Por Juan O. Tamayo.
Cuba se hundiría rápidamente en el caos si Hugo Chávez, el enfermo presidente de Venezuela, fuera reemplazado por alguien menos dispuesto a subsidiar a La Habana por un valor de $3,500 millones este año, dijeron
analistas el viernes.
La Habana ya está dividida entre los viejos líderes decididos a mantener un régimen aliado en Caracas a toda costa, y otros que consideran los subsidios de Chávez como trabas a las profundas reformas económicas que la isla necesita desesperadamente.
Chávez, quien ha sido el principal aliado y benefactor de Cuba durante casi una década y considera a Fidel Castro su mentor político, anunció el jueves desde un hospital de La Habana que tiene cáncer, suscitando de inmediato especulaciones sobre su futuro político y el del país.
El líder venezolano, un carismático populista, no tiene un sucesor claro al frente del socialismo del siglo XXI al que también se han adherido Bolivia y Nicaragua, pero sí una muchedumbre de opositores listos para retar su control del poder de 12 años en las elecciones presidenciales fijadas para el año próximo.
Sus subsidios a Cuba nunca han sido populares en Venezuela, que encara ahora una de las inflaciones más altas y una de las tasas de crecimiento más bajas de todo el hemisferio occidental. Una de las primeras medidas de un golpe militar que lo depuso brevemente en el 2002 fue detener todos los envíos de petróleo a La Habana.
Cuba se vería seriamente perjudicada si los subsidios de petróleo -de $2,200 millones en el 2009 y se calcula que de $3,500 millones actualmente debido a la subida de los precios - se detuvieran de pronto, dijo Jorge Piñón, experto petrolero del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida.
Habría un colapso inmediato de la economía cubana si el futuro gobierno venezolano adopta una política que deje de subsidiar la venta de petróleo a Cuba, señaló Piñón.
Venezuela envía a Cuba un promedio de 115,000 barriles de petróleo por día, añadió Piñón, en su mayor parte para el consumo cubano, pero de los cuales 25,000 barriles son para ser procesados en una refinería en Cienfuegos, que es una empresa propiedad de ambos países.
El petróleo venezolano representó el 30 por ciento de las importaciones de Cuba en el 2009, cuando la deuda con Caracas se estimaba en $4,000 millones. El país sudamericano fue el año pasado el principal socio comercial de La Habana, con un comercio bilateral valorado en $3,100 millones, en comparación con el comercio con China de $1,700 millones.
Cuba comenzará pronto una exploración de petróleo aparentemente prometedora cerca de su costa noroeste, agregó Piñón, pero incluso si se encontrara crudo en cantidades lucrativas el comienzo de una producción
significativa demoraría de tres a cinco años.
Caracas marca como pagadas las facturas de petróleo de La Habana a través de la enormemente sobrevalorada asistencia que recibe de lo que se calcula son unos 60,000 cubanos en Venezuela, incluyendo un personal médico de 40,000, así como maestros, entrenadores deportivos y asesores militares y de inteligencia.
La economista Marta Santos señaló en La Habana el año pasado que el gobierno cubano subió los precios de la gasolina en 18 por ciento apenas horas después de que Chávez no consiguió una mayoría de dos tercios en las elecciones para el Congreso.
Pedro Burelli, un analista en Washington, D.C., que critica habitualmente a Chávez, dijo haber recibido información de que ya existen presiones entre funcionarios cubanos sobre cómo reaccionar a los posibles cambios en el gobierno de Venezuela.
Los viejos líderes históricos de La Habana están a favor de apuntalar el socialismo en Caracas a toda costa, dijo, para garantizar que continúen los subsidios así como un posible refugio en caso de que el sistema comunista de la isla comience a tambalearse.
Funcionarios más jóvenes alegan que es hora de cortar el cordón umbilical que los une a Venezuela, agregó Burelli, efectuar reformas domésticas más profundas y rápidas hacia una economía de mercado y diversificar el comercio y las inversiones, especialmente con China, Brasil, Rusia e Irán.
Ellos creen que la modernización de la economía cubana fue demorada por los subsidios venezolanos, y no quieren seguir perdiendo tiempo, añadió.
Indudablemente, ellos quieren además evitar el regreso a la situación de principios de la década de 1990, cuando el colapso de la Unión Soviética y el fin de sus gigantescos subsidios a La Habana redujeron la economía
de la isla en un 35 por ciento y hasta provocaron brotes de enfermedades relacionadas con la desnutrición, agregó.
Apenas el mes pasado, China anunció que la inversión de Venezuela en la refinería de Cienfuegos sería respaldada con parte de una línea de crédito de $12,000 millones concedida a Caracas por el Banco Central de
Desarrollo de China y la Corporación Nacional de Petróleo de China.
Eso es un recurso de emergencia para Cuba, en caso de que Venezuela caiga en mora, comentó Piñón.
El comercio de Cuba con China creció en un 34.4 por ciento durante los primeros meses del 2010, y Brasil está invirtiendo $800 millones para modernizar el puerto de Mariel, al oeste de La Habana. Se reporta además que los brasileños están listos para hacer grandes inversiones en soya y
etanol.
Para echar a rodar la reforma económica, Raúl Castro ha sincronizado su reloj con el de Hugo Chávez, pero eso no asegura que las manecillas giren parejas, escribió Santos en una columna detallando las crecientes relaciones económicas de Cuba con otros países.
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