Luis Carlos y Jorge Ángel, dos hermanos vecinos de la barriada habanera de La Timba, ajustaban los pormenores para "voltajear" un negocio que, según ellos, el propio Gobierno les "puso en las manos": la venta de dólares.
Desde hace más de cinco años ambos hermanos se han dedicado a la compraventa de dólares "desde la tranquilidad de la casa". Con una clientela fija de estudiantes, que consiguieron a través de una conexión en la Escuela Latinoamericana de Medicina, iniciaron un negocio "que a todo el mundo le conviene".
"Por eso nunca hemos tenido problemas con los chivatos del barrio", aseguró Jorge Ángel.
"Los estudiantes latinoamericanos de Medicina descubrieron hace años que era más negocio comprar dólares en la calle que al Estado cubano. Las CADECA (Casas de Cambio) se los compran barato y se los venden muy caro".
La tasa de cambio actual para el dólar estadounidense "es desigual", coincidió Luis Carlos con el criterio generalizado entre los habaneros. Las CADECA compran el dólar a 0,97 -menos el 10% de impuesto sobre la moneda y el 3% de comisión- y lo venden a 1,027.
"Con el auge del negocio de las 'mulas', la compra del dólar en el mercado negro se disparó de 0,95 a 1,00 y mucho antes de que anunciaran que volvería a circular legalmente ya se estaba cotizando en las calles a 1,13. Hay rumores de que fuera de La Habana llegó a 2,00", comentó Luis Carlos.
Tras los anuncios del Gobierno cubano de que al menos 70 tiendas en toda la Isla comenzaría a vender efectos electrodomésticos, motos eléctricas, piezas de automóviles y otros productos directamente en dólares -y en otras nueve monedas extranjeras-, las especulaciones y largas colas en las sucursales de Banco Metropolitano se dispararon.
El servicio solo se ofrecerá mediante tarjeta magnética, por lo cual los cubanos tendrán que habilitar una cuenta bancaria en dólares estadounidenses. Esta es una medida que, según el vicepresidente del país, Salvador Valdés Mesa, forma parte de una iniciativa para impulsar la economía cubana.
Durante los últimos años, explicó el vicepresidente, se ha incrementado la importación, por parte de personas naturales, de mercancías sin carácter comercial, y "aunque los bienes entran al país en un marco de legalidad, después de recepcionarlos se comercializan de manera irregular", dijo Valdés Mesa.
"El Gobierno quiere ser intermediario a la fuerza", consideró Maritza Llánez, quien desde hace tres años se dedica a comprar productos en México y Panamá para llevarlos a la Isla.
"Quiere ocuparse [el Gobierno] de todo. Fíjate que acepta que la mercancía entra al país de forma legal y, por otra parte, no utiliza el término ilegal para referirse a un mercado que abastece de determinados productos y bienes que el Estado o no ofrece o vende excesivamente caro", cuestionó Llánez.
"Aunque aseguraron que no habría ningún cambio en las regulaciones aduaneras, no puedes confiar en el Gobierno, que tampoco se ha pronunciado sobre sí desmantelará la red de negocios que proliferan al margen del Estado", apuntó su esposo, Daniel Orlando Guevara.
"Porque sin dudas, esto es un golpe directo al sector privado del país, y en menor medida a la población. De cualquier manera, están fomentando el mercado negro, pues las personas que reciben remesas desde países donde circula el dólar los cambiaran a CUC en las calles y no en las CADECA".
"Regresó el macho de la casa, el que nunca se debió haber ido", expresó Ariel Matamoros, vecino del Cerro que también se dedica a la compraventa de dólares desde hace aproximadamente diez años, y que empezó su negocio con familiares que enviaban remesas a Cuba por vías informales para evitar el gravamen oficial.
"Ahora volverá a subir como la espuma otro tipo de 'mula', personas que traen los dólares directamente en efectivo. La mayoría de las personas que reciben la remesa por esta vía alternativa, acumularán los dólares hasta que se disparen sus precios en la calle", vaticinó Matamoros, asegurando que ya tiene "amarrado" el negocio con cubanos que reciben remesas de Estados Unidos.
Un recorrido por varias sucursales del Banco Metropolitano arrojó que la mayoría de los clientes que acuden a solicitar la cuenta bancaria en dólares están motivados por "legalizar" esa divisa ante posibles viajes; muy pocos van con la intención de adquirir la tarjeta magnética para comprar en la red de tiendas del Estado.
"En el caso de que los productos tengan precios razonables, compraría en una de esas tiendas del Estado, de lo contrario seguiré negociando con las mulas o viajaré yo personalmente", dijo María del Carmen, dueña de un restaurante privado.
"De momento abriré la cuenta en dólares, pero no me interesa la tarjeta magnética porque no pienso someterme a los precios explotadores del Gobierno. La entrada de dólares no tengo problemas en justificarla pues dos de mis tres hijos viven en Estados Unidos".
"De ponerse muy complicado todo, tendría como negocio alternativo la venta de los dólares que mis hijos me envían", concluyó María del Carmen.
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