez funcionó La Ciudad de los Niños, hermosa iniciativa del sacerdote padre Testé. Algunos "cubanólogos" de mente fantasiosa han situado allí armas y equipos de espionaje dignos de La Guerra de las Galaxias.
Los U2 volaban casi a diario sobre cada una de estas bases antiaéreas, entraban por Pinar el Rio y salían por Oriente, como chequeando que nadie las había movido de su lugar de emplazamiento.
Cuando la CIA recibe la información -por parte del espía Oleg Penkovsky a través del M16 inglés- que misiles con cabeza nuclear habían sido trasladados a Cuba comenzó la fiesta de los U2, que volaban a todas horas hasta que encontraron la instalación en las cercanías de San Cristóbal. Entonces es que comienza la verdadera Crisis de Octubre. Las bases no estaban listas, pero se trabajaba en ellas febrilmente. Kennedy contaba con ese tiempo para negociar o, en caso contrario, atacar antes que estuvieran operativas -algo parecido a lo de Obama con la bomba nuclear iraní, pero Obama no es Kennedy-, y lo hizo muy bien.
Los aviones espías no cuentan con armamento. Tampoco se supone que sean invisibles al radar, por el contrario, se observan en la pantalla como una gran mancha. Además son muy poco maniobrables. Su única arma defensiva es la altura a que se desplazan. El U2 vuela a 21 kms de altura y los llamados SA2 de entonces no eran efectivos por encima de los 18 kms, ya que su dirección es a base de timones y alerones, que no pueden operar con la poca densidad de aire a esa altura.
La orden de disparar contra un objetivo estaba en manos del mando soviético y no cubano. Es decir, que ni el mismo Fidel Castro podía ordenar el derribo de un avión. Aunque Carlos Franqui dijera en TV que él vió a Fidel Castro oprimir el botón que derribó al avión espía. Los U2 volaban a baja altura sobre San Cristóbal, ya que nunca le habían disparado a ninguno de ellos. Sin embargo, el mando soviético decidió que tenían que acabar con ese reconocimiento minucioso sobre el avance de las obras y decidieron derribar el U2 del mayor Rudolf Anderson el 27 de octubre.
En cuanto al famoso U2 de Banes no tuvo nada que ver con la crisis de octubre, más bien fue un acto de rebeldía. Las normas militares soviéticas estipulan que en caso de fallo de las comunicaciones entre la unidad base y su brigada, el jefe de la unidad era libre de tomar decisiones. El U2 volaba sobre el mar, en las cercanias de Banes. Los oficiales de esa unidad, que llevaban dos años sin salir de ella ni siquiera al pueblo más cercano, consideraron llegado su momento. Un poco de vodka debe haber ayudado. Fingieron ( o quizás fue real) un fallo de comunicaciones y derribaron al U2 por su cuenta. Al momento fueron arrestados por el mando superior y posiblementa hubieran sido enviados a la URSS a cumplir condena (lo que ellos querían). En una de las frecuentes intervenciones de Fidel Castro por esos días en la TV se refirió a este U2 derribado y llamó "héroes" a los miembros de la unidad, intercediendo a su favor.
Los miembros de la unidad fueron condecorados, enviados de regreso a su patria y sobre el hierro pintado de amarillo de las dos rampas de lanzamiento que intervinieron se depositaron sendas medallas.
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