Sí, Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, tiene muchos partidarios en Cuba. Pésele a quien le pese, es así. Pero quien intente defenderlo en los medios de información cubanos, ya sabe lo que le espera, porque todos los medios pertenecen a Raúl Castro. A los cinco minutos tiene al defensor bajo los zapatos de la Seguridad del Estado, esos muchachones siempre de viaje por el extranjero, bien alimentados.
Así lo dijo Fidel Castro en 1988, al referirse a los que piensan distinto a él y a su hermanito: “Andan como cucarachas por aquí y por allá”. Y de inmediato salieron de todos ellos, unos presos y el resto al exilio.
Eso lo sabe el grupúsculo de periodistas de la prensa militar de Cuba, a quienes no les pasa por la mente que aquellos gobiernos del dominio romano, el nazismo, las dictaduras latinoamericanas, así como el sovietismo, tuvieron fin porque la gente, a medida que avanza la humanidad, reclama libertad y rechaza el comunismo, como la peor de las experiencias.
Ahora resulta que Donald Trump, el hombre que trabajó para ganar sus millones de dólares con inteligencia y tesón, es un frustrado presidente porque no era un político de experiencia. Entonces, si Trump es lo peor, ¿qué es Fidel Castro, que ganó sus millones como dictador, guerrerista y violador de los Derechos Humanos, famoso por sus acuerdos secretos con Corea del Norte, pendiente de la ayuda soviética y luego de Venezuela para su destruido país y quien, por un tilín, propio de psicópatas, no logró una conflagración mundial en 1962?
Dice uno de estos periodistas del grupúsculo de la prensa cubana que Trump se cree dueño del universo y que su afán protagónico no le permite ver que Cuba, Venezuela y Nicaragua son países libres donde su población rechaza su política injerencista.
Pero, ¿cómo saben, que el pueblo cubano rechaza a los Estados Unidos? Imaginen si un día Díaz-Canel se vuelve loco y hace un plebiscito para preguntar al pueblo si prefiere el capitalismo de Trump o el socialismo de Raúl. ¿O qué pasaría si abre la Embajada del Perú de nuevo para todo aquel que quiera irse? ¿Cuántos se quedarían en Cuba y cuantos se irían con Trump?
Conocedores de esos resultados, este grupúsculo de periodistas de la prensa raulista se atreve a decir que Trump emplea estrategias y artimañas, como si Fidel no hubiera sido el bárbaro de las artimañas, que Trump emplea guerras, incluidas bacteriológicas contra China, según sospechas con el coronavirus, vaya acusación sin base científica de estos señores periodistas.
Dicen que el comandante en jefe de la Revolución Islámica de Irán, un tal Salami, advirtió que “la ola de crisis por el nuevo coronavirus que recorre el mundo es posible que sea un arma de guerra biológica de Estados Unidos”.
Por último, Juanita Carrasco, la más vieja del grupúsculo, no se queda atrás y señala, gracias a la misma yanquifobia de los anteriores, que por culpa de Trump, Estados Unidos es el país con mayor índice de coronavirus en todo el hemisferio, que Cuba no ha falseado jamás sus registros y que hay medicinas en el país.
¿No recuerda Juanita cuando se ocultó el dengue hasta última hora, allá por los años ochenta? ¿Tampoco sabe que en Cuba no hay ni siquiera aspirina? Sería bueno que un día, antes de morir, la Carrasco reconociera los fallos del castrismo, que son tantos, por lo que Cuba está en ruinas, con una población en estrés durante décadas, inventando que cocinar cada día, mientras los gobernantes cubanos viven como millonarios y según comenta el pueblo, con una parentela en litigio judicial por los milloncitos que hereda cada uno de ellos.
Una última pregunta a mi colega: Cuándo le importó a Fidel Castro los vínculos de las familias cubanas, sí, un crimen de lesa humanidad. ¿No recuerda que durante largos años estuvieron incomunicadas, porque las de allá Fidel las consideraba gusanas, mercenarias y vendepatrias? Se le olvidó aquello de: “Que se vayan, que se vayan”. Por Dios, Juanita, ¿es que se te ha olvidado nuestra historia? Claro, es que luego los gusanos se transformaron en mariposas cargadas de dólares que necesita el mísero gobierno de Cuba.
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