martes, 24 de octubre de 2023

'Gallego, esto pinta mal.'

Por Roberto Álvarez Quiñones.

"Gallego, esto pinta mal", así le decía el popular Chicharito a Sopeira en un programa humorístico de la radio cubana en los años 50. La diferencia es que aquella era una frase jocosa entre esos dos inolvidables comediantes, y ahora lo que pinta mal es el único sueldo lícito que tiene hoy la devastada Cuba castrista, la exportación de bienes y de servicios no delictivos: el turismo.

Durante unos 170 años el sueldo de Cuba, con mucho, fue la exportación de azúcar. Era la mayor fuente de divisas de un país insular de economía abierta que necesitaba, y necesita, de importaciones para su desenvolvimiento económico normal.

Pero hoy las dos principales fuentes de divisas de la Isla no son autóctonas, pues no son "sudadas" en la Isla. La principal es la explotación de médicos en el extranjero como esclavos modernos, que es un delito internacional de trata de personas.

Los galenos cubanos son coaccionados psicológicamente por el Gobierno para que presten servicio en más de 60 países y así expropiarles cuatro de cada cinco dólares del salario que devengan. Y no hay sanción alguna a la dictadura. Ni de la ONU, ni de nadie.

La segunda fuente son las remesas. Esta vía no es delictiva, pero no es dinero generado en Cuba. Son obsequios de la diáspora cubana a sus familiares en la Isla, en cash o en paquetes de mercancías. En 2019 las remesas en cash alcanzaron 3.717 millones de dólares, que sumados al valor de los paquetes arrojó una inyección de divisas a Cuba de unos 6.000 millones de dólares, cifra superior a la que fue robada a los médicos en ultramar.

Pero, ojo, el monto de las remesas ha caído al mismo ritmo en que emigran, masivamente, los cubanos. Hay en la Isla cada vez menos familias a las que enviarles remesas y paquetes. Incluso, un reciente informe de Cuba Siglo XXI revela que los cubanos prefieren "emigrar antes que invertir en una MIPYME". Solo a EEUU han llegado más de 433.000 cubanos desde fines de 2021.  

Eso explica, entre otros factores, por qué las remesas a Cuba en 2022 cayeron a 2.040 millones de dólares, un resbalón de -45,2% con respecto a 2019.

La única fuente potencial capaz de generar divisas made in Cuba.

Así llegamos a la tercera fuente de ingresos de divisas de Cuba, la dupla de exportaciones de bienes y el turismo internacional. Pero como el país produce cada vez menos y obviamente exporta cada vez menos bienes, eso convierte al turismo en la única industria rentable potencialmente capaz de generar divisas made in Cuba.

El turismo es la venta de servicios a extranjeros en el territorio nacional. El saqueo de salarios a los médicos en ultramar es una actividad delincuencial, y no exportación de servicios como afirma la mafia raulista. Lo irónico es que la combinación de exportaciones de bienes y turismo es la que menos divisas aporta, cuando debiera ser la principal, como ocurre en los países normales (capitalistas).

Por ejemplo, República Dominicana en 2022 exportó bienes y servicios por valor de 21.638 millones de dólares, 12.391 millones en bienes y los 9.247 millones que gastaron allí los 8,5 millones de turistas que lo visitaron.

Cuba, con el doble de tamaño, más playas, y "liberada del imperialismo", exportó bienes y servicios por 3.090 millones, apenas el 14% del total logrado por su vecino dominicano, repartidos en 2.170 millones en exportación de bienes y 920 millones captados de los 2,2 millones de turistas visitantes.

Sin embargo, en 1958, el último año como país capitalista, Cuba exportó bienes y servicios por 732 millones de dólares, equivalentes a 7.773 millones de dólares de hoy (el dólar de 1958 equivale a 10,62 dólares de 2023), es decir, cinco veces más que su vecina dominicana, que exportó ese año bienes y servicios por 136 millones de dólares, según la CEPAL.

Hay otra fuente de ingresos de divisas importante, pero eso hoy en Cuba prácticamente no significa nada: las inversiones extranjeras directas (IED). Veamos, República Dominicana en 2022 recibió 4.010 millones de dólares en IED, según la CEPAL. ¿Y en Cuba? El régimen firmó "acuerdos de intención" de IED por menos de 400 millones de dólares, de los cuales solo se desembolsó en vivo y en directo menos del 10% del capital prometido. En tanto, el resto de América Latina recibió, de verdad, 224.579 millones de dólares en IED.

Se desploman las visitas desde Canadá, EEUU y Europa.

Pero enfoquémonos en el turismo, que es verdad la única gran fuente de divisas generadas en la Isla, porque Cuba ya no exporta ni azúcar, la tiene que importar. Y el colmo, ya hasta perdió su bicentenario título de productora del "mejor tabaco del mundo". Ahora ese reinado lo tiene, precisamente, República Dominicana.

El Ministerio de Economía castrista anunció a principios de este año que en 2023 Cuba recibiría 3,5 millones de turistas. Pero resulta que en los primeros nueve meses solo visitaron la Isla 1,8 millones de turistas, según cifras oficiales.  En septiembre solo vacacionaron en Cuba 151.380 turistas, la cifra más baja en lo que va de año.

Lo peor es que este desplome turístico no es coyuntural. Es causado por la crisis multisistémica y final del castrismo. Eso se advierte con el creciente desgano por viajar a Cuba, que no afecta solo a algunos países, sino a todos los emisores de turistas a la Isla, con excepción de Rusia, que, por cierto, es el que menos divisas aporta per cápita.

Comparemos el periodo enero-agosto de 2019 con el de 2023. En los primeros ocho meses de 2019 desde Canadá, el principal "cliente" cubano, viajaron a la Isla 828.119 vacacionistas, y en igual período de 2023 la visitaron 675.975 canadienses. El mayor emisor se contrajo bruscamente.

Lo mismo ocurrió con la diáspora cubana, el segundo proveedor de turistas a la Isla. En enero-agosto de 2019 viajaron al suelo natal 424.936 cubanos, y en 2023 solo 241.065. Hubo un bajón de -58%. Y son precisamente los cubanos quienes más dinero dejan en el país durante su estancia. A mi modo de ver este declive de turismo de emigrados cubanos es sumamente difícil que pueda ser revertido mientras haya castrismo, pues cada día que pasa hay menos familias en Cuba a las cuales visitar, y el servicio turístico en la Isla ya es desastroso. Cada vez más cubanos vacacionan en República Dominicana.

El tercer emisor de turistas a Cuba, los estadounidenses no cubanos (¿y el "bloqueo"?) aportó 423.670 visitantes en enero-agosto de 2019 y solo 111.062 este año 2023, un descenso impactante de -74%.

En cuanto a Europa el desplome ha sido también enorme. De enero a agosto de 2023 viajaron a la Isla solo 45.318 alemanes, comparados con los 100.656 en 2019. Y de España viajaron 40.000 turistas menos. Y son esos los dos mayores emisores europeos de turistas a Cuba. Varias aerolíneas internacionales han dejado de volar a Cuba, o han reducido drásticamente sus viajes a la Isla.

Es decir, la más importante industria cubana de hoy se está desinflando. Hasta el mismísimo Gobierno de Canadá emitió recientemente un comunicado en el que de hecho sugirió no viajar a Cuba. Exhortó a "extremar las precauciones" si viajan a Cuba, "debido al aumento de delitos y la crisis de desabastecimiento de alimentos y medicinas".

Y no es para menos. Hoy la inseguridad ciudadana en las calles cubanas es la peor que se recuerde nunca. Se han disparado los crímenes hasta de niños, robos, asaltos a mano armada, y los feminicidios salvajes. Empeora por día la escasez de alimentos y de bienes de consumo, los apagones, la falta de combustible y la asfixiante inflación, una de las más altas del mundo según los expertos.

Conclusión: al castrismo se le reduce cada vez más el único sueldo lícito (léase decente) que tiene: las exportaciones de bienes y de servicios no delictivos. Ello muestra claramente su catadura mafiosa, de vulgar proxeneta internacional que le "chulea" divisas al mundo entero, o se las roba con esclavismo decimonónico adaptado al siglo XXI.

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lunes, 23 de octubre de 2023

Los cubanos no quieren más excusas.

Por Iván García.

El pasado lunes 16 de octubre, Mirielis, 37 años, informática en una empresa estatal, mientras ablandaba la yuca en una cazuela de hierro fundido, escuchó en la radio el anuncio sobre la ‘comparecencia especial del compañero Miguel Díaz-Canel’.

“Esa mañana en la oficina alguien comentó que el gobierno iba quitar el módulo que venden al pueblo (una botella de aceite, dos paquetes de picadillo condimentado, uno de salchichas y cuatro kilogramos de pollo) y que la libreta de racionamiento quedaría solo para personas vulnerables. Se desató un debate tremendo. ¿Cómo sabrían las autoridades quién es vulnerable? Todos coincidimos que si el Estado quita la libreta se desatará una hambruna descomunal en Cuba”, cuenta Mirielis.

En el televisor de la sala, su esposo veía un partido de béisbol de Grandes Ligas copiado del Paquete Semanal, un compendio audiovisual clandestino de seriales, deportes y filmes pirateados, que alquilan muchos cubanos para escapar del tedio y la manipulación política de los medios estatales. “Cuando fui a poner la Mesa Redonda -espacio de propaganda política- mi esposo se incomodó. A él le sube la presión arterial cada vez que escucha hablar a Díaz-Canel. Yo tampoco lo soporto, pero si el gobierno va a anunciar medidas que afectan al pueblo, la gente debe estar informada. Al final todo fue una puesta en escena. Aunque dejó caer que se estudia quitar la libreta y también rectificar sobre el disparate que ha sido la Tarea Ordenamiento, esa fracasada reforma monetaria. El resto de la entrevista fue justificar el fracaso económico con el ‘bloqueo’. Cada vez que Díaz-Canel habla, las cosas se ponen peor. Es un ave de mal agüero”, resume Mirielis.

La impopularidad de Díaz-Canel entre los cubanos es considerable. Para Ronald, músico, “si en una escala del uno al diez se pudiera medir la antipatía y desprecio que los cubanos de a pie sienten hacia él, se rompería el voltímetro. Es tan pesado, aburrido y mediocre que la inmensa mayoría de los cubanos no se lo tragan. Además de no tener carisma, su voz es desagradable”.

Las ofensas y burlas a Díaz-Canel por su errático desempeño como gobernante no es lo habitual en una nación regida por una dictadura de corta y clava, donde las críticas a sus líderes políticos son consideradas delitos en el Código Penal y pueden recibir sanciones de cárcel.

Un abogado habanero señala que “esas leyes están vigentes, pero es tanto el desprestigio de Díaz-Canel y tan grande el número de personas que lo critican, insultan o lo viralizan con memes en las redes sociales, que la Fiscalía y la Seguridad del Estado se hace de la vista gorda. Esas leyes existían cuando Fidel y Raúl gobernaban, pero con Díaz-Canel se han reforzado. Existe un grupo de contravenciones, sean multas o sanciones penales, contra quienes ofendan al presidente, el primer ministro y otros dirigentes. Igualmente se sanciona con multas o cárcel, aquellas personas que las autoridades consideren que en las redes sociales u otros sitios públicos, se excedan en sus críticas al modelo socialista y sus instituciones”.

Según el jurista, se le ha aplicado de manera ejemplarizante a Luis Manuel Otero, Maykel Osorbo, Yuri Valle Roca, José Daniel Ferrer, Félix Navarro y su hija Saylí. El trasfondo de la sanción a Otero y Maykel, por ejemplo, más que por sus críticas al sistema político, son por ofender a Díaz-Canel en la vía pública. Muchos sancionados por las protestas del 11-J, y otras posteriores, recibieron las penas más elevadas por injurias al mandatario. Más que el cumplimento de la ley, ha habido un espíritu de venganza por parte de las autoridades”.

Regino, psicólogo, considera que “las dictaduras son muy estrictas en temas que menoscaban su moral. Y suelen aplicar la violencia policial y sanciones penales para los que se burlan de la condición sexual de los gobernantes, ponen en tela de juicio su coraje y legado político o lanzan ofensas que dañen su hombría. Los dictadores son implacables con sus enemigos políticos y no dudan en ordenar asesinatos, golpizas o hacerlos cumplir largas penas de cárcel. La sociedad cubana es muy machista, y los gobernantes masculinos deben demostrar que tienen los pantalones bien puestos y lavar las afrentas», explica y añade:

«Con Díaz-Canel sucede algo novedoso. Machado, Batista, Fidel y Raúl Castro abiertamente han sido calificados de déspotas y asesinos. El pueblo, en privado, les ponía motes: Asno con garras a Machado, Armando Guerra a Fidel y Charco de sangre a Raúl. Pero nunca en una protesta callejera o en una canción les dijeron Singao, un calificativo espantoso en Cuba, pues no solo te denigra como hombre, sino también te descalifica como persona. La reacción de Díaz-Canel, un tipo bastante acomplejado, ha sido atrincherarse”, concluye el psicólogo.

Nancy, profesora universitaria jubilada, está convencida de que “Díaz-Canel es un simple mascarón de proa. Un capataz que cumple órdenes. Probablemente sea un testaferro o un hombre paja. No creo que maneje las principales estrategias políticas ni económicas del país. GAESA es el poder real en Cuba. El presidente elegido por Raúl Castro es un actor secundario. Pero como tiene que dar la cara a las terapias de choque que se vienen aplicando, los ciudadanos descontentos se centran en Díaz-Canel y su gabinete de marionetas”.

Miguel, chofer de ómnibus interprovinciales, afirma que la impopularidad de Díaz-Canel se extiende de Pinar del Río a Guantánamo. «He recorrido toda la isla y he comprobado que muy pocos hablan bien de Díaz-Canel. Cada vez que sale en la televisión, el dólar sube en el mercado informal o se agudiza la crisis que vivimos. No pone una. A veces me da lástima, por la cantidad de ofensas que le dice la población. Me parece un pobre diablo. Los culpables de que Cuba esté volviendo a la etapa primitiva son los hermanos Fidel y Raúl Castro”.

Juan Carlos, ingeniero, opina que “Díaz-Canel es un pésimo gobernante. Desde que llegó al Palacio de la Revolución, designado presidente por Raúl Castro, su manager político, el país ha retrocedido en todos los rubros: económicos, políticos y sociales. Tiene el triste mérito de hacer cada vez más pobres a los cubanos. La única estrategia de Díaz-Canel y sus ministros es culpar del desastre al ‘bloqueo’ de Estados Unidos».

Si las producciones de azúcar, arroz, frijoles negros y carne de cerdo, entre otras, han caído en picada, no es culpa del embargo. Si las tierras fértiles en Cuba están cubiertas de marabú, no es culpa de la Casa Blanca.

La gente no es tonta. Sabe que a pesar del embargo, el castrismo ha construido, y sigue construyendo, hoteles de lujo que están desocupados. Y por la tele ve que los altos funcionarios del partido comunista y el Estado, a pesar de la crisis alimentaria, cada vez están más gordos.

Saben que la casta verde olivo diariamente desayuna, almuerza y come; se mueve en autos que no tiene racionado el combustible; no solo dispone de aire acondicionado en sus oficinas y salas de reuniones, también en sus residencias. Mientras, la gente de a pie, si acaso, come caliente una vez al día, le falta el agua en sus casas, sufre constantes apagones, pierde tres horas esperando una guagua y el dinero no le alcanza para sobrevivir.

Los cubanos no quieren más excusas. Reclaman soluciones. Díaz-Canel es impopular porque no escucha a la ciudadanía.

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sábado, 14 de octubre de 2023

Lección castrista: sin capitalismo no hay desarrollo posible.

Por Roberto Álvarez Quiñones.

La persistente complacencia de la mayor parte de la izquierda a nivel mundial con la dictadura castrista expresa un fanatismo ideológico que lleva de la mano un inconsciente, o no, menosprecio por el pueblo cubano y su realidad.

Una de las más elocuentes lecciones que deja para la historia la "revolución cubana" es la confirmación, definitiva ya también en América (por si quedaba alguna duda), de que el atraso social y económico, la pobreza, el hambre, y la más deplorable explotación de los trabajadores y de todo un pueblo no emana del sistema capitalista, sino de su escasez, o de su falta.

Es todo lo contrario a lo que preconiza el dogma ideológico marxista y gramscista universal. Sin capitalismo (o si lo hay en pequeña escala), sin libertad económica, no hay desarrollo posible, de ningún tipo: socioeconómico, en innovaciones tecnológicas y científicas. Ni en lo cultural, ético y humanístico.

Así lo percibió Aristóteles empíricamente cuando le dijo sin tapujos a su ilustre maestro Platón que la propiedad privada es mejor que la colectiva. A lo largo de la historia los seres humanos han soñado con una sociedad perfecta. ¿Pero es el socialismo esa sociedad perfecta?

Ya desde la segunda mitad del siglo XX se sabe, al seguro, que no lo es, y que encima es un crimen de lesa humanidad. Ha causado la muerte, por hambre o fusilados, de unos 125 millones de personas, según estudios posteriores al informe El libro negro del comunismo, publicado en 1997.

Quienes apoyan al castrismo no lo quieren para ellos mismos.

Con el desastre "revolucionario" en Cuba, ser anticapitalista y abogar por fórmulas estatistas y colectivistas para elevar el nivel de vida de la gente ya es burlarse del pueblo cubano. Es una burla porque ninguno de los apologistas del castrismo quiere para su país lo que hay en Cuba. O sea, con el socialismo los cubanos sí pueden pasar hambre, pero esos alabarderos procastristas no, ¡solavaya!

En el plano teórico y político-ideológico la izquierda marxista ya no tiene asidero alguno. Nunca lo tuvo, y hoy mucho menos. Y en esto de culpar al ogro "burgués" de impedir el desarrollo económico y lograr una mejor vida para la gente con el socialismo contaré algo de lo que fui testigo.

A principios de los años 80 un grupo de periodistas cubanos tuvimos en La Habana una reunión con el economista marxista más destacado de Cuba, Carlos Rafael Rodríguez, miembro de la cúpula gobernante castrista. Rodríguez nos dio una disertación sintetizada de su tesis acerca de que una sostenida alta tasa de crecimiento económico capitalista no genera por sí misma desarrollo económico y social.

Realmente lo que hizo fue repetirnos lo que había dicho en la CEPAL en abril de 1969, al presentar en nombre de Cuba su teoría "desarrollista" socialista en una reunión ministerial de esa organización, celebrada en Lima, Perú, en la que sostuvo que el desarrollo de un país solo se logra con una "auténtica revolución popular (…) no hay otra alternativa". Y arremetió contra "la explotación a que son sometidos los países subdesarrollados y en especial los de América Latina". Lo mismo que haría cinco años después el uruguayo Eduardo Galeano en su distorsionador ensayo Las venas abiertas de América Latina.

Claro, al veterano estalinista cubano se le "olvidó" revelarnos la fórmula mágica para lograr desarrollo económico sin crecimiento del PIB, algo que es cosa de pura matemática: si no se produce más, no se puede crecer. Y punto.

El propio Marx en El Capital, al explicar la "reproducción ampliada" afirma que obviamente para crecer se requiere producir más de lo que se necesita. Pero el inventor de los partidos comunistas fue incapaz de sospechar que mientras su odiada economía de libre mercado produce de todo y mucho, la de la "dictadura del proletariado" produciría muy poco, de pésima calidad, y sería finalmente tirada a la basura. ¿No?

Y hay más, Carlos Rafael Rodríguez incluso nos dijo que el subdesarrollo no es una etapa o estadio normal por el que todos los países deben pasar por el camino hacia el desarrollo y que, por tanto, no puede ser superado dentro de los marcos del propio sistema capitalista. ¿Es que en el Primer Mundo de hoy no hubo nunca subdesarrollo? ¡Por favor!

Después de 74 años de laboratorio.

Obviamente, la tesis de Carlos Rafael (que compartía con el brasileño Celso Furtado), no tiene sustento científico. Porque toda teoría es válida si al llevarse a la práctica demuestra su validez, y el desarrollismo "revolucionario" marxista luego de pasar 74 años en el laboratorio de la vida práctica fue desechado por inviable e inhumano.

Un poco antes, en los años 60, el secretario general de la CEPAL, el economista argentino Raúl Prebisch, había impulsado una estrategia para el desarrollo económico dentro del sistema capitalista. "Que no tiene por qué interferir en la libertad económica, me horroriza el Estado que se ocupa de todo", destacó Prebisch.

Rodríguez propuso lo contrario, que el Estado debe "asumir los controles de la economía nacional, los controles fundamentales (…) el factor estratégico básico del desarrollo en Cuba y otros países que están en su caso no es el empresario privado, sino que ha de serlo el Estado de un contenido democrático popular".

¿Por qué la Europa capitalista dejó tan atrás a la comunista?

Esos ataques a la libertad económica capitalista devienen pompas ideológicas de jabón que estallan solas cuando algún académico anticapitalista intenta explicar estos dos hechos:

  1. Luego de la Segunda Guerra Mundial, sin "revoluciones populares" y sí con capitalismo, Europa Occidental dejó muy detrás a la Europa del Este socialista en desarrollo de todo tipo. Aún hoy, 34 años después de la caída del Muro de Berlín, la diferencia de nivel de vida entre la Alemania Occidental y la Oriental excomunista es notable.
  2. A fines de la Segunda Guerra Mundial la parte norte de la península coreana (colonia japonesa desde 1910) fue ocupada por la URSS y la parte sur por EEUU, y en 1948 fue dividida en dos países, Corea del Norte comunista, y Corea del Sur capitalista, entonces la parte más pobre de la península. En el Norte con "revolución popular" se pasa hambre, y la Corea explotada por el capitalismo es hoy uno de los países más desarrollados del mundo en todos los sentidos.

En fin, los sueños anticapitalistas de hoy ya no tienen sentido. El castrismo ha sido el puntillazo, también en América, a lo que Trotski y su discípulo Che Guevara llamaban la "revolución mundial". ¿Revolución para qué si todos van a vivir peor?

Luego de la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS los marxistas sacaron de la manga el argumento de que el fracaso del "socialismo real" en Europa se debió a errores y aberraciones de Lenin, Stalin y de todos los gobernantes y líderes políticos de los más de 30 países en los que fue impuesto el comunismo.

Y aún hoy, con Cuba en ruinas, los "amigos de Cuba" aducen que América Latina no es Europa, ni Asia (allí también fue desmantelado la economía comunista), sino una doncella virginal que debe seguir soñando con su príncipe azul: el éxito al fin del socialismo marxista. Pamplinas, el himen socialista latinoamericano pasó a mejor vida con la "revolución cubana".

Achacar la pobreza y el subdesarrollo a la explotación capitalista es ya ridículo. Ese cuento ya no es tragable por quienes tienen sus neuronas sanas bien activas. Y con la revolución comunicacional actual no cabe ya aquello de que lo hacen por desinformación. Hoy apoyar al régimen de Raúl Castro es burlarse del pueblo de Cuba, irrespetarlo, insultarlo.

Es penoso que quienes se consideran a sí mismos progresistas y defensores de los derechos humanos, por puro fanatismo den la espalda al único pueblo de América que ha sufrido y sufre el comunismo.

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viernes, 13 de octubre de 2023

Infusión de platanillo, el “nuevo café” de los cubanos.

Por Armando Díaz.

La escasez de café ha obligado a los cubanos a buscar alternativas para la producción de esa popular bebida.

Pobladores de la provincia de Holguín aseguraron a CubaNet que desde hace meses preparan una infusión con platanillo que “no es café, pero se deja tomar”.

El proceso de elaboración de esa bebida es similar al del café, explica Luisa Bárbara Martínez Silva, vecina del Consejo Popular Los Pinos, en el municipio de Antilla.

“Se abre la funda, se sacan los granos y se ponen a secar al sol. Ya cuando están secos, se ponen al fogón y se tuestan, como si fuera café, y se muelen Eso es lo que le estamos dando de desayuno a los niños para que puedan ir a la escuela”, explicó la mujer a este diario.

Martínez Silva dejó claro que la infusión de platanillo no tiene nada que ver con el café, “es un engaño”.

“Es para decir que estamos tomando café”, dijo.

El platanillo se da silvestre en varias provincias del país, pero Martínez Silva lo cultiva en el patio de su casa.

La producción de café en Cuba ha sufrido una marcada caída en los últimos años, hecho que ha repercutido negativamente en la disponibilidad del producto en la Isla.

Cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) compartidas por el economista Pedro Monreal dan cuenta de un bajón productivo del 44,5% entre 2018 y 2021 (última actualización disponible).

“Hoy se produce menos que en el periodo especial”, indicó el experto en referencia a la escasez de café en el país.

A diferencia de lo que sucede con otros productos cuyo consumo dependen de los niveles de importación (como la carne de pollo), el café que consumen los cubanos suele producirse en la Isla, por lo que el desabastecimiento en bodegas y establecimientos en moneda nacional no obedece a restricciones para su compra en el exterior ni al embargo estadounidense.Por Armando Díaz.

La escasez de café ha obligado a los cubanos a buscar alternativas para la producción de esa popular bebida.

Pobladores de la provincia de Holguín aseguraron a CubaNet que desde hace meses preparan una infusión con platanillo que “no es café, pero se deja tomar”.

El proceso de elaboración de esa bebida es similar al del café, explica Luisa Bárbara Martínez Silva, vecina del Consejo Popular Los Pinos, en el municipio de Antilla.

“Se abre la funda, se sacan los granos y se ponen a secar al sol. Ya cuando están secos, se ponen al fogón y se tuestan, como si fuera café, y se muelen Eso es lo que le estamos dando de desayuno a los niños para que puedan ir a la escuela”, explicó la mujer a este diario.

Martínez Silva dejó claro que la infusión de platanillo no tiene nada que ver con el café, “es un engaño”.

“Es para decir que estamos tomando café”, dijo.

El platanillo se da silvestre en varias provincias del país, pero Martínez Silva lo cultiva en el patio de su casa.

La producción de café en Cuba ha sufrido una marcada caída en los últimos años, hecho que ha repercutido negativamente en la disponibilidad del producto en la Isla.

Cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) compartidas por el economista Pedro Monreal dan cuenta de un bajón productivo del 44,5% entre 2018 y 2021 (última actualización disponible).

“Hoy se produce menos que en el periodo especial”, indicó el experto en referencia a la escasez de café en el país.

A diferencia de lo que sucede con otros productos cuyo consumo dependen de los niveles de importación (como la carne de pollo), el café que consumen los cubanos suele producirse en la Isla, por lo que el desabastecimiento en bodegas y establecimientos en moneda nacional no obedece a restricciones para su compra en el exterior ni al embargo estadounidense.

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lunes, 9 de octubre de 2023

Lo que el castrismo nos deja.

Por Iván García.

Edificio en la Habana Vieja.

Una mancha húmeda cubre la pared posterior de la ruinosa dependencia estatal. Apilados en el piso, una montaña de carpetas atadas con un cordón rojo entorpece el paso de los empleados hasta el archivo metálico, atestado de expedientes, ubicado en el fondo del local.

En las paredes laterales de la oficina, encima de una tabla curvada por el peso de tantos documentos, más papeles. Un viejo fax reemplaza a la secretaria que atiende el teléfono. Tras el saludo inicial, una voz grabada te invita a dejar los recados tras el pitido de la contestadora.

“Nadie revisa los mensajes. Cuando me voy por la tarde los borro todos”, confiesa un tipo con aspecto lombrosiano que es custodio del lugar. Afuera, bajo una pertinaz llovizna, una cola de casi veinte personas esperan por ser atendidos en la OFICODA.

¿Qué rayos es eso?, se preguntará cualquier lector ajeno a las anacrónicas organizaciones de la Cuba comunista. Les explico. La OFICODA, fundada en julio de 1963, es la institución que administra libreta de racionamiento de alimentos creada en marzo de 1962 por Fidel Castro.

“Me acuerdo que Fidel entonces dijo que la libreta sería provisional. Y ya llevamos seis décadas con ella”, comenta un señor de 80 años que aguarda en la cola para darle de baja de la libreta a su nieta que emigró a Estados Unidos. “Antes la libreta tenía un montón de hojas. A precios subsidiados te vendían una gama de productos como leche condesada, carne de res y pescado, hace años perdidos ”, explica.

La añoranza irrumpe en algunas personas que hacen la cola. “¿Se acuerdan de aquellas latas de jamón del diablo que daban los 26 de julio? ¿Y las cinco cajas de cerveza en las fiesta de quince? ¿Y la carne de res, que nos tocaba media libra per cápita cada nueve días?”, interpela una señora.

La gente empieza a hablar de comida. Casi todos en la cola son de la tercera edad. “Estábamos mal, pero el huevo, la leche y el yogurt eran por la libre en los 80. Fíjate si sobraban los huevos que en los actos de repudio se los tiraban a los que se iban por el Mariel”, dice un anciano. Otro recuerda los más de veinte sabores de helado que se vendían en Coppelia. Una mujer canosa cuenta que antes de 1959, un pan con frita costaba 10 centavos y un pan con bistec, con cebolla y papitas fritas valía 15 centavos.

“Es el típico síndrome de Estocolmo. De aquellos tiempos que vestíamos como mamarrachos y teníamos apagones de tres o cuatro veces a la semana, la gente intenta rescatar lo más potable. Pero la verdad que Cuba, después que llegó Fidel, siempre ha estado mal”, expresa en voz baja un hombe de mediana edad que en un bolso lleva dos libras de pan.

Cuando abre la oficina, una mulata desaliñada aclara que atenderán solo a doce personas. “Tienen prioridad los que se van dar de baja. No estamos dando de alta porque no tenemos material para entregar libretas nuevas. Y por falta de personal, estamos laborando hasta las once de la mañana”. Se arma un barullo en la cola. Por gusto. El capataz de la OFICODA no cede. El custodio alerta: “Ella cuidaba presas en Manto Negro (cárcel de mujeres) y tiene malas pulgas”. Aunque con dinero por debajo de la mesa las cosas cambian.

La pobreza sistémica de Cuba ha engendrado una colección de herramientas administrativas, en un intento por implementar la igualdad ciudadana. No solo la comida siempre ha estado racionada. También lo estuvieron la ropa, el calzado y los juguetes, durante los años que estuvo vigente la ‘libreta de productos industriales’. Ropa y calzado de baja calidad producida en el país. No existía moda femenina ni masculina. Los hombre vestíamos camisas de raya, pantalón marca Jiqui y unos horribles mocasines plásticos diseñados por un sádico funcionario.

Los niños de uno a trece años tenían derecho a tres juguetes: básico, no básico y adicional. Se hacía una lista. A quienes les tocaba comprar el primer día alcanzaban algunas de las pacotillas importadas de occidente. Los del último día tenían que conformarse con un juego de yaquis o parchís, un guante y una pelota.

Cuando el régimen vende el discurso de ‘aquellos años felices’, donde en los mercados había latas de col rellenas con arroz, embutidos y vinos procedentes de los antiguos países socialistas de Europa, Daniel, 65 años, pediatra, considera que es una burla al pueblo. “Porque desde que tengo uso de razón, en Cuba siempre falta algo. No te voy a hablar de libertades políticas, pues ya estábamos adoctrinados. No había internet ni veíamos canales extranjeros de televisión. Lo que decía Fidel era ley. Nos engañaron muchos años. Ese tiempo perdido jamás lo recuperaremos”.

Frank, 76 años, jubilado del MININT, durante quince años fue chofer del general Enrique Lussón, que posteriormente fuera ministro de transporte. «En su casa encontrabas cosas que solo habías visto en películas. Residencias con piscina y televisores traídos de Japón o Estados Unidos. Esos mayimbes trajeron a Cuba las primeras computadoras, videocaseteras y unos equipos de música que te dejaban con la boca abierta”.

“Todos ellos y sus parientes vestían pitusas Levi’s y les gustaba ponerse gafas Ray Ban. Comían mariscos, cordero, pescado de calidad y sazonaban las ensaladas con aceite de oliva español. Mientras por decreto el pueblo no celebraba las navidades, diariamente comía bazofia y vivía en apartamentos chapuceros construidos por microbrigadas, ‘nuestros líderes’ residían en mansiones de la otrora burguesía cubana y tenían amantes a las cuales les regalaban autos y pisos en el Vedado. Con la comida que sobraba en casa de Lussón alimenté a mi familia varios años. Desde esa época me di cuenta que este sistema es una estafa para engañar incautos”, opina el jubilado del MININT.

La crisis sistémica que se vive en Cuba no comenzó en 2019. La larga marcha por el desierto arrancó en enero de 1959. Con pequeñas etapas que pueden parecer oasis gracias al multimillonario subsidio de la desaparecida URSS, que triplicó al Plan Marshall de Estados Unidos a Europa Occidental y posteriormente a los petrodólares de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

El legado del castrismo está marcado por el fracaso. Incluso sus cacareados logros, como una educación altamente doctrinaria y la cobertura universal de salud pública, en estos momentos en franco declive.

La marca Cuba siempre fue la producción azucarera. Fidel Castro la sepultó a golpe de voluntarismo y decisiones erróneas cuando ordenó cerrar más de cien ingenios. El país que fue ‘la azucarera del mundo’ tiene que importar azúcar para completar la magra ración de cinco libras por persona que se entrega a la población por la libreta de racionamiento.

Un cubano que no reciba dólares de Estados Unidos, no sea emprendedor privado, no robe en su puesto de trabajo o no participe en negocios considerados ilegales por el régimen, pasará hambre y vivirá en la indigencia.

La honestidad y los buenos modales cada vez más brillan por su ausencia entre los cubanos. La chabacanería, hablar gritando con palabras soeces y en un lenguaje incompresible es la tendencia. El engaño y la simulación forman parte del comportamiento habitual de un amplio sector de compatriotasm dentro y fuera de la isla. La crisis de valores es aún más profunda que la crisis económica.

La delación ciudadana se ha convertido en un arte. Recuperar el civismo y las buenas costumbres demorará tiempo. El mayor éxito del régimen ha sido arruinar las ciudades, enajenar a los ciudadanos y socializar la miseria. Su letal ineficiencia ha logrado hundir al país al nivel de Haití o Burundi. El castrismo como filosofía política debiera ser proscrito. En el futuro, nadie lo va extrañar.

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sábado, 7 de octubre de 2023

Nitza Villapol y las recetas de una “robolución” en crisis.

Por Damián Fernández.

Nitza Villapol es casi una figura mítica en la culinaria cubana. Cuando se habla en la Isla de fogones y recetas, la famosa cocinera es de obligatoria mención. Durante décadas, miles de personas aprendieron con su guía a guisar y condimentar dentro y fuera de Cuba.

Aun así, las recetas de Villapol fueron también un espejo en el que se reflejó Cuba, mostrando una imagen clara en los mejores tiempos de la nación y otra, más tétrica y decadente, en la segunda mitad del pasado siglo.

Nacida en New York en el año 1923, hija de padres cubanos, la cocinera cubanoamericana estudió en prestigiosos colegios de culinaria las carreras de chef, pastelería y dietética.

Tras radicarse en La Habana, Villapol alcanzó notoriedad con la llegada de la televisión a Cuba en los años 50 y el inicio de su programa Cocina al Minuto, en el cual enseñaba a los televidentes cómo cocinar mayormente recetas clásicas cubanas (picadillo, vaca frita o arroz con pollo).

Al triunfar la “Robolución” de Fidel Castro en 1959, Villapol mantuvo los fogones encendidos en la televisión y continuó en las pantallas cubanas hasta la década de los 90. Sin embargo, sus platos y libros de cocina cambiaron al tiempo que lo hacían las realidades y escaseces de la vida en el país.

En un artículo dedicado a Villapol en la prensa estadounidense, la periodista Suzanne Cope recordó que la chef tuvo que empezar la instrucción culinaria de un pueblo hambriento en la medida que se agudizaba la crisis económica en la Isla.

En una de las últimas ediciones de su icónico libro de cocina, Cocina al Minuto, la cocinera adaptó recetas populares para prepararlas sin grasa y sugirió sustituciones por otros ingredientes que alguna vez consideró necesarios.

En plena crisis de los 90, Villapol mostró de manera apócrifa en un episodio de televisión “cómo hacer ropa vieja con cáscaras de plátano en lugar de carne de res, lo que generó un debate sobre la definición de comidas cubanas icónicas”, indicó Cope.

Asimismo, se hicieron famosos el huevo frito con agua; y el infame arroz con pollo, sin pollo, una versión con caldos en cubitos para darle sabor al plato en una especie de “arroz con suerte” muy desafortunada.

A pesar del circo del que formó parte junto al régimen de la Isla hacia el final de su carrera, Villapol fue la primera chef famosa de Cuba y autora de libros de cocina muy vendidos como Cocina criolla (1954) y la edición original de Cocina al minuto (1959).

Aún hoy, Nitza Villapol permanece en el imaginario popular cubano por su talento culinario, calidez comunicativa y capacidad de emplatar la nostalgia de un pueblo a través de recetas.

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Calle Monte: lo que fue y no es…

Por Jorge Luis González Suárez.

La  Calzada de Monte fue una de las dos primeras avenidas de ese tipo que tuvo La Habana en la época colonial. Su nombre obedeció a que era la salida hacia el campo de la ciudad intramuros. Su nombre oficial actual es Máximo Gómez, pero todos la siguen identificando como Monte. 

Esta arteria habanera destacó en su momento por sus muchos comercios (pequeños, medianos y algunos grandes), a donde acudía la población más humilde debido a sus precios económicos.

Recuerdo que, hasta mediados de la década de los sesenta, en las primeras tres cuadras de Monte había bares, cafeterías, cines, panaderías, bodegas, peleterìas, tiendas de ropa y otros artículos, una ferretería, una farmacia, un tostadero de café, un estudio fotográfico, una joyería, la Casa Mimbre y la clínica San Juan Bosco, donde nací. Más adelante había mueblerías, almacenes, hoteles, La Casa de las Liquidaciones y negocios pequeños de toda índole.

El tramo de mayor importancia, desde Cuatro Caminos hasta la calle Egido, contaba con las tiendas mas grandes: El Cadete, La Casa Fraga, el Ten Cent de la cadena Woolworth y La Isla de Cuba.

Transité por Monte hace pocos días desde uno de sus extremos, La Esquina de Tejas, hasta el final (unos tres kilómetros) y contemplé con horror el desastre que es hoy. De todos aquellos comercios que existían, no queda ninguno que funcione. Los edificios que los acogieron están en ruinas, cerrados por peligro de derrumbe o fueron demolidos, como la casa de vecindad en Monte, entre Arroyo y Belascoaín, en la cual vivió el escritor Guillermo Cabrera Infante durante sus primeros tiempos en La Habana.

De todos aquellos comercios que hubo en la calle Monte, solamente uno está restaurado, el famoso Mercado Único o Plaza de los Cuatro Caminos, que cumple ahora la función de tienda en MLC y agromercado.

Ahora lo que más se ve en Monte son chinchales y timbiriches de cuentapropistas y muchas personas sin licencia que venden objetos inexistentes en las tiendas en MLC. Hay, además, pequeñísimas cafeterías, donde ofertan confituras, refrescos, cervezas, cigarros y refrigerios que venden a elevados precios. Están los puntos dedicados a la venta de ropa, zapatos, artìculos de ferretería y mercancìas variadas, que son traídos del exterior por las llamadas “mulas” para revenderlos a precios de infarto.

Los vendedores que carecen de permiso se colocan en los portales, las escaleras y las entradas de las ciudadelas mostrando la mercancìa y proponiéndola a los transeúntes, pero siempre atentos y listos a esconderse para evitar las multas o el decomiso por la policía y los inspectores.

Para hallar lo que usted busca, además de ir con mucho dinero, debe caminar y preguntar a cada paso a los que ofrecen algo, para orientarse hacia dónde debe ir o a quién dirigirse. Para que tengan una idea de cómo es ese gran pulguero en que se ha convertido Monte, les diré que había vendedores que ofertaban manzanas a 160 pesos cada una. Pero la sorpresa mayor la obtuve cuando, al pasar por delante de una mujer sentada en la entrada de una cuartería, vi que vendía esparadrapo y bisturíes, insumos médicos que ni siquiera tienen en hospitales y policlínicos.

Los precios de todo lo que venden estos comerciantes callejeros ilegales también es elevadísimo, su procedencia dudosa y sin garantía de calidad. La mayoría de estos vendedores son ancianos (de ambos sexos) sucios y malolentes, que visten con short, pullover y chancletas.

Monte no es la única calle de la capital donde encontramos esta situación. Las principales vías de la ciudad (Diez de Octubre, Galiano, Reina, Belascoaín, etc.) en mayor o menor medida, tienen una imagen similar.

La gran cantidad de mercancía que hay en circulación en las calles habaneras demuestra a las claras que el famoso “bloqueo” del que tanto habla el régimen no parece ser tan férreo como lo pintan.

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viernes, 6 de octubre de 2023

Superpoblación, la obsesión de la izquierda que impulsa sus políticas más inhumanas.

Tomado de outono.net

Marx opuso su utopía comunista a las tesis de Malthus.

El gran formulador de ese mito fue Thomas Malthus con su "Ensayo sobre el principio de la población" (1798), que desencadenó una serie de normas antinatalistas en algunos países europeos a comienzos del siglo XIX. Karl Marx se opuso a las tesis de Malthus sobre la superpoblación, en la creencia de que la tecnología permitiría acabar con la falta de recursos en la que los partidarios de Malthus fundamentaban sus planteamientos. Para Marx ese avance tecnológico sólo sería posible en una sociedad comunista. Pero se equivocó por completo.

La primera dictadura comunista y el hambre utilizada como arma.

La primera dictadura comunista se estableció en Rusia en 1917. El primer dictador comunista fue Lenin, un individuo sin escrúpulos que consideraba que el hambre tenía efectos políticos beneficiosos, bajo la idea de que la desesperación que generaba haría que las masas se sumasen al movimiento marxista. De hecho, antes y después de su ascenso al poder Lenin se opuso a todas las campañas de ayuda a los hambrientos, e incluso se dedicó a difamar a los que participaban en ellas. Además de eso, con su política de requisas, Lenin provocó una gran hambruna en 1921 y 1922, que afectó a unos 27 millones de personas y mató a entre 3 y 5 millones.

Esa hambruna demostraba el fracaso de las recetas económicas marxistas, pero Lenin, con una actitud puramente maquiavélica, se propuso utilizar esa hambruna para acumular más poder y, concretamente, para liquidar a la Iglesia Ortodoxa, presentándola como un chivo expiatorio. A falta de un éxito económico, Lenin desató una ola de terror en la que más de un millón de personas fueron asesinadas por motivos políticos en sólo seis años.

El fracaso de las recetas comunistas y su creencia en la suma cero.

Cabe preguntarse hasta qué punto la primera dictadura comunista (y las siguientes) no vieron un aliciente demográfico para esos crímenes masivos, además de motivaciones políticas. Tengamos en cuenta que en sus primeros años, la dictadura comunista provocó un éxodo rural con su nacionalización de las tierras, éxodo que suministró mucha mano de obra barata a la industria soviética, pero masificó las ciudades con unas condiciones de vida pésimas. Era el final de la utopía marxista sobre el avance tecnológico que acabaría con la temida superpoblación.

En ese momento, el comunismo no sólo evidenció el fracaso de sus recetas económicas, sino también su incapacidad para entender la economía, al consirarla un juego de suma cero, como explica Carlos Rodríguez Braun: "La suma cero es que ninguna persona puede mejorar su condición sin empeorar la de otra persona. Marx cree en la suma cero: el beneficio de los empresarios brota de la explotación de los trabajadores".

El comunismo acabó abrazando las inhumanas tesis malthusianas.

El problema de esta creencia en la suma cero es que implicaba, también, la creencia de que ante el fracaso de los pronósticos marxistas, en la URSS sobraba gente. Lenin mostró su adhesión a las tesis malthusianas antes incluso de que su régimen provocase la citada hambruna de 1921. En 1920 la URSS legalizó el aborto, es decir, el acto de matar a los hijos por nacer. La dictadura comunista necesitaba mano de obra para su proceso de industrialización y eso incluía a las mujeres, y la maternidad no cuadraba en los planes industriales de Lenin.

El desastre demográfico provocado por el comunismo en Rusia.

Con estos fatales ingredientes, el comunismo provocó un desastre demográfico en Rusia, agravado por las purgas masivas provocadas por Stalin. En 1936, en pleno auge del nazismo y con un país en crisis, Stalin decidió ilegalizar el aborto por motivos puramente oportunistas y con la excepción del riesgo para la salud de la madre. El fiscal general de la URSS, Aaron Soltz, lo justificó así: "No tenemos suficiente gente. ¡Tenemos tanto que hacer! ... Necesitamos más y más luchadores, constructores de esta vida. Necesitamos gente". A pesar de la prohibición, y acogiéndose al supuesto legal, en la URSS siguieron perpetrándose cientos de miles de abortos anuales, llegando a más de 500.000 en 1940.

El exterminio de no nacidos en la URSS: hasta 8,5 millones de abortos anuales.

En 1955, tras la muerte de Stalin, el aborto volvió a ser legalizado en la URSS. El año anterior, 1954, ya se había perpetrado 1,9 millones de abortos en el país. La dictadura soviética llegó a su máximo número de abortos en 1965: 8,5 millones. Hasta 1987, la cifra de abortos anuales en la URSS no descendió de los 7 millones. La dictadura soviética exportó esta cultura de la muerte a sus países satélites. Así expuso sus efectos el catedrático de geografía Manuel Ferrer Regales: "Entre 1950 y 1960 el número de abortos había superado al de nacidos en Hungría, Bulgaria, Rumanía, Checoslovaquia, Alemania Oriental, la URSS e incluso Polonia". El mismo autor señaló que en Hungría se llegaron a cometer 135,5 abortos por cada 100 nacidos vivos en 1965; en Rumanía 400,6; en la URSS 275,1.

La China comunista ha llegado a los 23 millones de abortos anuales.

Ese maltusianismo comunista acabó trasladándose a otros continentes. En la China comunista se han llegado a perpetrar 23 millones de abortos al año, muchos de ellos forzados, y de forma paralela a una política obligatoria de un solo hijo que ha acabado siendo derogada debido al grave desequilibrio demográfico provocado por esas políticas antinatalistas en el país. Fue precisamente en China donde el comunismo perpetró el mayor genocidio de la historia, con hasta 82 millones de muertos entre ejecuciones, muertes de presos políticos y hambrunas masivas.

El exterminio de niños por nacer en Vietnam y Cuba.

A su vez, la dictadura comunista de Vietnam ha llegado a tener la mayor tasa de abortos de Asia, con hasta 59,1 por cada 100 embarazos. En Cuba se llegaron a registrar tasas de 73,25 abortos por cada 1.000 mujeres en 1982. Para que nos hagamos una idea, hoy Cuba es el país con mayor tasa de abortos de Iberoamérica y el Caribe, 55 por cada 1.000 mujeres: es 4,7 veces la tasa de aborto de España (11,68). Ésa es una de las causas por las que la población cubana lleva 25 años estancada en los 11 millones de habitantes.

La izquierda ha impulsado ese mismo exterminio de no nacidos en Occidente.

Además, la izquierda ha sido la gran promotora de la legalización del aborto en Occidente, con sus apologistas más fanáticos entre la extrema izquierda. Motivada en buena medida por el mito de la superpoblación, especialmente en la década de 1970, esas políticas antinatalistas están provocando un nuevo desastre demográfico en muchos países occidentales, un desastre que la izquierda pretende solucionar abriendo las fronteras e introduciendo grandes masas de población inmigrante en Europa, poniendo la excusa de que vienen a pagarnos las pensiones, pero provocando grandes problemas de integración y de inseguridad.

La globalización económica y el éxito del capitalismo en Occidente han demostrado la falsedad del mito de la superpoblación, como incluso reconoció The New York Times, un medio nada sospechoso de sostener posiciones conservadoras. Sin embargo, la izquierda sigue obsesionada con ese mito, y eso explica en gran medida sus políticas más inhumanas, especialmente su promoción del aborto y de la eutanasia. Una promoción de la cultura de la muerte en la que, todo hay que decirlo, la izquierda ha logrado captar al llamado centrismo y a una parte de la derecha, que se han doblegado a las tesis antinatalistas de socialistas y comunistas.

La misma izquierda de siempre con sus mismas obsesiones.

Ahora en Occidente la izquierda ya no dispone de dictaduras dispuestas a masacrar a millones de personas, como lo han hecho los comunistas desde 1917, así que optan por tratar de convencer a las mujeres de que sus hijos sobran y es mejor que se deshagan de ellos, incluso demonizando a las familias con más hijos en aras del ecologismo, presionándolas para que aborten. Es la misma izquierda de siempre, con sus mismas obsesiones de siempre, empeñada en liquidar a millones de seres humanos en la infame creencia de que sobran.

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miércoles, 4 de octubre de 2023

¿Qué pasó con los 300.000 millones de dólares que los Castro le han 'tumbado' al mundo?

Por Roberto Álvarez Quiñones.

En 63 años de "revolución" Cuba ha sido obsequiada con unos 300.000 millones de dólares en cash, bienes de capital y de consumo, "ayuda al desarrollo", petróleo y gasolina, materias primas, maquinaria, tecnología y asesoría técnica, armamento, donaciones humanitarias, préstamos y créditos internacionales (que luego nunca ha pagado a sus acreedores).

Dicho en cubano, los hermanos Castro desde 1960 le han tumbado al mundo casi un tercio de billón de dólares (millones de millones), y el pueblo está hundido en la extrema pobreza y pasa hambre.

El Plan Marshall que sacó a Europa Occidental de la devastación tras la Segunda Guerra Mundial ascendió a 13.000 millones de dólares de entonces, equivalentes a 87.100 millones de dólares de 1990 cuando la URSS desapareció, y a 204.620 millones de 2023.

Hagamos con Cuba lo mismo. Según la calculadora online Dinero en el tiempo, un dólar de 1965 tiene en 2023 un valor de 9,74 dólares. Uno de 1975 equivale a 5,70 dólares, y uno de 1985, cuando los subsidios soviéticos alcanzaron su máximo nivel, vale hoy 2,85 dólares.

Entonces, si se hace un prorrateo año por año del valor del dólar, advertimos que el volumen de recursos financieros regalados a Cuba fácilmente triplica al Plan Marshall.

Solo que Europa Occidental es hoy punta de avanzada del desarrollo del Primer Mundo industrializado, mientras en Cuba nueve de cada diez ciudadanos, el 88% de la población, viven en la extrema pobreza, pasan hambre, o están desnutridos. Así lo acaba de revelar un reciente estudio realizado en la Isla por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), que incluyó 1.354 entrevistas en 75 municipios.

Y eso que en la encuesta se tomó como base un ingreso mínimo diario de 1,95 dólares. De haberse aplicado el ingreso mínimo de 2,15 dólares diarios que establece ahora el Banco Mundial, nos habríamos percatado de que, crease o no, en la Cuba actual el 98% de los habitantes son extremadamente pobres, y muchos malviven en la miseria.

Los emigrados, 102.252 millones; la URSS, 120.000 millones.

En tanto, solo los emigrados cubanos han entregado a la Isla 102.252 millones de dólares desde 1993, casi el 90% desde EEUU. De ellos 52.252 millones en remesas de dinero en efectivo, y 50.000 millones en paquetes con alimentos, medicinas y otros bienes de consumo, según un estudio realizado por Cuba Siglo 21.

Y el economista cubano Carmelo Mesa-Lago calcula en 65.000 millones de dólares el monto total de los subsidios soviéticos al castrismo. Eso es el triple de toda la ayuda financiera concedida por la Alianza para el Progreso lanzada por el presidente John F. Kennedy para América Latina, entre 1961 y 1970.

Pongo un ejemplo que recuerdo muy bien. Cuando el precio del azúcar en el mercado libre mundial oscilaba entre cuatro y seis centavos de dólar la libra, Moscú pagaba a Cuba 45 centavos la libra y le compraba entre cuatro y cinco millones de toneladas de azúcar.

Y hay más. Cuba tenía asignada en el CAME una cuota anual de consumo de 13 millones de toneladas de petróleo, pero solo consumía diez millones. Moscú no enviaba a Cuba ese tonelaje "sobrante", sino lo exportaba al mercado internacional y enviaba las divisas a La Habana.  En los años 80, como ya conté en otra ocasión, el presidente de la JUCEPLAN (ministro de Economía) Humberto Pérez, me dijo off the record que aquella exportación de petróleo no consumido le reportaba a Cuba más divisas que la zafra azucarera, que no llegaba a los 500 millones de dólares.

Y luego saqué la cuenta en detalle. Haciendo la conversión se estaban reexportando 21,4 millones de barriles, que a un precio entonces de unos 30 dólares estaban reportando al castrismo unos 642 millones de dólares anuales. Luego la dictadura ha hecho lo mismo con el petróleo regalado por Venezuela, lo reexporta y se embolsa las divisas.

Más de 45.000 millones en "ayuda militar" de Moscú.

En cuanto a la "ayuda militar" soviética, el monto ronda los 45.000 millones de dólares, de acuerdo con estimados del Departamento de Estado y de la CIA. Bernard Aronson, subsecretario de Estado en el Gobierno de George H. W. Bush (1989-1993), estimó que entre 1985 y 1990 la ayuda militar soviética a Cuba promedió unos 1.300 millones de dólares anuales, cuando  ya Fidel Castro arremetía contra la perestroika de Gorbachov y Moscú había reducido los regalos a Cuba.

De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, la URSS entregó a Cuba gratuitamente 230 aviones de guerra, incluyendo modernos aviones de combate MIG-29 (cada uno cuesta unos 30 millones de dólares), MIG-23 (siete millones de dólares cada uno), y MIG-21. Así como cohetes tierra-aire, lanzacohetes múltiples (las "katiuskas"), tanques, cañones, baterías antiaéreas, helicópteros, fragatas, navíos torpederos, radares y tecnología de espionaje, cientos de miles de fusiles, ametralladoras, morteros, vehículos blindados, miles de camiones, jeeps y todo el avituallamiento necesario.

En resumen, posiblemente el valor de todo lo obsequiado por la URSS a Cuba no baja de 120.000 millones de dólares, y creo me quedo corto.

Llegamos entonces a Venezuela. Carmelo Mesa-Lago descubrió que solo en 2012 los subsidios y la inversión de la dictadura chavista en Cuba alcanzaron 14.000 millones de dólares. O sea, entre Hugo Chávez, y Nicolás Maduro, la dictadura venezolana ha regalado a los Castro no menos de 60.000 millones de dólares.

¿Qué hizo la dictadura con esos 300.000 millones de dólares?

Y la pregunta brota por sí misma: ¿qué pasó con ese Plan Marshall triplicado concedido a Cuba?: 1) fue engullido por la megalomanía expansiva de Castro I; 2) malversado por la oligarquía dictatorial y 3) despilfarrado en planes económicos de locura que destruyeron la infraestructura y el andamiaje agrícola e industrial precastrista y sumergieron la economía cubana en una crisis crónica, que ahora ya toca fondo.

Ciertamente, desde 1959 el castrismo ha intervenido militarmente en 22 países, 15 de ellos latinoamericanos (seis más que las diez intervenciones de EEUU a lo largo del siglo XX) y seis en naciones de Africa y Medio Oriente.

En 1966 Fidel Castro organizó en La Habana la Conferencia Tricontinental, donde surgió la terrorista Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL) con la consigna guevarista de "Crear dos, tres, muchos Vietnam". Se dispararon en Latinoamérica las guerrillas rurales y urbanas, los actos terroristas, los atentados a líderes políticos y los asaltos a bancos.  

Y todo financiado por Cuba (con dinero soviético), pues Moscú rechazaba la doctrina castro-guevarista de "la lucha armada para la liberación nacional", y prefería la tarea de zapa política, ideológica, sindical y electoral, para desestabilizar la democracia liberal "burguesa" y fomentar gobiernos aliados de la URSS. Eso produjo tensión política entre Moscú y La Habana.

Mucho dinero, pese a la tensión política entre La Habana y Moscú.

No se me olvida que a la celebración en Moscú del 50 aniversario de la revolución bolchevique, en noviembre de 1967, un mes después de la muerte del Che Guevara (en pugna con los soviéticos), no fue ninguno de los Castro. Enviaron a un funcionario de menor rango entonces, el ministro de Salud Pública, José R. Machado Ventura, quien ni era miembro del Buró Político del PCC, integrado por los dos Castro, Juan Almeida, Ramiro Valdés y Guillermo García, y un solo civil, Osvaldo Dorticós.

Machado Ventura llegó al aeropuerto moscovita y fue directamente para la Plaza Roja. Y esa misma noche regresó a Cuba sin entrevistarse con ningún funcionario soviético. La tensión política era más que obvia.

Sin embargo, el flujo de dinero y subsidios del Kremlin a la dictadura castrista continuó, y se disparó en 1972 al entrar Cuba en el CAME y acatar por fin las reglas del juego del PCUS (de lo contrario, el régimen castrista se quedaba colgado de la brocha sin su jugoso sueldo soviético).

En fin, toda esta historia confirma el fraude colosal, el parasitismo y la criminalidad de la "revolución cubana", frase que traducida al buen castellano equivale a grupo de mafiosos vividores que odian a Cuba, y que encima le han chuleado y le sigue chuleando al mundo cientos de miles de millones de dólares, hambrean al pueblo y se empecinan en "haitianizarlo". 

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