viernes, 20 de marzo de 2020

Los días del agua y algo más.

Por Martha Beatriz Roque Cabello.

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A partir del 16 de marzo se anunció una nueva regulación por parte del servicio de acueductos, que afecta a varios municipios en la capital. La noticia es que el agua llegará a las viviendas cada tres días. En particular estará perjudicado Diez de Octubre, del cual es parte el barrio de Santos Suárez, lugar donde se detectó el quinto caso de coronavirus en Cuba: un señor de 63 años de edad, recién regresado de España.

Todo parece indicar que las medidas de higiene que se deben tomar, a las que se les hace propaganda por los medios, están afectadas, tanto por la escasez que existe de agua como por la ausencia de jabón en los mercados. Del resto de los desinfectantes que pueden ser usados, ¡ni hablar! Eso hace mucho tiempo que no se ve en Cuba.

La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, dio a conocer en el periódico Granma del 4 de marzo, que los niveles de aseguramiento de los productos de aseo, dígase jabón, crema dental, detergente líquido y otros, mostrarán un mejor comportamiento respecto a semanas anteriores. Esta afirmación es cuestionable, después que ha pasado más de una quincena de este mes y no se ve por ningún lugar la mejoría. Por el contrario, hay grandes aglomeraciones de personas cada vez que ponen a la venta alguno de estos productos. Como la gente se acostumbra a todo, ya es normal oír a un dirigente del régimen diciendo mentiras, casi sería preocupante que dijeran alguna verdad.

Pero, de forma contradictoria a las facilidades para combatir el coronavirus, lavándose las manos, el régimen ha anunciado la Resolución 84 de 2020 del Ministerio de Finanzas y Precios, que tiene como objetivo combatir el despilfarro de agua, con nuevas tarifas a partir del primero de abril para el sector productivo, el primero de julio para el sector presupuestado y el primero de octubre para el sector doméstico. De acuerdo con ello, en el caso de las facturas domiciliarias, la vivienda con hidrómetro que hoy paga el m3 a 1,50 CUP, en el rango de consumo de más de 7,5 y hasta 8,5 m3 pagará de acuerdo con esta nueva normativa, siete pesos moneda nacional por cada m3, lo que afecta el bolsillo del cubano de a pie.

Y como si fuera poco, siendo bien conocido que La Habana es la ciudad más sucia y maloliente de todo el país, ahora se pretende higienizarla a partir de multas muy altas de hasta 3 000 CUP. Habría que decir que las indisciplinas que en la capital se cometen son producto de lo que se ha permitido hasta el momento y de la educación formal que se le ha dado a la sociedad, así como de la falta de recogida de desechos sólidos y de dejar los escombros de los derrumbes sin acopiar.

Los miembros de los CDR, los retirados que son militantes del Partido y los excombatientes están encargados de llevar a cabo la vigilancia de los latones de basura, en los que no se podrán vaciar desperdicios hasta después de las 6:00 de la tarde. De lo contrario cualquiera de estos “ciudadanos cooperantes” denunciarán a los “infractores” que, si ya han atentado contra la limpieza de la ciudad, serán multados.

Pero todo parece indicar que el método de la represión, que es el más usado en estos momentos por la dictadura, se ha extendido hacia otras actividades y situaciones que no se resuelven con facilidad como, por ejemplo, el problema del transporte en la capital. Se ha anunciado de forma oficial que han sido sancionadas 773 empresas, cuyos vehículos no han parado en los puntos donde están los Inspectores de Transporte y, de esa forma, se han negado a trasladar a algunas de las personas que -la mayoría en estado de desesperación- están esperando un ómnibus. También son problemas que están siendo provocados por el desabastecimiento de combustible.

En días recientes los vecinos de la calle San Juan de Dios y Habana estuvieron 18 días sin agua, lo que no les permite mantener la higiene que se necesita para evitar la propagación del coronavirus. Después de que se manifestaron con carteles, con cubos y hasta con sus niños en el medio de la calle, se hizo presente la Policía y la Seguridad del Estado y les llevaron una pipa de agua.

Nadie tiene idea, si no lo padece, lo que significa estar en una casa sin una gota de agua. Habría que pasar por cualquier solar del municipio Habana Vieja. Allí usted puede sentir el olor de las aguas albañales, y también la desesperación de las personas que a veces se aferran a un chorrito de agua y hasta hacen colas, porque la situación de las edificaciones es tan mala, que no pueden ni encaramar un tanque con agua en la azotea.

¿Qué les espera a los cubanos -sin agua- para enfrentar esta pandemia? Son momentos muy difíciles, pero ahora saldrá a flote toda la negligencia y la desidia que ha tenido la dictadura durante 60 años y, como siempre, será el pueblo el que pague las consecuencias.
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