Una de las primeras medidas económicas introducidas por la revolución de Castro después de 1959 fue la reducción del 50% en los alquileres que los inquilinos pagaban por apartamentos y residencias unifamiliares. Esta Ley de Reforma Urbana fue aclamada como una victoria para las clases bajas y medias, y una medida que estimularía la economía ya que ahora los inquilinos tendrían más dinero para gastar.
El resultado fue muy diferente. La ley tuvo un efecto negativo para la economía. Los inversores en apartamentos e inmuebles comerciales se negaron a seguir invirtiendo. La industria inmobiliaria se paralizó. Las plantas de cemento, las empresas de fontanería, la fabricación de madera, las fábricas electrónicas y muchas más empresas relacionadas cerraron, muchas se declararon en bancarrota. La economía entró en un período de estancamiento del que nunca se recuperó.
Otras leyes “revolucionarias” o socialistas como la “Ley de Reforma Agraria” que confiscaron, sin pago, tierras privadas tuvieron resultados similares, también la confiscación de grandes y pequeñas empresas produjo una parálisis económica y lanzó cientos de miles de trabajadores a las líneas de desempleo.
Todas estas medidas y acciones del gobierno fueron acompañadas de una demonización del capitalismo y la empresa privada. Los negocios, así como el dinero, se consideraban malvados. “El dinero es el intermediario malvado”, dijo Fidel Castro, “entre lo que el hombre produce y lo que el hombre consume”.
Dos años después del comienzo de la revolución, la economía entró en una gran espiral descendente. Se desarrolló un desempleo masivo; la inflación se descontroló; toda la producción comercial e industrial quedó paralizada. El país siguió rápidamente esta fase socialista con un período marxista-leninista con racionamiento de la mayoría de los productos, militarización de la sociedad, alianza con la Unión Soviética, conflicto con los Estados Unidos y la migración de más de 2 millones de cubanos. La economía nunca se recuperó. Las clases medias y altas fueron destruidas, y los trabajadores se convirtieron en desempleados, subempleados o empleados del estado, trabajando por salarios miserables.
*Jaime Suchlicki es Director del Instituto de Estudios Cubanos, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables, FL. Es el autor de Cuba: De Colón a Castro y más allá, ahora en su quinta edición; México: de Montezuma al ascenso del PAN, 2ª edición, y de Breve Historia de Cuba.
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano:
La Ofensiva Revolucionaria comenzada el 13 de marzo de 1968 ha servido para demostrar que las grandes confiscaciones, intervenciones, nacionalizaciones, etc. de los tres primeros años después del 1 de enerro de 1959, en la que se robaron más de 1500 000 000 de dólares (de aquellos tiempos) en propiedades, solamente eran la primera parte de la estrategia Castrista para asegurar el control político de la población cubana mediante el control económico a cargo de Papá Estado, el cual en un momento determinado llegó a controlar, como Patrón, el 97 % de la fuerza laboral cubana. En estos 60 años de tiranía el Castrismo se ha vestido de diferentes maneras según los tiempos, aunque su esencia totalitaria y represiva apenas haya cambiado.
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