Por Pedro Corzo.
Mientras la dictadura cubana desplegaba una intensa campaña publicitaria a favor de la excarcelación de cinco de los convictos de la red Avispa, fingía ignorar que otro de sus agentes, Ana Belén Montes, mucho más eficiente y productiva, cumplía sentencia por espiar a su favor.
La gestión internacional de apoyo de los cinco fue intensa y extensa. El aparato propagandístico del castrismo se empeñó a fondo. Recurrió a todos sus asociados alrededor del mundo para que trabajaran a favor de sus espías.
Contrario a los convictos de la red Avispa, Montes perjudicaba el montaje de esta otra epopeya. No era cubana, por lo tanto era imprudente usarla como paradigma de una nación en crisis; segundo, sus actividades como espía no podían cubrirla con el sofisma de que estaba defendiendo a su país de amenazas terroristas.
En tanto, Belén Montes languidecía en una prisión estadounidense sin que el gobierno de La Habana hiciera conocer al pueblo de la isla los importantes servicios prestados por el topo que habían sembrado en la Agencia de Inteligencia de Defensa, DÍA, una dependencia de los servicios de información de Estados Unidos.
Mientras la dictadura cubana desplegaba una intensa campaña publicitaria a favor de la excarcelación de cinco de los convictos de la red Avispa, fingía ignorar que otro de sus agentes, Ana Belén Montes, mucho más eficiente y productiva, cumplía sentencia por espiar a su favor.
La gestión internacional de apoyo de los cinco fue intensa y extensa. El aparato propagandístico del castrismo se empeñó a fondo. Recurrió a todos sus asociados alrededor del mundo para que trabajaran a favor de sus espías.
Contrario a los convictos de la red Avispa, Montes perjudicaba el montaje de esta otra epopeya. No era cubana, por lo tanto era imprudente usarla como paradigma de una nación en crisis; segundo, sus actividades como espía no podían cubrirla con el sofisma de que estaba defendiendo a su país de amenazas terroristas.
En tanto, Belén Montes languidecía en una prisión estadounidense sin que el gobierno de La Habana hiciera conocer al pueblo de la isla los importantes servicios prestados por el topo que habían sembrado en la Agencia de Inteligencia de Defensa, DÍA, una dependencia de los servicios de información de Estados Unidos.