lunes, 11 de abril de 2016

Quién manda en Cuba y quién se perfila como futuro dictador.

Por Carmen Muñoz.

Salvo sorpresas de última hora, no se esperan grandes anuncios en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), a partir del próximo sábado, que indiquen que el país se encamina hacia una verdadera apertura económica y mucho menos política. Pero sí se esperan nombramientos que hagan señales de humo sobre cómo será la sucesión una vez desaparezca la gerontocracia en el poder, encabezada por los hermanos Castro. Tras la designación del burócrata Miguel Díaz-Canel (primer vicepresidente, de 55 años) para suceder a Raúl Castro como presidente del Consejo de Estado y de Ministros a partir de 2018, cuando el general ha reiterado que termina su mandato de diez años, será clave conocer quiénes quedarán como primer y segundo secretario del partido único.

Muchos indicios apuntan a que el hermano menor de Fidel Castro y su sucesor en el régimen militar, de 84 años, seguirá al frente del PCC. Al menos hasta 2018, cuando podría dejar ambos cargos y permanecer como poder en la sombra. Por tanto, un nombramiento crucial es el del número dos, hoy en manos de José Ramón Machado Ventura, de 85 años y amigo de Raúl Castro desde los tiempos de la revolución, que podría salir por razones de salud y edad. El próximo congreso está previsto en 2021 y, si la dictadura sigue en pie y ambos viven, serán ya nonagenarios. «El segundo puesto en el partido es muy importante porque se queda de dictador si algo le sucede al primero, es el cargo que le confiere esta condición, no el de presidente», asegura Roberto Álvarez-Quiñones, experiodista del diario oficial «Granma».

La Constitución cubana establece que el partido es la «fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado», pero la realidad indica que en Cuba mandan los militares del poderoso Buró Político del PCC, apoyados por uniformados al frente de las empresas y los tres ejércitos, y figuras históricas (como Guillermo García Frías, uno de los tres comandantes de la revolución).

En estas últimas semanas, observadores dentro y fuera de la isla han echado en falta más información sobre los asuntos que se debatirán en el congreso para mejorar las duras condiciones de vida de los cubanos. Pero perciben movimientos de fondo entre reformistas e inmovilistas –estos descolocados con el deshielo Washington-La Habana y contrarios a ampliar las reformas económicas– con el ánimo de situar a sus peones en los puestos cruciales. Carlos Malamud, investigador principal sobre América Latina del Real Instituto Elcano, distingue dos poderes fácticos: Raúl Castro apoyado por los militares al frente de las principales empresas estatales y los burócratas inmovilistas del PCC que tienen como referente a Fidel Castro. «El congreso va a permitir medir la correlación de fuerzas entre estos dos grupos», precisa Malamud.

El líder del castrismo, de 89 años, es visto por algunos como una «figura decorativa» mientras otros todavía le otorgan capacidad de veto y de interferir en decisiones importantes. «Fidel se ha convertido en objeto de turismo político», apostilla Alcibíades Hidalgo, exjefe de gabinete de Raúl Castro, sobre las visitas de dignatarios que recibe en su casa habanera de Punto Cero.

Pero, en definitiva, en Cuba manda una suerte de «junta militar invisible» –en palabras de Álvarez Quiñones– encabezada por Raúl Castro y la mayoría de los militares del Buró Político.

Alcibíades Hidalgo distingue dos escalones en la cúpula: en el primero sitúa a Castro, Ventura Machado, Carlos Fernández Gondín (ministro del Interior), Leopoldo Cintra Frías (ministro de Defensa) y Julio César Gandarilla (viceministro de Interior), y en el segundo a Álvaro López Miera (viceministro de Defensa y candidato fuerte en las quinielas), Marino Murillo (vicepresidente, con peso en economía), Esteban lazo (presidente de la Asamblea) y Bruno Rodríguez (canciller).

Arturo López-Levy, profesor de la Universidad de Texas Río Grande, concentra el poder real en la Comisión Ejecutiva del Buró Político, una especie de «minipolitburó» integrado por Castro, Machado, Cintra, Canel y Ramiro Valdés (comandante de la revolución).

Tercer congreso del PCC, celebrado en febrero de 1986 
Tercer congreso del PCC, celebrado en febrero de 1986

El poderoso Buró Político

Catorce miembros

La máxima autoridad política e ideológica del partido y del Estado está formada por 14 miembros, 9 militares y 5 civiles. La mayoría de estos militares son el poder real

Militares

Raúl Castro, José Ramón Machado, Leopoldo Cintra, Abelardo Colomé, Ramón Espinosa, Álvaro López Miera, Marino Murillo, Ramiro Valdés y Adel Yzquierdo

Civiles

Miguel Díaz-Canel, Esteban Lazo, Mercedes López Acea, Bruno Rodríguez y Salvador Valdés

Segundo secretario

Se prevé que Castro (84) siga como primer secretario y puede que Machado (85) deje de ser el número dos, puesto clave para la sucesión

Es probable que Abelardo Colomé Ibarra deje el máximo órgano del partido, tras su renuncia como ministro del Interior en octubre por motivos de salud a los 76 años. Su puesto en el Buró Político lo podría ocupar su sucesor en Interior, Fernández Gondín, si supera un supuesto «robo informático» y problemas de salud.

Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos, destaca a dos figuras que «van a ser resaltadas como garantes del sistema», es decir, que serán claves para la supervivencia del régimen: Alejandro Castro Espín (hijo y mano derecha de Raúl) y Luis Alberto Rodríguez López-Callejas (exyerno y presidente del holding empresarial Gaesa).

El periodista Juan Juan Almeida, hijo del comandante de la revolución Juan Almeida Bosque, está convencido de que el presidente solo confía en su familia (además de los mencionados, la sexóloga Mariela Castro Espín, su jefe de escolta Raúl Guillermo Rodríguez Castro…) y que muchas decisiones de gobierno se toman en los almuerzos del domingo en la finca La Rinconada (Siboney, La Habana). «En Cuba manda Raúl, luego Alejandro y a continuación todo lo demás», remata Almeida.

La gran incógnita es qué puesto le aguarda en el partido a Alejandro Castro Espín –garante de la seguridad del clan Castro una vez desaparezcan Fidel y Raúl- o si continuará en la sombra como muñidor de los hilos del poder.
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