miércoles, 24 de enero de 2024

Nueva Operación Verdad: otro derroche en propaganda y mentiras.

Por Luis Cino.

Los mandamases de la continuidad castrista están siempre prestos a derrochar en congresos buenos para nada, conferencias propagandísticas y otras payasadas, el dinero y los recursos que escatiman para alimentos y medicinas para el pueblo. Ahora volvieron a hacer de las suyas con la "Nueva Operación Verdad", un foro internacional de periodistas para conmemorar los 65 años de la "Operación Verdad", nombre dado por Fidel Castro a la campaña de prensa que organizó en enero  de 1959 para intentar contrarrestar el escándalo internacional provocado por los fusilamientos de cientos de militares y policías del  régimen de Batista.

En el foro, que se efectuó en La Habana los días 21 y 22 de enero, y al que asistió el gobernante Miguel Díaz-Canel, participaron  65 periodistas -más bien propagandistas y panfleteros incondicionales del castrismo- de 30 países. En su discurso, el mandatario calificó la "Operación Verdad" como “un episodio realmente deslumbrante de la Revolución Cubana”. 

Varias fuentes estiman que solo entre enero y abril de 1959 fueron fusilados 550 prisioneros. Acusados de crímenes de lesa humanidad, se les juzgó sumarísimamente sin la posibilidad de una defensa justa; en muchos casos, con insuficientes pruebas  incriminatorias.

En el juicio público efectuado en la Ciudad Deportiva, que fue televisado y en el que apenas le permitieron hablar, el coronel Sosa Blanco, acusado de crímenes de guerra durante la lucha contra la insurgencia, preguntó: “¿Qué es esto, el circo romano?”

Para llevar a cabo aquel baño de sangre, reminiscente del terror jacobino, en un país cuya legislación no contemplaba la pena de muerte, el régimen revolucionario fomentó un estado de histeria vengativa contra los represores del régimen derrocado (recordemos la exagerada cifra de “los 20.000 muertos de la tiranía”, inventada por el periodista Enrique de la Osa y Francisco Quevedo, el director de la revista Bohemia).

Mientras multitudes frenéticas gritaban "¡paredón!", los pelotones  fusilaban a diestra y siniestra. Primero cayeron los criminales de guerra y los torturadores. Luego, fueron por cualquier militar, policía o funcionario del régimen de Batista que se les antojara. Bastaba que fuera incluido en la lista negra de la Comisión Depuradora.

No tardarían en empezar a fusilar a cualquiera que se opusiera al régimen. Incluso a los que habían participado en la insurrección contra Batista. Tales fueron los casos de los comandantes Jesús Carreras y William Morgan, del Segundo Frente del Escambray, y de Humberto Sorí Marín, que había sido uno de los creadores de los llamados Tribunales Revolucionarios.

Para justificar sus argumentos, Fidel Castro, que se pintaba como víctima de una conjura internacional -no dijo “mediática” porque aún no se empleaba ese término- lanzó la "Operación Verdad", para la que recabó el concurso de 400 periodistas, entre ellos algunas de las mejores plumas del periodismo nacional y latinoamericano. Con ellos, agasajándolos y pagándoles bien, conformaría unos meses después la agencia Prensa Latina, que resultaría un arma de la propaganda castrista en Latinoamérica. 

A propósito, Gabriel García Márquez fue uno de los periodistas invitados por el régimen castrista para participar en la "Operación Verdad" en enero de 1959 y posteriormente integrarse a Prensa Latina. Pero García Márquez y su compatriota Plinio Apuleyo, que lo acompañó, quedaron muy desfavorablemente impresionados cuando presenciaron el juicio al coronel Sosa Blanco y tuvieron que concederle la razón al acusado cuando comparó aquel juicio con el circo romano.

Cuando la esposa de Sosa Blanco, llevando a sus mellizas de doce años, acudió al hotel Riviera, donde se alojaban los dos periodistas colombianos, para pedirles que firmaran la carta donde pedía conmutaran la pena de muerte de su esposo, García Márquez y Plinio Apuleyo no dudaron en dar sus firmas, aunque sabían que la carta sería infructuosa.

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lunes, 22 de enero de 2024

Héroes y antihéroes en el imaginario comunista.

Por Luis Cino.

En la literatura soviética abundaron los héroes con virtudes suprahumanas, como el Pavel Korchaguin de "Así se forjó el acero", de Nikolai Ostrovski, y Alexei Maresiev, el piloto sin piernas protagonista de la novela "Un hombre de verdad", de Boris Polevoi.

En Cuba, en los primeros años de la década de 1960, el régimen castrista, como parte de su luna de miel con el Kremlin,  promovió la lectura de esos dos libros y otros muchos más del realismo socialista soviético que querían fueran imprescindibles en las mochilas, lo mismo de los milicianos movilizados para cavar trincheras que de los que iban movilizados a cortar caña.

Los mandamases aspiraban a que los cubanos tomáramos ejemplo de aquellos héroes comunistas de los libros soviéticos, nos desembarazáramos del individualismo y “los rezagos del pasado burgués” y lo diéramos todo en la construcción de la nueva sociedad. Para ese propósito adoctrinador, los héroes soviéticos, demasiado distantes de nuestra idiosincrasia, fueron complementados por otros de fabricación nacional. Algunos, exagerando sus hechos, fueron tomados de la realidad, como Eduardo García, el miliciano que según afirmaban, moribundo, escribió “Fidel” con su sangre en una pared; Alberto Delgado, el chivato del Escambray al que dedicaron la película "El hombre de Maisinicú"; y sobre todo, Che Guevara, la muy idealizada apoteosis del superhombre castrocomunista.

Otros fueron sacados de la ficción, como los protagonistas de las novelas de Manuel Cofiño y de los autores de tramas policíacas para los concursos literarios auspiciados por el MININT; o los personajes de series televisivas sobre infiltrados del G-2, como "Julito, el pescador" y "En silencio ha tenido que ser".

Pero entre los héroes de ficción castristas hubo algunos que alejados del realismo socialista,  demasiado de carne y hueso,  disgustaron y encolerizaron a los mandamases y sus comisarios. Fue el caso de los milicianos de "Condenados de Condado", de Norberto Fuentes, o de Eduardo Heras León en "Pasos sobre la hierba" y "La guerra tuvo seis nombres"; o Carlos Pérez Cifredo, el protagonista de "Las iniciales de la tierra", de Jesús Díaz, un idealista convertido en dogmático, a pesar de sus dudas y contradicciones, que evoca su vida frente a la planilla cuéntamelo-todo para el proceso de ingreso en el Partido Comunista.

Pérez Cifredo, junto al intelectual burgués dubitativo frente a la revolución de "Memorias del subdesarrollo", de Edmundo Desnoes; Mario Conde, el desmerengado policía de las novelas de Leonardo Padura; Diego, el gay de Fresa y Chocolate; y otros personajes de Senel Paz, y de autores como Ena Lucía Portela y Wendy Guerra vienen a ser los antihéroes que parió la frustración y el desencanto (y conste que no voy a referirme a escritores exiliados o abiertamente opositores y excluidos en Cuba).

En casi toda la literatura del mundo comunista, pese a la censura, hubo esos antihéroes. Ahí están el cosaco Grigori Melejov, de "El Don Apacible", de Mijail Sholojov, y los personajes salidos de la pluma de Mijail Bulgakov, Alexander Solzhenitsyn, Vasili Grossman y Milán Kundera.

A casi todos esos escritores, incluso a los prohibidos -particularmente a esos- nos arreglamos para leerlos en Cuba. Pero, desafortunadamente, nos perdimos a Andrei Platonov. Particularmente, su novela satírica "Chevengur" y a sus protagonistas, Sasha Dvanov y Stepan Kopionkin, que vendrían a ser los ridículos equivalentes soviéticos de Don Quijote y Sancho Panza.           

Chevengur fue prohibida por Stalin en 1927 y no pudo ser publicada en la Unión Soviética hasta 1988. Pero fue subvalorada y tardó en reconocerse su valía. En Cuba, muy pocos han podido leerla. Ojalá Sasha y Kopionkin sean más conocidos entre nosotros e inspiren personajes que satiricen al castrismo y su continuidad inmovilista, porque ridículo es lo que tiene de sobra.

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sábado, 20 de enero de 2024

Economía cubana, 2024: Del fracasado «ordenamiento» a la nueva «resistencia creativa».

Por Katia Monteagudo.

MIPYMES en Cuba.

Este 2024 no comenzó con las mejores noticias para los menguados bolsillos de los cubanos. El gobierno de Miguel Díaz-Canel reconoció en diciembre el evidente fiasco de la Tarea Ordenamiento Monetario (TOM) e informó sobre una nueva estrategia para «impulsar la recuperación económica del país» que incluye aumentos en los precios de combustibles, electricidad, transporte público, así como la eliminación de subvenciones a la canasta básica familiar y la aplicación de algunos impuestos a servicios básicos.

En el Segundo Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional de Poder Popular  (ANPP), el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, se encargó de dar a conocer el «paquetazo» con que se pretende paliar la crisis económica; unos días antes la prensa oficialista se había referido al fracaso de la TOM y al inevitable reacomodo en los «Lineamientos de la Política Económica y Social y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030». Según lo expresado durante el VII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), el objetivo es, una vez más, «avanzar en la implementación de un programa de estabilización macroeconómica, que establezca un entorno monetario, cambiario, financiero y fiscal para impulsar la recuperación y el crecimiento de la economía, la convertibilidad y funciones de la moneda nacional y la reducción de la inflación».

Tras su intervención ante los parlamentarios cubanos, el primer ministro tuiteó: «Como parte de las proyecciones de trabajo del Gobierno para 2024, aplicaremos un grupo de medidas para dinamizar la economía de nuestro país, las cuales serán explicadas con mayor profundidad a la población en los próximos días, previo a su implementación». 

Medios y redes sociales oficialistas han difundido la nueva propuesta económica luego de que en 2023 -tal como debió admitir el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández- se incumpliera nuevamente el crecimiento anual proyectado (tres por ciento) del Producto Interno Bruto (PIB).

El paquete de medidas presentado por Marrero Cruz plantea para este 2024:  

  • Incrementar precios mayoristas y minoristas de los combustibles, teniendo como referencia el precio en dólares de la región y aplicando la tasa de cambio del mercado cambiario oficial.
  • Habilitación para turistas y visitantes internacionales de una red de servicentros para la captación de divisas frescas, bajo la premisa de evitar efectos negativos en la población.
  • Incrementos en un 25 por ciento de la tarifa eléctrica para los consumidores del sector residencial, a partir de los 500 kilowatt/hora (kWh), como mecanismo de contención de la demanda.
  • Incremento de la tarifa por el consumo de agua no metrada, de siete CUP a 21- 24 CUP, para estimular el ahorro.
  • Descentralizar a los gobiernos territoriales la facultad de los precios mayoristas y minoristas de los productos de la Medicina Natural y Tradicional de elaboración local, dispensarial e industrial.
  • Incremento de los precios de cigarros y tabacos.
  • Modificar los precios del gas licuado, incrementando el precio minorista del cilindro de 10 kg de 100 a 225 CUP, y de 810 a mil 014 CUP el de 45 kg.
  • Aplicar nuevas tarifas en el servicio de transportación de pasajeros.
  • Prorrogar las exenciones arancelarias a la importación de alimentos y aseo por personas naturales.
  • Actualizar los valores de referencia de las viviendas y aplicar impuestos asociados a los componentes de estos bienes en el proceso de compra-venta entre personas naturales.
  • Perfeccionamiento de la gestión de la Administración Tributaria.

Marrero Cruz habló también sobre la eliminación de subvenciones a la canasta básica y sobre cambios en la tarifa oficial de divisas en Cuba, aunque no precisó cifras.

A raíz de las críticas aparecidas en la esfera pública respecto a los probables efectos de este plan sobre la vida de los cubanos, el presidente Díaz-Canel se apresuró a comentar en su cuenta oficial de X: «nada, absolutamente nada de lo que hacemos es para afectar al pueblo. Nuestra principal tarea es la recuperación económica. Las medidas anunciadas […] darán un salto necesario en la economía. Haremos más Revolución y más Socialismo». 

Descarga de arroz importado por el puerto de Cienfuegos

Descarga de arroz importado por el puerto de Cienfuegos / Foto X/ MITRANS

Asimismo, en el discurso de clausura del Segundo Período Ordinario de Sesiones de la ANPP, el gobernante volvió a pedir a los cubanos que resistieran con «trabajo y creatividad».

«Con la solidaridad y la comprensión de una parte significativa de la comunidad internacional, Cuba enfrenta los impactos del bloqueo recrudecido», dijo también el primer secretario del PCC, quien no perdió esta nueva oportunidad para repetir una lista de responsables de la crisis isleña que, por supuesto, no incluye su propia gestión: a saber, el embargo de Estados Unidos, el coronavirus y el influjo de los avatares económicos mundiales… «Hoy nos corresponde enfrentar la concurrencia a estas problemáticas con las secuelas de la pandemia y la crisis global. Lo haremos con decisión y firmeza, con inteligencia e integralidad, con optimismo y confianza, compartiendo esfuerzos y aportes entre todos en medio de un contexto adverso, pero seguro de que vamos a superar los desafíos con trabajo, talento y creatividad, o sea, con resistencia creativa», pontificó ante los legisladores cubanos.

Lo que dejó el 2023.

Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, señaló ante la Comisión de Asuntos Económicos de la ANPP que, dadas las limitaciones en la disponibilidad de divisas y de combustibles, no se alcanzaría en 2023 el crecimiento proyectado del PIB a precios constantes (tres por ciento).

De hecho, reconoció que, según el comportamiento mostrado en los últimos trimestres de 2023, la economía cubana iba a cerrar el año con una contracción de entre uno y dos por ciento. Y, bueno, achacó tal decrecimiento al «recrudecimiento del bloqueo, la crisis multidimensional a nivel global, la insuficiente generación de ingresos en divisas y los desequilibrios macroeconómicos».

En su intervención, el funcionario detalló que no se cumplió el plan de exportaciones, que alcanzaron apenas los nueve mil 070 millones de dólares, con un incumplimiento de 770 millones de dólares. Mientras, en el sector turístico, tampoco arribó al país la cantidad de visitantes internacionales prevista (3.5 millones); o sea, se recibieron solo dos millones 450 mil visitantes (31 por ciento de por debajo). Esta cifra representa un incremento del 151 por ciento con respecto a 2022, pero de cualquier manera es 42.8 por ciento inferior a la de 2019, el año previo a la pandemia de COVID-19, según los últimos datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).

De acuerdo con el ministro cubano, la falta de insumos y de combustibles afectó las producciones nacionales para el consumo interno y para la exportación, sobre todo en las empresas estatales, que aún cargan el mayor peso de la economía cubana.

Tampoco se alcanzaron los niveles planificados de producción alimentaria. En renglones como las viandas, el maíz, la carne de cerdo, la leche y los huevos, se decreció en comparación con el año precedente -aunque Gil Fernández no aportó cifras al respecto.

El ministro notificó asimismo que la inflación al cierre de 2023 sería un 30 por ciento más elevada, y admitió lo obvio: que ello sigue afectando la capacidad de compra de aquellos que tienen como principal ingreso sus salarios laborales. 

En cualquier caso, apuntó como causas de la inflación el incremento de los precios internacionales, el déficit de la fuerza de trabajo, la contracción de las ofertas, el déficit de presupuesto, la especulación con los precios -sobre todo, en el sector no estatal-, y la inefectividad de las medidas adoptadas para el control de los precios.

Las proyecciones oficiales del 2024.

Según lo que trascendió de la intervención de Gil Fernández ante la Comisión de Asuntos Económicos de la ANPP, el gobierno cubano sigue apostando, lógicamente, por lograr más ingresos en divisas y, para ello, incentivar la producción nacional de bienes y servicios exportables; por otra parte, debería sustituir importaciones y, en particular, reducir la importación de alimentos.

Para 2024, se prevé un crecimiento del PIB, a precios constantes, en torno a dos por ciento. Por tanto, se proyecta también una recuperación del turismo; de hecho, las autoridades aspiran a que se supere la barrera de los tres millones de visitantes internacionales.

Las autoridades estiman que la participación en el PIB de las formas de gestión no estatales se ubique entre 16 y 18 por ciento, con impacto señalado en la circulación mercantil minorista, el transporte de pasajeros y la actividad constructiva.

Finalmente, de acuerdo con las proyecciones de Gil Fernández, se esperan avances en la implementación del anunciado Programa de Estabilización Macroeconómica, en el desarrollo del sistema empresarial de la isla, y en la integración de todos los actores económicos. Así también, según trascendió, en el perfeccionamiento de los mecanismos de protección social.

Puerto de Santiago de Cuba.

Tras el desfile de los ministros .

A fines de diciembre, el propio Gil Fernández y el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, fueron los primeros en presentarse en el programa televisivo Mesa Redonda para desmenuzar «los fundamentos y el carácter específico de las decisiones del Gobierno para corregir las distorsiones principales de la economía cubana y reimpulsarla en 2024». 

El ministro de Economía afirmó que la canasta básica constituía «una distorsión que tenemos que corregir», y arguyó que «esa pretensión de mantener un nivel de aseguramiento de productos a precios muy subsidiados en la actualidad, realmente, cuando usted lo revisa por dentro, no es una distribución equitativa. Sobre todo, por el altísimo costo que tiene para el país mantener la canasta familiar normada, cuya importación cuesta más de mil 600 millones de dólares, 700 millones más que en el 2019, por el incremento de los precios en el mercado internacional».

Alejandro Gil Fernández, viceprimer ministro y ministro cubano de Economía y Planificación Y Foto: Roberto Garaicoa / ‘Cubadebate’

Alejandro Gil Fernández, viceprimer ministro y ministro cubano de Economía y Planificación.

Gil Fernández agregó que se está evaluando hasta qué punto es factible «mantener un nivel de asignación en la entrega de productos con los mismos precios subsidiados […], cuando no todos están en la misma situación de solvencia económica».

Según el titular de Economía, se trabaja «en cálculos, para mover algunos precios y que los subsidios se trasladen a las personas que están en situación de vulnerabilidad y no sean de carácter masivo a todos los productos que se entregan por la canasta familiar normada». 

Por otro lado, dijo que no se subsidiarán los precios del combustible, y justificó el alza de hasta un 500 por ciento, a partir de febrero, aduciendo que no se puede vender «más barato de lo que costó» porque entonces, apuntó, «¿cómo se compra el barco que viene atrás?».

De acuerdo con Gil Fernández, la nueva estrategia económica del país busca «aumentar el papel del Estado como ente regulador en la economía, de intervenir en el mercado cambiario». En tal sentido, insistió: «No estamos hablando de más privatización. Estamos hablando de fortalecer la empresa estatal socialista, establecer mecanismos para la regulación de precios y evitar que la competencia se imponga como mecanismo principal para la asignación de recursos en la economía». 

En tanto, el ministro Regueiro Ale aseguró en televisión que actualmente se revisan todas las exenciones y las bonificaciones fiscales concedidas para todos los actores estatales o no estatales, porque, dijo, «es necesario evaluar cuál ha sido el real efecto que han tenido, y si su comportamiento se corresponde con el objetivo de incentivo, de crecimiento económico, de generar mayores servicios y niveles productivos, según el sector de la economía para el cual opera este tipo de incentivos».

Otro ministro que asistió al programa de la televisión oficial fue el de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, quien centró su comparecencia en el incremento del 25 por ciento en la factura eléctrica de aquellos clientes que consumen más de 500 kWh; una medida que estaría «destinada al ahorro».

La subida del precio de la electricidad para los llamados «grandes consumidores» entrará en vigor el 1 de marzo de 2024 (a pagar en abril) y afectaría a un 2.7 por ciento de los consumidores cubanos, según el funcionario. Un consumidor que gaste 600 kWh al mes, con los precios actuales, tiene que pagar dos mil 451 pesos. Con la nueva tarifa, la factura subiría hasta dos mil 681 pesos. Es decir, el incremento del 25 por ciento del precio se aplica a cada kWh por encima de 500 KWh. 

En otra emisión reciente de la Mesa Redonda, el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, informó sobre los incrementos de precios que supone el fin de «los subsidios» del Estado al transporte público en la isla.

En ómnibus y aviones, el aumento roza el 300 por ciento, mientras que en el caso de los trenes llega al 700 por ciento. Mientras, los precios del catamarán y el ferry de Batabanó a Nueva Gerona, en Isla de la Juventud, se igualarán en 200 pesos.

Rodríguez Dávila dijo que también habrá aumentos, a partir del 1 de febrero, en los precios del transporte rutero en La Habana, y en el privado en toda la isla.


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jueves, 4 de enero de 2024

“Corregir distorsiones”, una vez más la “ofensiva revolucionaria.”

Por Ernesto Pérez Chang.

El régimen cubano inició el 2024 con una "nueva" ofensiva.

Desde regular por decreto el precio del pollo en las mipymes, eliminar exenciones de impuestos, hasta intervenir el mercado cambiario informal (donde único se encuentran los dólares que usan los dueños de negocios para importar sus productos) son algunas de las “nuevas medidas” anunciadas por el régimen cubano para asfixiar al “sector privado”, es decir, para intentar “corregir distorsiones” que, según ellos, no estaban en el “diseño original” del paquetazo del otrora “genial” Marino Murillo.

Una vez más hacen la misma jugada tramposa del “cambio de reglas” y una vez más los mismos “inocentes” de toda la vida reaccionan como si de verdad los tomaran por sorpresa, a pesar de que muchísimo antes de “ordenamientos” y “reordenamientos” ya la memoria popular (que no olvida la “rectificación de errores” ni lo ocurrido con el “mercado libre campesino”) prevenía del zarpazo (otro más) a la iniciativa privada porque de eso se trata desde enero de 1959.

Los nexos del régimen comunista con el llamado “sector privado” jamás han sido otros que no sea esa tóxica relación de interés-ambición-odio donde el “amor” apenas es la etiqueta publicitaria de un puente (como el de Carlos Lazo) por donde no esperan a que llegue otra cosa que no sea el “odioso” dólar que tanto aman.

Las expropiaciones de los primeros años de Fidel Castro en el poder han sido una constante que, de acuerdo con la época, adquirieron la máscara que más apropiada le fuera, y así lo que no llegó a ser arrebatado con la violencia de la llamada “ofensiva revolucionaria” luego pereció bajo cualquier otro pretexto en forma de ley o decreto, incluso de “voluntad popular”, sobre todo cuando de cierto modo el pacto político se rompía, distorsionaba o expiraba.

En los planes del régimen lo individual, lo privado, apenas existe solo si lo beneficia en sus propósitos. Y se le tolera estar por encima de leyes y decretos hasta tanto ese “libertinaje” no se les transforme en un problema, como sucedió en su momento con el “amigo” chileno Max Marambio que, por cierto, fue quizás el caso más mediatizado de un “empresario extranjero corrupto” en Cuba pero no el único “explote”, en una “coyuntura” donde, como en la de ahora, alguien necesitó de apropiarse la fortuna acumulada. 

Hasta ahí, donde rindió su utilidad, llegó la “suerte” del chileno; así como ha pasado con todo el que no escucha las palabras “coyuntural”, “provisional”, siempre solapadas en los discursos donde se empieza hablando de cambios, de aperturas, pero que siempre cierran con frases donde dejan claro que son más de lo mismo. 

A cualquier negociante medianamente hábil le bastaría con escucharles repetir que son “continuidad” para comprender que ninguna empresa ni emprendimiento privado será próspero ni sostenible en la Isla, a no ser que primero firme un pacto de complicidad política con el régimen. 

Un pacto donde siempre estará dispuesto a perderlo todo cuando el zapato le apriete a su contraparte, cuyo pie, quizás por el ejercicio de aplastar, nunca deja de crecer. De modo que todas esas “estrellas” del nuevo empresariado de hoy serán mañana debidamente “catapultadas” (ya sea con c o con k) al basurero cuando la “Revolución” lo necesite. 

Los comunistas si en algo han demostrado ser muy hábiles es en arrebatar -además de dineros ajenos- los cariños y afectos a los tontos útiles, y si no que le pregunten a Edmundo García y quizás, no sé, a Víctor Manuel Rocha, al que también, al parecer, le dieron su misión en eso de jugar a ser “empresario”.

Pero, volviendo a lo que está por acontecer, durante la fiebre de inscripciones de mipymes era evidente que la masividad y permisibilidad no eran más que el caos “diseñado” para esconder lechugas entre coles. Hubo más de una advertencia, más de una señal. La lista de aprobados y “facilidades” crecían solo para sonsacar a los indecisos, los recelosos. Para que abrieran sus billeteras pero, además, para desviar la atención hacia el enorme edificio que crecía por día y no en la calidad de gente que lo habitaba.

Indaguemos con paciencia en ese “caos” y sin dudas encontraremos esa “disciplina” de quienes solo acatan órdenes de “arriba” y verifiquemos si es verdad y no simple rumor que al menos una decena de clubes y centros nocturnos en La Habana están o estarán pronto siendo administrados por militares y exmilitares, hoy transformados en “mipymeros”, a los que apenas les cobran menos de 100 dólares de impuestos al mes, mientras a otros “pobres tipos” los tienen “sofocados” a golpe de impuestos, multas y controles fiscales, como para que cuelguen rápido el cartel de “cerrado hasta nuevo aviso”.

Ahora está clara la jugada y la inversión de los “ingenuos” de siempre está en peligro, de ahí que las primeras reacciones de algunos “mipymeros” es reconocer que han caído en una trampa, por lo que se apresuran a vender o a cerrar, porque saben lo que les esperará en este 2024, que será mucho peor para los que todavía tienen contenedores de mercancías en camino, cargas que para algunos será mejor abandonar porque no habrá modo de recuperar lo que invirtieron.

“Agárrate de la brocha que nos llevamos la escalera”, así han publicado algunos en redes sociales descubriendo, demasiado tarde, lo que les espera. Porque ahora, en 2024, los comunistas ya no están rectificando, ordenando ni “reordenando el ordenamiento”. Ahora están “corrigiendo distorsiones”, una construcción de lenguaje que obligatoriamente nos hace pensar en “castigo”.  

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El Subcomandante Marcos, un mito olvidado de la izquierda.

Por Luis Cino.

Hace 30 años, por estos días de enero, acaparaba la atención mundial la insurrección indígena en Chiapas, al sur de México, que se había iniciado en las primeras horas de la madrugada de 1994 con la toma de San Cristóbal de las Casas.

Un hombre enmascarado con un pasamontañas, que se identificaba como Subcomandante Marcos, era el líder de la guerrilla que se hacía llamar Ejército Zapatista de Liberación Nacional y desafiaba al Estado mexicano al reivindicar la autonomía y los derechos de los indígenas.

El Subcomandante Marcos, al que posteriormente las autoridades mexicanas identificaron como Rafael Sebastián Guillén, un cincuentón exprofesor de filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se convirtió en una celebridad mundial, y sobre todo, en un ídolo de la izquierda más truculenta.

Fue todo un éxito del marketing izquierdista. Menos dado al tableteo de ametralladoras y a la formación de combatientes que fueran frías máquinas de matar, con un sustento ideológico más elaborado y encima de todo poético -¿se imaginan ligar a Mao, Gramsci, Althuser y el Popol Vuh?- y tremenda parafernalia mediática, el Subcomandante Marcos pudo en estos tiempos posmodernos sustituir cómodamente al Che Guevara si la izquierda radical latinoamericana no fuese tan obtusa, maniática, mitómana y rutinaria.

Durante años, el Subcomandante Marcos sedujo a muchos intelectuales de izquierda, entre ellos al escritor español Manuel Vázquez Montalbán.

El Subcomandante, que no podía desligar a Vázquez Montalbán de su personaje, el detective Pepe Carvalho, en diciembre de 1997, desde su campamento en la selva de Chiapas, Marcos le escribió una carta confesándole su admiración y también quejándose del tormento que ocasionaba a su estómago guerrillero la descripción de las pantagruélicas comidas de Carvalho.

Unos meses después, el escritor catalán viajó a la jungla chiapaneca para llevar al Subcomandante, además de su espaldarazo mediático, cuatro kilogramos de chorizos de Guijuelos, varios turrones y un ejemplar de Y Dios entró en La Habana, un libro de más de 700 páginas que fue el aporte de Vázquez Montalbán a la mitología de Fidel Castro y su revolución.

El Subcomandante, intelectualmente más dotado, muchísimo más original y con un funcionamiento mediático que, más de tres décadas después del primero de enero de 1959, había superado al de Fidel Castro, no le interesaba mucho tomar ejemplo del cubano. Lo más probable es que luego de leerse el libraco, cuando se cansó de cargar tan pesada impedimenta en su mochila, haya terminado limpiándose su culo guerrillero con las páginas, y lamentando que su amigo barcelonés no hubiese escrito un libro de esa extensión sobre él.

Tampoco le dedicaron un libro Gabriel García Márquez o Carlos Monsiváis, los únicos escritores capaces del empeño de hacer “un libro decente sobre la revolución”, según Marcos (Paco Ignacio Taibo II le quedó corto). Y entonces, como lo que escribió él mismo no le satisfizo, el Subcomandante Marcos, que ansía, como en aquella canción, “que no lo olviden, ni siquiera un momento”, decidió reinventarse.

En 2014, cuando ya el mundo empezaba a aburrirse del ideólogo y líder del Ejército Zapatista de Liberación, tanta era la costumbre de saberlo más virtual que otra cosa en la Selva Lacandona, con su pipa, su pasamontaña y su gorra verde oliva, anunció que ya no habría Subcomandante Marcos, sino Subcomandante Galeano. Lo de Galeano, aclaró, no por el escritor uruguayo, que tampoco le dedicó un libro, sino -como también lo fue el nombre de Marcos- por un zapatista muerto que tenía ese apellido o lo usaba como nombre de guerra (según el Subcomandante, “los zapatistas, aunque mueran, siguen en la lucha”).

Desde hace diez años, al frente del Ejército Zapatista de Liberación Nacional -que ya no es beligerante y es más amenazado por los carteles de la droga y los traficantes de inmigrantes que por el Estado mexicano- está el Subcomandante Moisés.

En octubre de 2023, el ex-Marcos, ya sexagenario y de quien se rumora desde hace años que está terminalmente enfermo, anunció: “Murió el Subcomandante Galeano. Murió como vivió: infeliz”. Dijo que ahora volverá a ser Marcos y se autodegradó a capitán.

Marcos, Galeano, como quiera que se haga llamar y con el grado que lleve, es otro desvanecido mito de la cada vez más desacreditada izquierda truculenta latinoamericana. 

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