Por Raúl Rivero.
Los expertos se desesperan y van de los viejos manuales a las barras de las cantinas. Los cubanólogos se desplazan entre la quincallería política, los divanes de la psiquiatría y las consultas de los babalaos. No encuentran la punta del hilo que permita hacer el relato coherente de lo que pasa en Cuba.
No se acaba de ir el socialismo real. Y lo que se ve aparecer por las esquinas, en las noches de luna llena, es la caricatura del capitalismo en harapos presa de un ataque de vergüenza ajena y muerto de miedo escénico.
No hay espacios para las teorías y los estudios profundos de la realidad. La sociedad soporta un huracán diario de confusiones y atropellos. Un soberano arroz con mango, como se dice allá. Un esquema de violencia que se combina con el anuncio de algunas medidas de aperturas económicas para que no se vayan a espantar de pronto las esperanzas.
El 24 de septiembre la policía organizó un mitin contra 34 Damas de Blanco que, después de un té literario, quisieron caminar hasta la iglesia de las Mercedes en La Habana. Las pandillas paramilitares rodearon la casa de Laura Pollán, una de las portavoces de esa agrupación de familiares de presos políticos. Les impidieron salir de la vivienda y las atacaron cada vez que quisieron alcanzar la calle. Siempre al ritmo de un coro de ciudadanos indignados que coreaban esta consigna patriótica y viril: «Machete, que son poquitas».
El Gobierno quiso refrescar la atmósfera, desviar la atención y acentuar el desconcierto. Anunció que, después de medio siglo, autorizaba la libre compra- venta de autos. Ganó muchos titulares, pero la letra pequeña reveló los detalles del truco.
«Se permitirá comprar autos nuevos en entidades comercializadoras a los cubanos que obtengan ingresos en divisas o pesos convertibles -equivalente al dólar- por su trabajo en funciones asignadas por el Estado o en interés de éste, para lo cual deben tener permiso del Ministerio de Transporte».
La economista Martha Beatriz Roque denunció el miércoles que agentes de la Seguridad del Estado le patearon los senos, el vientre y las piernas en un episodio en el que fue arrestada junto al ex preso Arnaldo Ramos Lauzerique y la Dama de Blanco Berta Soler.
Represión pura y cambios con efectos especiales. Una convivencia enfermiza y sin porvenir. Y los cubanos prisioneros en esa cerca de púas.
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