Por CubaNet.
Cubanos en las afueras del supermercado de 3ra y 70, en La Habana.
La pandemia de coronavirus ha vuelto a dejar al descubierto las carencias de la economía de Cuba. La Isla, que cerró el 2019 con problemas en el abastecimiento de productos de primera necesidad, ahora vive la peor crisis alimentaria que se recuerde en los últimos 25 años.
Pese al riesgo de contraer la COVID-19, el cubano se la juega a diario en las calles. Así lo reflejó este domingo el diario The New York Times en un recorrido por varios establecimientos comerciales de La Habana.
Puede que, de cierta forma, el régimen de la Isla haya controlado la pandemia, pero las consecuencias del paro productivo derivado de la misma son visibles. Sin turismo por más de tres meses, la falta de liquidez se ha hecho aún mayor, obligando a las autoridades a financiar importaciones con las divisas de los propios cubanos.
“Los alimentos disponibles a menudo se encuentran solo en tiendas administradas por el gobierno que están abastecidas con productos importados y cobran en dólares. La estrategia, también utilizada en la década de 1990, durante la depresión económica conocida como ‘período especial’, es utilizada por el gobierno para recaudar divisas de los cubanos que tienen ahorros u obtener dinero de amigos o familiares en el exterior”, señala el medio estadounidense.
La gente va a los mercados a comprar cualquier cosa. La espera, en ocasiones, puede durar toda una jornada laboral. Rainer Companioni Sánchez, un guía de turismo que se quedó sin empleo, pasó dos horas para ingresar a un supermercado estatal. Allí accedió a productos que ya no abundan, como la pasta de dientes o la carne enlatada.
“Es la primera vez que vemos pasta de dientes en mucho tiempo… la carne en esa lata es muy, muy cara, pero cada uno de nosotros compramos una simplemente porque a veces, en una emergencia, no hay carne en ninguna parte”, dijo Companioni al diario neoyorquino.
The New York Times cataloga a Cuba como “un estado policial con un sólido sistema de salud pública” y destaca los indicadores de la Isla en el control de la pandemia. Sin embargo, el medio señala que el país era particularmente vulnerable a una crisis de grandes proporciones debido a su maltrecha economía.
“A medida que las naciones cerraban los aeropuertos y las fronteras para combatir la propagación del virus, los viajes de turistas a Cuba se desplomaron y la Isla perdió una importante fuente de divisas, hundiéndola en una de las peores escaseces de alimentos en casi 25 años”.
Incluso en las tiendas en divisas, los productos escasean y los precios pueden ser exorbitantes. Así lo asegura el propio Companioni, que en su recorrido no pudo encontrar pollo ni aceite para cocinar.
The New York Times refiere que “la dependencia de las tiendas en dólares, medida destinada a apuntalar la Revolución socialista en un país que se enorgullece de su igualitarismo, ha exacerbado la desigualdad económica”.
La movida gubernamental no ha sido bien recibido por los cubanos, especialmente por aquellos que no reciben remesas.
“Esta es una tienda que cobra en una moneda que los cubanos no ganan… de alguna manera marca la diferencia en las clases, porque no todos pueden comprar aquí”, sostuvo Lázaro Manuel Domínguez Hernández, un médico de 31 años que recibe efectivo de un amigo en Estados Unidos.
Hoy, el régimen cubano tiene muchas menos fuentes de ingresos para comprar los insumos que vende en las tiendas estatales, lo que ha disparado la escasez de productos básicos en toda la Isla. En ese contexto, La Habana ha prometido cumplir toda una serie de reformas económicas destinadas a estimular al sector privado, eslabón imprescindible para potenciar la cadena productiva.
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