Por Esteban Fernández.
Les dije hace poco en el escrito “Las Gatitas de Maria Ramos” que los retoños de Lucifer evitan por todos los medios despertar al tigre norteamericano y provocar una invasión a Cuba.
¿Por qué? Porque ellos consideran que de la única forma en que tienen que salir corriendo y abandonar el poder o perder las vidas en la defensa de la revolución es a través de un ataque con todos los hierros del vecino del norte.
Y muchísimos buenos y patriotas cubanos concuerdan con eso y me confiesan decepcionados que desde hace varios años, miran para la Isla y no observan nada. Ponen sus vistas en el destierro y ven menos. Y que no existe aquí, ni allá, una posibilidad real ni un plan serio encaminado a lograr la liberación inmediata. Esa es la triste verdad la cual me siento muy débil para poder refutar.
Porque con mucha razón sostienen que la resistencia interna está desarmada y recibiendo empellones y así no se llega a nada. Y que , en el mejor de los casos, la solución del grave problema cubano utilizando ese método “llevaría muchísimos años en producirse” como abiertamente lo dijo hace poco Reinaldo Escobar quien además de ser el esposo de Yoani Sánchez es uno de los principales promotores de esa idea.
Mucha gente cree firmemente que del lado acá no hay nada. Y permítanme repetirles que existen muchos ex combatientes que no vislumbran un solo indicio de que nuestras huestes están preparándose para darle un golpe definitivo a la tiranía. Tristeza me da cuando alguien me pregunta: ¿Qué tiempo hace que, dentro de Cuba y menos desde el destierro, alguien le gane una simple escaramuza a la tiranía? Tanto que ya casi nadie se acuerda.
Yo soy de los poquitos que desesperadamente quieren seguir teniendo fe en los esfuerzos propios. Pero lo cierto es que todas las gestiones (y yo, a pesar de los antes dicho, participo de algunas de ellas) logran perjudicar al régimen pero ¡no lo tumba!
Por las mañanas me levanto pensando ¿cómo puedo hoy dañar a los detestables castristas? Al fin se me ocurre algo y lo pongo en práctica. Y me siento contento conmigo mismo. Es el placer del deber cumplido. Pero perfectamente sé que eso no derroca aquello. Ni mis escritos, ni los discursos, ni los banquetes nuestros, ni los desfiles con gladiolos de las Damas de Blanco allá, darán al traste con la satrapía.
Y... poco a poco, cada día estoy más de acuerdo con los que constantemente me dicen que únicamente los "yanquis" pulverizan al sistema y que ese es el motivo de la postura de "gatitas de Maria Ramos" de los Castro de la cual les hablé. Ellos evitan por todos los medios la confrontación y quizás a nosotros no nos queda otra alternativa que tratar de provocarla. Les juro por Dios Santo que se me cae la cara de la pena al decir que tienen la razón los que piensan que "Solamente el "U.S. Army", la Fuerza Aérea, los "Navy Seals" tienen la capacidad de barrer del mapa al desgobierno cubano y que está bueno ya de engañarnos nosotros mismos"...
No me queda más remedio que aceptar que entonces ¡sólo entonces! tras la desbandada de esbirros EL PUEBLO CUBANO SE LANZARÁ A LAS CALLES a cooperar con los invasores. Y me da también vergüenza decir que: si fuera el gobierno de los Estados Unidos el que convocara a participar en las acciones bélicas miles de desterrados se unirían a este esfuerzo. Odio tener que decir esto: una, porque sinceramente preferiría que fuéramos nosotros solos los libertadores, y dos, porque yo no soy un ferviente creyente de los norteamericanos. Lo cierto es que detesto con todas mis fuerzas aceptar que tienen que ser ellos los que nos saquen las castañas del fuego.
Pero es que ya estoy cansado de que traten de embullarme a través de brindarme esperanzas injustificadas. Ni el exilio está en pie de combate y muchísimo menos lo están los opositores internos. Y nadie luce dispuesto a desenterrar el hacha de la guerra justa y necesaria. Aquí sobran los buscadores de subsidios y allá los fumadores de la pipa de la paz.
Otros discrepan y dicen que “Los norteamericanos no van a hacer nada, no nos van a resolver nuestro problema ni nos van a liberar y mucho menos teniendo a Barack Obama en el poder". O.K. pero recuerden que esas mismas palabras las pronunciaban la gente de Irak y Afganistán y miren lo que pasó. Personalmente, en la actualidad, yo tengo más fe en los "Green Berets" que en nosotros. Mi nacionalismo ha sucumbido ante la realidad y mi desespero por salir de la carroña impuesta en nuestra nación.
Si después de leer esto algunos consideran que me pongo del lado de los que esperan pacientemente que "el maná caiga del cielo" les aseguro que cada vez que voy al doctor en el "Hospital de Veteranos" y entablo conversación con algún "Marine" le doy mi tarjeta y le digo: "Si van a desembarcar en Cuba me invitan que yo voy aunque sea de aguador"...
Desde luego que yo no me engaño, ni los engaño a ellos ni a ustedes, y acepto que el otro inconveniente es que ya nos estamos poniendo viejos y siempre añado: "Solamente, por favor, vamos a tomar primero los Hospitales "CIMEQ" y "Hermanos Ameijeiras" para recoger algunas pastillas para tener, como aquí, la presión arterial controlada"...
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