Por Julio Antonio Aleaga Pesant.
Durante 1977, el ejército de ocupación cubano en Angola afrontó la guerra irregular impuesta por los patriotas. En un territorio de más de un millón de kilómetros cuadrados, cada día las acciones cobraban más fuerza y organización. El 27 de mayo de 1977, una facción pro soviética del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), intentó tomar el poder mediante un golpe de estado. Los soldados cubanos intervinieron una vez más, pero ahora por ignorancia.
Encabezaba la sedición contra el Presidente Agostino Neto, Nito Alves, la más influyente de las figuras del Gobierno. Le acompañaban otros líderes de las fuerzas armadas y el MPLA. Para los sediciosos, Alves era más radical y fue el principal conductor de la guerra anticolonialista. Además, expulsó y derrotó al FNLA de Luanda, antes de la proclamación de la independencia, y fue el ideólogo de la organización de comités populares.
La URSS consideraba que Neto no era confiable, y que una vez consolidado en el gobierno se acercaría a Occidente y pactaría con el jefe de UNITA, Jonas Savimbi, y razonaban que para enfrentar a ese líder carismático era necesario un hombre fuerte como Alves. Los verdaderos propósitos del golpe quedaron enmascarados con el fingido descontento de esta facción por la influencia en el gobierno de los intelectuales mestizos, como Paulo Jorge, Lucio Lara, Iko Careiras y otros.
El día del golpe, las tropas sublevadas tomaron las principales unidades militares de Luanda, así como las estaciones de radio, y hubieran logrado sus propósitos si no hubiesen intervenido las tropas cubanas encabezadas por el Coronel Moracén, acantonadas en las afueras de la capital, y ajenas a los planes soviéticos.
Los conspiradores estimaron que los cubanos permanecerían neutrales. Supusieron erróneamente que Moscú había coordinado con los aliados el desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, al tomar a las tropas cubanas por sorpresa, estas decidieron proteger a Neto y sofocar la revuelta.
Dispersas en la geografía angolana, las tropas cubanas, desde Chibemba y Matala al sur, y Cabinda al norte, disponían de pocas fuerzas en la capital. Se acantonaban fundamentalmente en el regimiento de tanques de Viana y Cacuaco, la unidad de recepción de los cubanos, a 20 kilómetros del centro de la ciudad.
El asalto fue feroz, aunque la desmoralización propia del MPLA, se impuso también en los golpistas. Los tanques cubanos cercaron y cañonearon Luanda, incluyendo la emisora nacional de Angola.
Nito Alves se refugió en la misión militar soviética, donde permaneció escondido hasta el mes de julio en que fue detectado por la inteligencia cubana. Las conversaciones entre la Habana y Moscú condujeron a la entrega del líder rebelde, fusilado inmediatamente. El intento de eliminar políticamente a Agostino Neto no terminó ahí, pero a diferencia del 27 de mayo, la próxima vez los soviéticos tendrían informados a los cubanos.
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