Por Eugenio Leal.
Es, precisamente, en el mes de octubre de 1959 cuando hacen su aparición pública las primeras denuncias de traición a los ideales que llevaron a la lucha, contra la tiranía de Batista, a jóvenes de todas las clases sociales de la nación.
Con el objetivo de consolidar al gobierno totalitario, que aún se mantiene en el poder, se creó un complejo aparato represivo para destruir las organizaciones de la sociedad civil, controlar a los ciudadanos y sumirlos en el terror.
Toda manifestación que no respondiera a los patrones de la ideología comunista fue reprimida. Líderes de diferentes organizaciones religiosas y fraternales fueron expulsados del país o encarcelados. A los fieles religiosos y asociados de las fraternidades se les marginó, de los empleos y los estudios universitarios, por diversionismo ideológico.
Cuando se decreta el Servicio Militar Obligatorio aquellos ciudadanos que, por sus valores y convicciones, no aceptaron tomar las armas fueron sancionados. Miles de jóvenes, por el sólo hecho de que su conciencia les impedía practicar la violencia, fueron enviados a prisión. A cientos los violaron delincuentes comunes en complicidad con sus carceleros. Nunca más se ha vuelto a disfrutar la libertad de una sociedad democrática.
Por ello, resulta grotesco que en el periódico Juventud Rebelde, órgano oficial de la Unión de Jóvenes Comunistas, del miércoles 28 de octubre, aparezca el artículo “Sutilezas de una labor estratégica” firmado por Alina Perera Robbio que, entre otras cosas, nos dice: “Los valores espirituales no son sustancias que puedan suministrarse a los seres humanos en dosis de cucharadas. Ellos son como árboles, que un buen día se plantan en forma de semilla, y luego crecen mediante una labor ardua, muchas veces sutil, desplegada tenazmente en el transcurso de los días.”
Nos enteramos que esto fue lo tratado por el Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, preocupados por la formación de valores en las nuevas generaciones. Con el objetivo de mantener el trabajo político ideológico, para formar generaciones comprometidas y sensibilizadas con la Revolución. Quieren determinar cómo piensan los niños ya que un porciento importante de los actuales colectivos de pioneros nació a finales de la década de los 90, etapa que califican de difícil. Así mismo, están interesados por los adolescentes y los jóvenes maestros.
Las llagas sociales que los gobernantes en Cuba han ocasionado, lamentablemente, demorará generaciones en sanar. Felizmente, el proceso de sanación ya ha comenzado. Las semillas de sociedad civil conservadas a buen recaudo en el seno de muchos hogares, en las asociaciones fraternales y diferentes denominaciones religiosas ya germinan por doquier.
Como una muestra de la creciente iniciativa ciudadana, el jueves 29, se realizó un encuentro intercultural, con niños de la comunidad, en la vivienda de Katia Sonia Martín Véliz directora de la biblioteca “Marisol Toraño”.
Al igual que las bibliotecas, por todo el país se crean agrupaciones de periodistas, conjuntos musicales, grupos teatrales y casas de oraciones como expresión de la voluntad ciudadana de ejercer sus derechos naturales.
Todas estas manifestaciones forman la verdadera sociedad civil que con estoicismo procuran lo que señaló el filósofo griego Epícteto: “Engrandecerás a tu pueblo no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus habitantes”.
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