sábado, 24 de julio de 2010

Siempre es 26.

Por Gustavo Silva.


Quizás la expectativa de que Castro el Viejo re-aparezca el próximo 26 de julio en la misma plaza donde se cayó (octubre 20, 2004) no tiene parangón salvo aquella por la reaparición del Che Guevara en el acto central (también en Santa Clara) del 26 de julio de 1965. Castro mismo había deslizado (junio 16) que el Che estaba "en algún sitio trabajando por la revolución" y echó la guapería de que "si su paradero interesa tanto a los capitalistas, que lo busquen ellos mismos", algo que efectivamente harían los cubano-americanos Félix Rodríguez y Gustavo Villoldo.

Diplomáticos y periodistas extranjeros informaban desde La Habana que se imprimían sendos carteles del Che, Camilo y Castro para el desfile del 26, cuando el semanario político francés LÉxpress se apeó (julio 21, 1965) con que el Che estaba "en cuarentena" por orden de Castro y reaparecería en breve, pero sin "su clásica sonrisa". Tras desmentir los rumores de que cumplía misión secreta en Santo Domingo, Colombia o Venezuela, LÉxpress aseveró que el Che "va todavía de vez en cuando al Ministerio de Industrias para consultar ciertos informes" y habría polemizado agriamente con Castro sobre la gestión económica y sus declaraciones intempestivas contra China y Yugoslavia, pero sobre todo contra la Unión Soviética y el resto del campo socialista al intervenir en el Segundo Seminario Económico de Solidaridad Afroasiática (Argel, febrero 25 de 1965).

Llegó el 26 y Castro se refirió al Che ya solo por su papel en la "histórica batalla de Santa Clara" (diciembre 15 de 1958 – enero 2 de 1959), pero el dictador congoleño Moise-Kapenda Tshombé (1919-69) reanimó la expectativa mostrando en rueda de prensa (agosto 4, 1965) el diario de un tal Sadez Gómez, de origen cubano y muerto en combate, quien había anotado: "Llegamos al Congo desde La Habana por la vía Moscú, Praga, Italia y la república africana de Tanzania". Ese diario de soldado tocaba de paso una de las claves del fracaso del Che allá: "los congoleses no querían cargar el cañón de 75 mm", y terminaba revelando que "el centro de operaciones de los guerrilleros se encuentra junto al lago Tangañika de la parte correspondiente a Tanzania". No en balde había sido nombrado embajador de Cuba allí el capitán Pedro Ribalta, ayudante del Che en La Cabaña y director del campo de entrenamiento guerrillero de San Julián (Pinar del Río).

El servicio de noticias AIP de los exiliados cubanos llevaba la cuenta de que la radio cubana no mencionaba al Che desde marzo 25 y la prensa, desde abril 13. Es sabido que el Che entró al Congo en bote (abril 24, 1965) y al cabo de unos meses (diciembre 4) se hallaba "de vacaciones" en Tanzania, pero así y todo el periodista panameño Leopoldo Aragón declaró haberlo visto cortando caña en Oriente a mediados de abril de 1965 y The Miami Herald, que había regresado de África y estaba en Cuba (septiembre 9 de 1965). Ni qué decir de la versión de exiliados cubanos en México, apuntalada por el general dominicano Antonio Imbert, de que el Che había encontrado la muerte entre los rebeldes de República Dominicana.

Al anunciar su primera invasión demográfica a los EE. UU. desde el puerto de Camarioca (septiembre 28, 1965), Castro indicó también que "en los próximos días hablaremos al pueblo del compañero Ernesto Guevara (…) Vamos a leer un documento del compañero Guevara que explica sus ausencias durante estos seis meses". Ese documento muchos cubanos lo reproducen hoy de memoria.
También en esa próxima ocasión hablaremos al pueblo del compañero Ernesto Guevara (APLAUSOS PROLONGADOS). Los enemigos han echado a rodar muchas especulaciones y muchos rumores, en ocasiones confundidos, en ocasiones tratando de confundir, en otras ocasiones sembrando la insidia, y si está aquí, si está allá, si está vivo, si está muerto. Y nosotros vamos a leer un documento del compañero Ernesto Guevara (APLAUSOS), que explica su ausencia en estos meses. Eso en ese acto al cual me refiero (EXCLAMACIONES DE: “¡Ahora!”). Ahora no, porque no traigo el documento aquí, y simplemente les anuncio eso, ¿o ustedes no me entendieron bien? (EXCLAMACIONES.) Les decía que en esa ocasión íbamos a leer ese documento y a tratar de algunos de los temas que por razón de circunstancias, entre otras tener un poco tomada la voz, pues no íbamos a abordar en el día de hoy, y lo íbamos a hacer con motivo de la reunión de nuestro Partido.
Fidel Castro, Plaza de la Revolución, septiembre 26, 1965
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