sábado, 7 de noviembre de 2009

Cuba se prepara para evitar conflictos por las medidas anticrisis.

Raúl Castro se ha tomado su tiempo para poner en marcha «cambios estructurales y de concepto» pero ya han llegado. La libreta de racionamiento, por ejemplo, tiene los días contados. Es previsible que su desaparición, asumida por los cubanos, genere conflictos, pero también la adopción de otras medidas, como la unificación de la moneda. Para frenar el impacto, el Gobierno ha pedido a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) que preparen a los vecinos para los tiempos duros que vienen.

Concretamente los CDR, la mayor organización del país que funciona a través de los barrios, ha comenzado a informar del plan del hermano de Fidel Castro, a quien sustituyó en la presidencia del Gobierno en 2008, para sacar a la isla comunista de la crisis económica sin variar sus fundamentos políticos. Advierten a los once millones de cubanos de que "vienen medidas muy fuertes". En menos de una semana se venderán libremente los chícharos (guisantes secos), las patatas, el café, y muy pronto le tocará el turno al pan. Se supone que hasta diciembre salgan la docena de productos básicos que quedan. «Aquí se da lo mismo al que trabaja y al que no trabaja, pero eso debe cambiar y cada uno debe sudar lo que va a comer», confiesa un cederista.

Los CDR también deben preparar un censo con la situación laboral de los residentes de entre 14 y 65 años e incrementar la vigilancia para evitar que se cometan ilegalidades, como alquilar habitaciones sin licencia estatal, o vender alimentos en el mercado negro. El Gobierno es consciente de que el salario medio de un obrero no alcanza «para una pareja y mucho menos para una familia». Para compensar el aumento de los precios que tendrán los alimentos liberados se va a subir los sueldos.

Para facilitar un poco la vida a las amas de casa, se van a abrir más puntos de venta. Sin embargo, el Estado regulará la cantidad que podrá comprar la gente para evitar el acaparamiento y la posible reventa.

Desde fuera, las medidas pueden parecer menores, pero implican un cambio conceptual profundo. Éstas y otras de tintes consumistas adoptadas en meses pasados son gestos que confirman la voluntad del presidente Castro de profundizar las reformas sin renunciar al régimen político comunista. También ayudaría a la UE a suspender la posición común que tanto irrita a Cuba y que obstaculiza las relaciones plenas al vincularlas a los avances democráticos.

El comisario europeo de cooperación, Karel de Gucht, que el miércoles concluyó una visita de cinco días a la isla, comentó después de entrevistarse con Castro que la Unión necesitaba de Cuba "gestos que deben hacerse con respecto a los derechos fundamentales".
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