lunes, 17 de mayo de 2010

Carter en Cuba (iii).

Por Arnaldo M. Fernández.

Lo que Carter dejó ardiendo fue la alternativa política del Proyecto Varela. Castro no pudo menos que recoger las declaraciones posteriores del presidente Bush en Miami (mayo 20 de 2002) como guante de desafío y responder con otra marcha más (junio 12) y el "socialismo irrevocable", que firmaron (junio 15-18) más de 8 millones de cubanos (98% del electorado) y se remachó (junio 26) con la Ley de Reforma Constitucional.

Al cabo Castro reiteraría su enfoque sobre la oposición interna: "Eso no tenía nada que ver con el Proyecto Varela; eso es estar matando mariposas a cañonazos, tomeguines a cañonazos (…) No tiene nada que ver con el Proyecto Varela, eso es cuestión de una comisión" (Biografía a dos voces, página 389). Según Castro, la comisión correspondiente de la Asamblea Nacional recibió y analizó la solicitud del Proyecto Varela y dio respuesta, por supuesto que negativa. Y dijo más: "sus promotores no quisieron recibir la respuesta" (página 390).

Cuando Ignacio Ramonet indagó por ella, Castro repuso: "Yo no tengo aquí el documento". Tampoco el líder del proyecto, Oswaldo Payá, se ha referido a documento de respuesta alguno. Por el contrario, al relanzarse el proyecto (octubre 24, 2008) en Madrid (¿y por qué no en La Habana?), Yaxys Cires Dib recordó que hay "una iniciativa legal en los despachos de la Asamblea Nacional del Poder Popular, a la cual no se le ha dado justa respuesta" y enseguida recalcó que "la ausencia de respuesta —legal— al mismo, no se debe en lo absoluto a que la oposición no haya hecho sus deberes en cuanto a procedimientos". Así tenemos la preciosa oportunidad de coger a Castro en la mentira y realzar "una iniciativa política tan eficaz como el Proyecto Varela". ¿Quién se atreve a emplazarlo?
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