La basura inunda el barrio de La Catalina.
La Catalina es un barrio periférico del poblado de Santiago de las Vegas, en el municipio de Boyeros, provincia de La Habana. Esa condición periférica hace de este barrio un lugar semi olvidado por las autoridades, con el consiguiente agravamiento de las calamidades sociales que padece el resto de la nación.
Aquí es frecuente observar a media mañana a decenas de jóvenes que no estudian ni trabajan sentados en cualquier esquina mirando el vuelo de sus palomas, organizando una pelea de gallos, o conversando de cualquier trivialidad. De igual manera, abundan en La Catalina las viviendas de pésima calidad constructiva, entre ellas las conocidas como “llega y pon”, que albergan a muchas personas venidas del oriente del país.
Y, por supuesto, La Catalina no se halla exenta de los problemas de higiene que afectan a la mayoría de las localidades cubanas, en especial lo relacionado con el exceso de basura en las calles. Una situación exacerbada por estos días en el contexto de la “crisis coyuntural” que enfrenta la isla debido a la escasez de combustibles.
Precisamente, como parte de las adecuaciones que realizan las autoridades en el intento de paliar la crisis, se habló de la recogida de desechos sólidos en la capital durante una reunión presidida por el mandatario Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Así lo reflejó el periódico Granma: “Acerca de la recogida de desechos sólidos, dijo el presidente de la Asamblea Provincial que serán priorizadas las vías principales y donde se ubiquen hospitales; en el resto de las zonas la recogida será en días alternos -que se informarán oportunamente a la población- a partir de las seis de la tarde y acompañado de un equipo de saneamiento” (“En las revoluciones siempre hay que estar proactivos”, edición del 14 de septiembre).
Sin embargo, parece que las autoridades han olvidado que La Catalina existe, pues según vecinos de la zona ya se ha perdido la cuenta de los días que hace que la basura de este barrio no se recoge. Un enorme basurero amenaza con impedir la entrada a este barrio por uno de los caminos que conducen a él.
El día de nuestra visita a la zona escuchamos la queja de la propietaria de una cafetería privada, ubicada a unos cincuenta metros del basurero. La señora afirmó que “Esto ya no hay quien lo soporte. Y ha habido ocasiones en que he tenido que cerrar porque las moscas han hecho imposible que los clientes se tomen aquí un simple refresco”.
Y quizás lo peor lo comprobamos al pasar muy cerca del basurero, en el camino que nos conducía a la salida de este barrio. Un ejemplar del caracol gigante africano, ese molusco tan perjudicial a la salud de las personas, caminaba por el lugar como “Pedro por su casa”. No lejos de allí jugaban, descalzos, algunos niños, ignorantes del peligro a que se exponían.
Caracol gigante africano en La Catalina.
En el referido camino vimos también restos de otros ejemplares del citado caracol, aplastados por pedruscos lanzados por transeúntes alarmados por tan desagradable presencia. Un hecho que, sin dudas, confirma la existencia habitual del caracol gigante africano en este barrio habanero.
Mientras tanto, la propaganda oficialista insiste en que varias entidades gubernamentales desarrollan una campaña de saneamiento para eliminar a este caracol en los sitios donde se ha detectado su presencia. Mas, al parecer, La Catalina también ha quedado excluida de semejante faena.
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