En algunos sectores ha tenido repercusión el discurso del presidente Miguel Díaz-Canel el pasado 14 de junio en la clausura del 8vo. Congreso de la ANEC (Asociación Nacional de Economistas y Contadores). Y es que como el dirigente habla a diario, ya sea en actividades oficiales o en reuniones de diferentes sectores, es muy difícil seguir el ritmo de oírlo o leerlo todo. Sin embargo, hay algunos aspectos relevantes en el discurso en cuestión que sería bueno analizar.
Les derramó una lata de pintura de brillo dorado a estos profesionales y los instó a que siguieran trabajando y ofreciendo soluciones, aunque no se aplicaran. Los economistas, que son personas que para mantener su nivel técnico tienen que estudiar a diario y nutrirse de todos los efectos sociales en el mundo son los primeros que conocen que el cubano –que vive en el país– ha sido declarado por la dictadura como un ciudadano de segunda clase, porque para poder invertir, tiene que irse al extranjero, entonces sí se acepta su capital, y se convierte en un ciudadano de primera.
Es por eso que algunos de ellos se han preguntado si son las ideas un “recurso” de poder de los economistas, de la misma manera que cuestionan la posibilidad de la descentralización del plan 2020.
Hay un número de especialistas en la materia económica y financiera que trabajan en instituciones oficiales, y que han demostrado su lealtad al sistema, que escriben en internet solicitando toda una serie de cambios –que declaran necesarios– para poder enderezar la economía.
Sin embargo, el régimen hace caso omiso a lo que recomiendan. Entre ellos se pueden señalar a Pedro Monreal y Humberto Pérez, este último nombrado presidente de la Junta Central de Planificación en 1975-86, vicepresidente del Consejo de Ministros en 1979-86 y miembro del Comité Central, después defenestrado por Fidel Castro.
Según afirma el propio Díaz-Canel, él lee los análisis que proliferan en las redes y comparte la angustia de los que quieren apurar la salida a los mayores problemas, pero lo único que se puede hacer es valorar los criterios y tomar su validez en cuenta, en lo que se decide y se proyecta.
Claro, algunas de estas evaluaciones, que juzgan duramente todas las decisiones del Gobierno, no toman en consideración los elementos de juicio, por ejemplo, los recursos cada día se manejan a punta de lápiz, aquellos que la “persecución” del “bloqueo” no llega a quitarle a la dictadura, y que en estos momentos son 15 o 20 veces menor que los que demandan.
Entretanto, para de decir que no va a hacer lo que le sugieren, de manera tajante el presidente planteó, de forma textual: “¿será que pueden decirnos cómo repartir todo lo que nos falta?”
Hay que explicar que, entre los tantos temas abordados en este 8vo. Congreso, el más importante es el de la planificación 2020, sobre la cual llamaron a hacer un plan “flexible y participativo”. Es a partir de esa expresión que cabe preguntarse si esto va a ser un paso a la descentralización de la planificación, o es un recurso dentro del plan centralizado.
Siempre ha existido un debate teórico sobre la centralización de la planificación en el socialismo, y existen diferentes formas de interpretar cómo debe hacerse, dentro de los propios seguidores del sistema.
Pero en Cuba, con toda la situación de descontrol empresarial, falta de contabilidad y de técnicos en la materia en la base es muy difícil llevar a cabo la descentralización de la planificación, por lo que existen toda una serie de definiciones que no están claras, entre ellas, la explicación de Díaz Canel de lo que sucede con los recursos que se señalan tan escasos.
Cabría preguntarse ¿cómo se controlará el plan por los trabajadores que se suponen lo diseñen? O, ¿de qué manera se va a traducir este control en el plan?
De cualquier forma, parece algo fuera de lugar, y cabe decir que no es el mejor momento económico para un experimento como este.
Se pudieran recordar las palabras del fallecido Fidel Castro (hecho piedra) en la clausura del III Congreso del PCC en 1986, cuando dijo: “Los mecanismos económicos no son la vía fundamental para la construcción del socialismo y el comunismo”.
Será por eso que nunca se le prestó atención a la contabilidad y los costos, ni mucho menos se respetaron los planes de la economía. No resultó jamás importante el cumplimiento de la “productividad del trabajo”, ni siquiera se estimuló con los salarios, que se han mantenido tan bajos que no permiten al cubano de a pie tener una vida digna.
Hay que decir que cada vez que la dictadura se plantea un reto de este tipo –pueden leerse los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba– se convierte en una solución inalcanzable. Solo por recordar una medida que dijeron resolvería todos los problemas de la agricultura: UBPC (Unidades Básicas de Producción Cooperativa). Alguien puede decir ¿dónde están?
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