Por Julio Antonio Aleaga Pesant.
Una mañana de septiembre de 1977, el General del Aire, Rafael del Pino, recibió la orden de presentarse ante el Comandante en Jefe Fidel Castro, en el cuarto piso del Ministerio de las Fuerzas Armadas en la Plaza de la Revolución. El general tomó su auto Lada, y salió de la DAAFAR, en 19 y 84, Miramar y con la puntualidad acostumbrada se presentó en el lugar de reunión.En presencia de varios jefes principales de las FAR, se le informó que debía preparar un escuadrón de aviones supersónicos Mig-21 para ejecutar la Operación Pico.
Según se le informó, un buque cubano con logística militar procedente de Angola que incursionó accidentalmente en aguas jurisdiccionales dominicanas durante su travesía hacia Cuba, fue apresado por guardacostas de Santo Domingo para investigar.
La Operación Pico consistió en un típico caso de amenaza del uso de la fuerza. Realizar un velo rasante supersónico con un escuadrón completo de aviones Mig-21 sobre la ciudad de Puerto Plata, en República Dominicana, con el fin de sembrar el pánico y que el gobierno de ese país supiera la presión a la que se le podría someter.Después del vuelo,se esperarían 24 horas por la liberacióndel buque. Si no se verificaba la exigencia, la aviación cubana bombardearía las unidades militares acantonadas en esa ciudad y posteriormentela ciudad de Santiago de Los Caballeros, situada unos cuarenta kilómetros al sur y con una población de más de medio millón de habitantes.
Con ese objetivo, se cursaron órdenes para que la fuerza aérea cubana se desplazara y concentrara en la región oriental. Las tropas radiotécnicas debían movilizarse para puntos altos del extremo oriental para cubrir las posibles rutas de respuesta de la aviación dominicana. Además se dieron las indicaciones para que los técnicos quitaran las marcas a los tanques de combustibles auxiliares, que serían desechados en las cercanías de la ciudad una vez consumidos.
Para la misión se seleccionaron los pilotos mas experimentados. A las 10 horas del 9 de septiembre, 12 aviones despegaron del aeropuerto de Guantánamo y pusieron rumbo Este, en línea al paralelo 20 de latitud hasta las cercanías de la ciudad dominicana. Sobre las once de la mañana, los puertoplatenses vieron sorprendidos como aviones de combate violaban su espacio aéreo, rompían la barrera del sonido y realizaban vuelos rasantes sobre la ciudad. La ciudad se paralizó ante la sorpresa. Los dominicanos contuvieron el aliento. El Presidente quisqueyano Joaquín Balaguer y su gobierno, permitieron la salida del buque cubano. El uso de la fuerza, segundo paso de la Operación Pico fue detenida. La escalada confrontativa también.
El 10 de Mayo de 1980, el Coronel Jorge Vilardel y el Mayor Juan Colina, pilotos de combate, recibieron la orden de dirigirse a las islas Ragged, perteneciente alas Bahamas y hundir al guardacostas HMBS Flamingo, por arrestar a cuatro pesqueros cubanos que ilegalmente faenaban en esas aguas. El buque fue hundido y la mayoría de sus tripulantes muertos. La airada repulsa internacional ante tal acto de piratería obligó al gobierno cubano a indemnizar a las victimas.
La Operación Pico y el hundimiento del HMBS Flamingo son dos de los tantos ejemplos del imperialismo cubano desarrollado manu militari contra sus vecinos del Caribe. Planes agresivos se establecieron contra la Jamaica presidida por Edwar Seaga y la violencia interna desatada tras su elección. La Revolución Sandinista no tiene más legitimidad que las reuniones que se desarrollaron bajo el amparo del Departamento América del Comité Central Comunista y la Dirección General de Inteligencia. La unidad del Frente Sandinista, pactada en La Habana, sirvió para que un grupo de arribistas asumiera el poder en Nicaragua y la convirtieran en títere de un gobierno extranjero.
En el mismo tono se puede hablar de los grupos bandoleros en Guatemala y el Salvador. En ambos países se libraron guerras civiles sangrientas que causaron decenas de miles de muertos. Colombia y Venezuela, los dos países suramericanos con más costas en el Caribe, también fueron victimas de este imperialismo cubano. Hombres y armas fueron desembarcados en sus costas durante años para desestabilizar esos gobiernos imperfectos ydemocráticos. El atunero Alecrín, detenido por la armada venezolana, es uno solo de esos ejemplos.
En la segunda mitad de la década del 70 y la primera del 80, Fidel Castro impuso su voluntad por medio de la violencia en el área en la mayoría de los casos. Aprovechó la situación internacional definida por la debilidad de los Estados Unidos tras la retirada de sus tropas de Viet Nam del Sur, más la falta de liderazgo de Occidente a lo que se sumó más el auge de las formaciones militares pro-dictadura en el mundo.
Hay que comprender a los políticos latinoamericanos en sus viajes a La Habana. Ahora mandamos médicos y especialistas. Se utiliza el poder blando para seguir influyendo en la política de esos países. Mientras, continúa el apoyo a través de los petrodólares venezolanos a las formaciones antidemocráticas. Pero hubo una época en que Cuba mandaba hombres y armas para desestructurarlos.
0 comments:
Publicar un comentario