Hambre en Cuba: cubanos buscan en la basura.
Es tan conocida el hambre en el comunismo que no sorprende a nadie. Aun así, los periodistas del régimen castrista culpan al bloqueo de Estados Unidos cuando se refieren a la crisis social, política y económica que sufre Cuba por el impacto de la COVID-19.
Al parecer no conocen la historia de la gran hambre que azotó a la URSS en 1932 y que causó más de seis millones de muertos, la de 1921 y otras, negadas por el régimen soviético y descubiertas en los años ochenta, cuando se pudo conocer que la culpa era del Kremlin, con su colectivización forzosa de los campos, medidas represivas fracasadas que quería ganar contra los campesinos.
Basta leer aquella historia soviética para comprender que algo está fallando en la “Revolución” comunista de Raúl Castro, esta vez contra los dueños de productos alimenticios que se niegan a vender a bajos precios y que el gobierno quiere manipular a su antojo, porque con producción estatal no cuenta.
¿Será esto lo que está ocasionando la hambruna actual de los cubanos, consecuencias tal vez graves que se verán más tarde en personas enfermas, de la tercera edad, en niños y embarazadas? Estoy de acuerdo cuando hablan de repartir equitativamente la producción nacional en estos momentos, pero, ¿de qué producción nacional se habla?, si no existe, si en el dichoso socialismo ocurre lo de siempre: se carece de todo o de casi todo y el gobierno sólo da limosnas, como ahora: ¿cuatro huevos por anciano?
¿No comenzó esta odisea con el racionamiento de la grasa en 1962 y con la Libreta de Abastecimiento al año siguiente, que abastece de muy poco y cada vez menos a los cubanos?
¿Será verdad aquello que mi padre decía —estudioso de la historia del comunismo de la URSS— que el comunismo siempre es hambre y miseria?
Los titulares de los periódicos Granma y Juventud Rebelde, ambos propiedad del régimen, me dan mala espina. Callan en estos momentos el hambre por el que están pasando los cubanos en la Isla, y dicen que En Cuba existe experiencia para enfrentar cualquier tipo de epidemia.
Pero, ¿y el dengue? ¿No recuerdan la portada de Granma de marzo de 2002, cuando Fidel Castro dio como erradicada esta epidemia, que aún continúa vigente en Cuba? ¿No recuerdan que Fidel Castro, el 2 de junio de 1964, en la portada del periódico Revolución, denunciaba por primera vez el empleo de la guerra bacteriológica de la CIA contra Cuba?, porque, así dijo: “Una gran cantidad de objetos brillantes descendía por el aire, alarmando a los pobladores de Sancti Spíritus, entre ellos miembros de las Fuerzas Armadas, quienes probaron que se trataba de globos de diversos tamaños…, los cuales se disolvían al contacto de la tierra…”
También achacó a la CIA otras epidemias posteriores, como la fiebre porcina, la bovina, la del ganado, el carbón y la roya de la caña, el moho azul del tabaco, la roya del café, la bronquitis de las aves, la conjuntivitis hemorrágica, la disentería y el dengue.
El dengue, que se sepa, fue la más mortal. Dejó más de 344 mil afectados, de los cuales fallecieron 158.
En la actualidad, hay periodistas que heredaron la xenofobia que Fidel Castro padeció contra los extranjeros, principalmente contra Estados Unidos, y han llegado a decir que el coronavirus fue fabricado en nuestro vecino del norte, como Elson Concepción Pérez y un tal Capote. Por su lado, un portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo que son inaceptables las acusaciones de algunos medios que declaran un supuesto origen artificial de la COVID-19, o esas otras declaraciones, por supuesto que de Granma, sobre el éxito de vacunas aún sin resultados contra el dengue y ahora contra la pandemia actual.
Tengamos presente que cualquiera de los accidentes de los ómnibus chinos Yutong ha ocasionado más muertos en los últimos dos años que los 56 actuales de la COVID-19.
El tiempo se encargará de decir quien o quienes son los culpables de esta situación a la que se enfrenta la población cubana, no sólo por la falta de higiene comunal, sino también por una mala administración estatal desde hace 61 años: falta de leche y otros muchos alimentos que un régimen comunista no produce.
Pero no, menos mal, ahora se acusa a Estados Unidos de ser el culpable de “una crisis ética”, no de inventar el “dichoso virus” en la CIA, porque Donald Trump quiere rendir a los cubanos. ¿A los cubanos o a un gobierno ineficaz, con más de medio siglo de fracasos económicos, al único culpable que ha empobrecido a Cuba, a nuestros centrales azucareros, nuestra agricultura, el café cubano y todo lo demás?
Ese, ese es el culpable, pero, ¿cómo lo atrapamos?
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