viernes, 16 de diciembre de 2011

Cuba: usted puede comprar una casa.

Por Iván García.

Lo peor de las tímidas reformas del General Raúl Castro es la amnesia. Además del cinismo. Todas la prohibiciones, ya sea hacer turismo en tu propio país, tener un móvil, comprar un coche y ahora poder vender, adquirir o permutar una vivienda sin las absurdas normativas promulgadas por el Estado fueron diseñadas por el propio gobierno, donde Castro II era el vice.

No hay una disculpa pública del gobierno reconociendo sus desatinos, y sobre todo señalando al culpable de esos errores que rigieron en la vida nacional por más de 50 años.

Se sabe que Fidel Castro trazó, sin oposición oficial, las reglas de juego, violando incluso su propia Constitución. Después que en 2008 el General tomó las rienda del poder, a la par, de cambiar de muebles y jubilar a casi todo los ministros y leales a su hermano, tiró abajo las incongruencias, disparates y violaciones a la libertad individual como fueron las becas en el campo, no poder alojarse en un hotel o vender tu propia casa.

Cuba es una nación estrafalaria. Aquí lo normal es anormal y viceversa. Desde hace año, una mayoría se preguntaba en voz alta por qué para permutar se debía pedir permiso a una institución estatal o le estaba negado la opción de vender tu casa, que según el título de propiedad lo señalaba como dueño de la morada.

Era una de las tantas mascaradas que permiten al jefe de Estado manejar a sus ciudadanos como si fuesen marionetas. Castro II está echando abajo algunas regulaciones irracionales por puro instinto de supervivencia.

Todavía queda un legajo amplio de prohibiciones. Desde el horroroso permiso de viaje para los cubanos, hasta la fatal testarudez de abrir internet para todos, lastrando el futuro económico y personal, amén de monopolizar la información, de un pueblo con más de un millón de graduados universitarios.

Pero vayamos al tajo. A partir del 10 de noviembre de 2011, usted puede comprar una casa en Cuba.

Según la abogada Laritza Diversent, la medida tiene sus pequeñas trampas. Para comprar o vender en 'zonas especiales', debido a la densidad poblacional en municipios como 10 de Octubre, Cerro, Centro Habana y Habana Vieja, la persona tendrá que tener el visto bueno del corrupto Instituto de Vivienda.

La licenciada Diversent tiene sus dudas de que la nueva medida agilice la tramitación en la compra y venta de casa. Ahora es obligatorio inscribir la vivienda en el Registro de la Propiedad.

Resulta que las destartaladas oficinas jurídicas no tienen la empleomanía suficiente para atender la cantidad de clientes que se les viene encima. Algo similar sucede con las Notarías, que aumentan su presencia legal, tanto en la adquisición de un auto como una casa.

En cada municipio habanero hay Notarías y Registros de la Propiedad. Pero debido a la escasez de personal y de equipos informáticos, los ciudadanos tienen que hacer colas desde bien temprano en la madrugada.

Castro II intenta aligerar la pesada carga burocrática que sufre el cubano de a pie para realizar cualquier trámite. Lejos de lograrlo, lo más probable es que los aumente. Tampoco está claro si los residentes en las llamadas “zonas congeladas”, donde viven ministros y mandarines o allí radican instituciones públicas o militares, pueden mudarse sin previa notificación.

A pesar de las colas, el papeleo -y por supuesto el billete que correrá por debajo de la mesa para que se agilice el trámite- los cubanos acogieron con agrado la posibilidad de poder vender o comprar una casa.

Claro que la bolsa inmobiliaria no es muy amplia. En Cuba hay un déficit, según el gobierno, de 600 mil viviendas. Considero que la carencia debemos multiplicarla por tres. Es común, que en una casa convivan bajo el mismo techo tres generaciones diferentes. A falta de espacio, la gente amplia la vivienda sin orden ni concierto.

Es muy raro ver en la isla una casa que conserve su arquitectura original. Se le agregan habitaciones, a veces poniendo en peligro la estructura de la vivienda.

Los que tienen plata van a la tiendas por divisas y compran a precio de Nueva York cerámicas, lozas de pisos, sanitarios o cemento cola gris. Anote los precios.

Un metro de piso cuesta entre 12 y 27 cuc (pesos convertibles). Los azulejos por el estilo. Un juego sanitario, incluido un lavamanos producido en Brasil o Ecuador, de 150 a 200 cuc. El cemento cola gris cuesta 6.60 cuc. Fregaderos, llaves de agua y otros enseres también cuesta una pasta. Para reparar a fondo una casa hay que tener no menos de 2 mil pesos convertibles. Que equivalen a 48 mil pesos, el salario de 7 años de un ingeniero. Y quizás no le alcance.

El gobierno ha eliminado los subsidios a materiales de construcción vendidos en los establecimientos conocidos como rastros. Pero debido a las mínimas entregas o entramados turbios, a las pocas horas no hay cemento o cabilla a la venta.

Es tanta la desidia y corrupción, que según los medios oficiales, hay almacenes de repletos de arena, bloques y otros materiales que por falta de trasportación permanecen varados.

Quienes pretendan comprar una casa en Cuba deben disponer de 2 mil cuc para una habitación en una cuartería o solar; 20 mil cuc si quiere un apartamento de tres habitaciones en regular estado, o 60 mil cuc si es una residencia en antiguos barrios de la clase media como el Vedadom Nuevo Vedado o Miramar,

Y, según comentan los corredores de casas, es muy probable que los precios de venta se eleven aceleradamente. En La Habana, un coche de 1956 bien conservado cuesta más caro que un apartamento de dos habitaciones.

Esa tendencia va camino de revertirse. La demanda supera la oferta. El gran problema es la falta de dinero de una mayoría para hacerse con una casa. Intuyo que aumentarán las llamadas telefónicas a parientes en el extranjero para que le envíen la plata. ¡Exiliados, preparen sus billeteras!
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