Por Editorial Diario Las Américas.
Miles de dólares van y vienen por los aeropuertos cubanos hasta mover millones. Un especie de renacimiento económico que funciona al margen del sistema estatal y que tiene por coprotagonistas a funcionarios que pretenden mirar a un lado a cambio del pago por el silencio
Ser una “mula”, eso que significa importar mercancías prácticamente a escondidas en Cuba, se ha convertido en una de las labores mejor remuneradas. Para aquellos que tienen una vía de salida de la isla, el negocio resulta más interesante que tener un puesto de trabajo en donde el salario alcanza solo para malvivir. Comercializar con una amplia gama de productos es la salida perfecta para afrontar la eterna crisis que azota el país y disfrutar algunos lujos que solo pueden tenerse si en el bolsillo hay dólares.
Miles de dólares van y vienen por los aeropuertos cubanos hasta mover millones. Un especie de renacimiento económico que funciona al margen del sistema estatal y que tiene por coprotagonistas a funcionarios que pretenden mirar a un lado a cambio del pago por el silencio
Ser una “mula”, eso que significa importar mercancías prácticamente a escondidas en Cuba, se ha convertido en una de las labores mejor remuneradas. Para aquellos que tienen una vía de salida de la isla, el negocio resulta más interesante que tener un puesto de trabajo en donde el salario alcanza solo para malvivir. Comercializar con una amplia gama de productos es la salida perfecta para afrontar la eterna crisis que azota el país y disfrutar algunos lujos que solo pueden tenerse si en el bolsillo hay dólares.