Por Jorge Hernández Fonseca.
El Partido Demócrata, una de las columnas principales del bipartidismo en EUA, sufre hoy de un tipo de miopía política al abrazar, incentivar, permitir y santificar los actos de vandalismo provocados por una minoría insignificante nacionalmente, que aprovechó el injusto asesinato de un afroamericano para organizar una verdadera baderna nacional de corte marxista, contra la historia norteamericana, contra sus símbolos más sagrados, con derecho a derribar estatuas.
Hay que comprender que los organizadores de las protestas violentas en las más importantes ciudades norteamericanas ya tenían un plan supuestamente “revolucionario”. En los guetos de esa izquierda carnívora, hay la idea peregrina de que la pandemia del coronavirus y la respuesta de prácticamente todos los gobiernos cerrando sus ciudades a costa del descalabro económico, traería como consecuencia “protestas espontáneas” y con ellas “la revolución”.
Tanto ANTIFAS como BLM son organizaciones marxistas y están muy conscientes de la necesidad de aprovechar cualquier incidente para provocar artificialmente las protestas e incitar a la violencia y con ello -piensan- acelerar las “protestas espontáneas” y hacer su revolución marxista, para implantar el socialismo del siglo XXI castro-chavista que conocemos nada menos que en los Estados Unidos, aprovechando por desgracia un momento electoral. Ya un grupo de intelectuales de izquierda llamó a la cordura, se precisa que el Partido Demócrata la tenga.
La dirección del Partido Demócrata norteamericano decidió secundar y apoyar sin decirlo, los desmanes que se producían a lo largo y ancho de la Nación, con la estrategia de dañar al gobernante de turno, que pagaría las cuentas de tanto desorden, lo que les daría ventajas en las próximas elecciones. Los demócratas piensan que el costo de semejante proceder podían pagarlo fácilmente, ya que tanto ANTIFAS como BLM serían dóciles si ellos conseguían ganar las elecciones. Lo que no saben los Demócratas es la clase mafiosa de socios que son.
Así, los Demócratas juegan un juego peligroso, no solamente para ellos, como también para toda la Nación Americana, que se ha resentido teniendo que soportar una verdadera catástrofe producto de la violencia generalizada en sus ciudades, que incluyó un llamado a la calma por más de 300 intelectuales izquierdistas. Esta miopía se paga caro y serán las urnas en Noviembre la que darán respuesta a su decisión de tomar a la ciudadanía pacífica de EUA como rehén, con la finalidad de ganar las elecciones. Esto es grave, porque uno de los dos mayores partidos de EUA se ha dejado llevar, aliándose a los enemigos de Norteamérica.
El pueblo de los Estados Unidos merece una elección limpia, libre de la izquierda carnívora que ha depredado patrimonio público y privado y que paira sobre el horizonte y las cabezas de los líderes demócratas, cuyas congresistas han venido a público atreviéndose a pedir la eliminación de nuestro sistema político y económico, precisamente nuestro mayor valor. No es posible ir a una elección con una quita columna tan evidente, en el seno de un partido tan importante.
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