Las autoridades trabajan también en la reorganización del transporte, un medio de propagación del virus muy problemático en Cuba.
Se le llama pandemia a una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países y que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región, es por eso que, el “virus chino” -como lo llama el Presidente de Estados Unidos de América- es considerado como tal.
Como Cuba es parte del mundo, también está sufriendo esa pandemia, aunque en versión socialista. Según la dictadura, estamos en la primera etapa, donde se contagian los que vienen del extranjero, incluyendo los cubanos. Después pasaremos a una segunda etapa, en la cual estarán enfermos los cubanos que se han vinculado con extranjeros y luego a una tercera en la que ya el contagio es entre cubanos. Sin embargo, el discurso oficial señala aquí no se ha llegado todavía a ese momento.
Lo que sí no hay dudas que, cuando se vaya en dirección ascendente en la curva de la enfermedad, va a ser muy destructiva, porque no se llevan a cabo las prácticas de distanciamiento social, ni siquiera las ejecuta la propia dictadura de forma pública. Por ejemplo, en su programa informativo Mesa Redonda, comparecen los ministros y funcionarios de alto rango sentados unos al lado del otro por espacio de más de dos horas.
Quizás estas malas demostraciones no ayuden a que exista conciencia social de lo que implica el coronavirus. En la esquina de mi casa un grupo de hombres acostumbra a jugar dominó por la tarde. Son como nueve personas, entre los que juegan y los salen, que comparten una botellita de ron de la que beben sin ninguna preocupación.
La Iglesia Católica, de la que formo parte, también sido cómplice de la imprudencia. Primero se suspendieron los saludos durante el momento de la paz en la Misa, y solo se podía tomar la hostia con la mano, lo que suprimió que el sacerdote se la diera a los fieles en la boca. Sin embargo, esto duró dos domingos; solo de manera reciente se han dictado las medidas por parte de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba para suspender las celebraciones públicas en los templos y comunidades católicas; así como el receso de las actividades de las catequesis de los niños y adultos hasta que se normalicen las circunstancias que se están viviendo.
Es lo mismo que ha sucedido con el régimen, las medidas han llegado “gota a gota”, muy lentas para la necesidad que indica el momento; pero después van a querer sancionar a todo aquel que incumpla cualquiera de las iniciativas para evitar el contagio. Ya el primer ministro anunció que habría presencia policial en las calles, en particular en la capital del país.
No obstante, hay que analizar algunas situaciones de índole económico y social que influyen de forma negativa en estas medidas. La primera de todas es la referida al aseo personal ¿cómo van a indicar, hasta en spots en la televisión, que hay que lavarse las manos con abundante agua y jabón, si ambas cosas están en falta?
Se plantea que algunos alimentos y artículos de primera necesidad los venderán de forma normada por la libreta de abastecimientos, lo que no evitará las aglomeraciones, solo las hará más pequeñas, reducidas a los que compran en determinada bodega.
Está el caso de los choferes particulares -a los que han amenazado para que no permitan turistas en sus autos- por haber cerrado de forma total la salida de los extranjeros a las calles; pero también les fueron pirateados a las casas de huéspedes particulares, ya que van a ser trasladados todos a hoteles estatales. No le faltó al Primer Ministro añadir que no es por motivos económicos; no obstante, los últimos días de estos turistas en el país estarán tributando al Estado con el pago de su hospedaje e incluso alimentos, pues quedarán varados en el hotel que les sea asignado, hasta que puedan tomar un vuelo.
Entonces, ¿dónde está la protección que dicen han tenido con los cuentapropistas? Es bueno que no tengan que pagar sus tributos a la ONAT, pero les están arrebatando lo poco que les queda de trabajo.
Por otra parte, se conoce que, con la crítica situación del transporte urbano de pasajeros, se les ha estado pidiendo a los choferes de autos estatales que muevan a algunos pasajeros en los lugares vacíos de sus vehículos, siempre y cuando vayan en su ruta. ¿Cómo obligar ahora a un trabajador a someterse a la posibilidad de que en su carro monte una persona contagiada?
Con un breve análisis del presente, se puede asegurar que el país no está preparado para afrontar las condiciones económicas y sociales que se desprenden de tamaña pandemia. Sin contar con las posibilidades de salud pública que son precarias y que hasta ahora han puesto los extranjeros por encima de los nacionales, llevándolos a los mejores centros de diagnóstico y hospitales.
La pandemia ahora comienza a escribir su historia, aunque hay que decir que en la mayoría de los países en los que ha tenido su presencia, ya se habla del antes y después del virus chino.
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