jueves, 26 de noviembre de 2009

Un gallinero en forma de relajo.

Por Luis Alberto Ramírez.

Cuando las tropas americanas estaban a punto de tomar Bagdad un periodista iraquí le preguntó al ministro de Hussein, Alí el Químico, qué pensaba de la ofensiva americana, el tipo le respondió: ¡Estamos ganando! El periodista insistió: ¿Y las tropas americanas que están llegando a Bagdad? El Químico dijo más fresco que una lechuga: ¡Vienen a rendirse!

El cinismo de esta gente (me refiero a los delincuentes que se hacen de las riendas de un país por casualidad, por bandoleros o por un bache de la historia) no tiene límites; ellos manejan el poder y se dan el lujo de manejar al mismo tiempo el cinismo a su antojo, todos son la misma cosa, no importa a que parte del mundo pertenezcan, que religión profesen, sean de cualquier ideología o simplemente hereden las riendas de una nación por obra y gracia de sus nexos familiares. El caso es que el país que se vea en la penosa necesidad de padecer de un espécimen de este tipo se muere si no interviene a tiempo el certero bisturí de una potencia extranjera.

Cuba es la muestra más visible de esta epidemia que amenaza con contaminar el continente sudamericano. En Cuba usan todo tipo de herramientas malévolas para atemorizar al pueblo, desde mítines de masas enardecidas en contra de los que poseen la razón y la verdad, hasta la cárcel, y el paredón si la situación lo amerita, si el escarmiento puede de alguna manera hacer metástasis en la conciencia y los temores nacionales.

La situación, después del paso de cetro entre hermanos, se ha puesto peor, a despecho del pensamiento pragmático de los cubanologos a nivel mundial, Raúl ha hecho todo lo contrario de lo que el mundo esperaba, incluso los cubanos. A principio fue poco a poco sembrando esperanzas en la conciencia nacional, e ilusiones en la opinión foránea; llegó hasta brindarle un ramo de olivo al presidente americano y prometió tantas cosas que de haberlas cumplido hubiera garantizado un acercamiento positivo con su enemigo del norte, que quizás hasta lo hubiera comprometido a levantar sus vilipendiadas sanciones económicas. Le hubiera dado un alivio al pueblo cubano que durante cincuenta años no ha tenido unas merecidas vacaciones, y hasta se hubiese podido legitimizar como buen gobernante en la conciencia nacional. Sin embargo, ha hecho todo lo contrario, ¿por qué?

Porque son delincuentes con el poder de un país en sus manos. Usan el cinismo porque es el arma más versátil y útil para alguien con un comportamiento antisocial y antihumano. Yo podría llenar este comentario con acontecimientos que han ocurrido en los últimos días en Cuba que demuestran hasta que punto puede ser usado el cinismo en defensa de una falacia, de una mentira, de un crimen social. Pero no me alcanzaría el espacio, solo con mencionar tres me bastan: El primero tiene que ver con el secuestro de Yoani Sánchez y la golpiza que le dieron esgrimiendo que ellos tienen el poder y no les da la gana de que nadie gane protagonismo a ningún nivel sin la autorización del estado. Aquí el cinismo es usado a hurtadillas, arremeten en contra de la valiente pero frágil mujer y no se hacen responsable de los hechos, incluso, ni siquiera le permiten obtener un informe medico de sus lesiones, lesiones provocadas a propósito, un abuso social ciudadano al cual no responden como cual cobardes y asustadas ratas.

El otro tiene que ver también con la familia Sánchez. El esposo de la valiente bloguera pide de manera cibernética un duelo verbal con los agresores y, como aparentes valientes mancebos, aceptan el duelo y proponen como campo de honor la esquina de la avenida de los presidentes y la calle 23 en el Vedado. Sin embargo, en lugar de comportarse como caballeros, preparan una turba, la enaltecen, y se la echan encima de Reinaldo Escobar, esposo de Yoani para que lo linchen emocionalmente y lo atropellen físicamente. He ahí la pura y fiel imagen del cinismo gubernamental, a falta de la verdad, a falta de argumentos, la fuerza bruta.

Ahora, el colmo del cinismo se cierne sobre los subsidios gubernamentales, Me gustaría preguntar, cual neófito: ¿Cuáles subsidios gubernamentales? Una mentira repetida muchas veces puede parecer cierta, pero jamás puede llegar a ser verdad.

Existe desde hace muchos años una guerra sicológica entre el gobierno de Cuba y el pueblo. Por la parte gubernamental el estado hace como si gobernara y los cubanos se hacen los gobernados, al final, es como dijera el poeta popular: “Cuba es un gallinero en forma de relajo, y todo el que está arriba caga al que está abajo”. No hay medicina gratis, ni alimentación subsidiada cuando el único empleador que existe no paga lo que obrero produce; lo menos que puede hacer el patrón, es cuidar la salud de quien produce. No hubo jamás un esclavista que dejara morir por hambre o enfermedad a sus medios básicos de producción, si tenía la solución a su alcance. En Cuba el estado no es paternalista, es justamente todo lo contrario, el estado cubano es netamente esclavista, en toda la extensión de la palabra; el gobierno cubano es uno de los peores esclavistas que ha sufrido la humanidad. Forma obreros sólo con el propósito de explotarlos, los entrega como usufructo a los inversionistas extranjeros y les congela el 98 por ciento de su salario. Forma médicos y los exporta como mercancía; especialistas, jineteras y hasta exporta disidentes y luego los deja entrar a Cuba y les roba todo lo que llevan en sus alforjas. ¿Eso se llama paternalismo? Está muy jodida la real academia de la lengua española si define una aberración tan grande como paternalismo.

Es una inmensa tragedia que el gobierno de Cuba maneje tan hábilmente la semántica, los significados de las palabras, las cosas a su antojo y conveniencia, pero más patético aun es que haya medios de información en el mundo que se hagan eco de una tan grande aberración.
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