Por Roberto Álvarez Quiñones.
En los tiempos que corren, de avances asombrosos en la tecnología e innovaciones científicas y académicas que están abriendo una nueva era para la humanidad basada en el conocimiento, con atisbos ya de inteligencia artificial, el panorama de la educación en Cuba es muy triste.
El atraso tecnológico, científico, educacional y cultural en que se van quedando los cubanos -bien atrás en el siglo XX- por razones políticas e ideológicas, debiera ser considerado como un nuevo tipo de crimen de lesa humanidad.
Esa marginación de Cuba de la modernidad las futuras generaciones cubanas no se lo van a perdonar a los jerarcas dictatoriales ni a quienes apoyan la dictadura, realizan "actos de repudio" o agitan banderitas en las plazas públicas. Todos serán duramente enjuiciados por la historia.
Es dramática la situación educacional. Escuelas y universidades hoy son una vergüenza en lo docente y en todo lo demás. Ya ni el dictador, ni nadie en la cúpula dictatorial menciona siquiera la palabra educación. De vitrina publicitaria devino tema tabú hasta para el Partido Comunista.
En los tiempos que corren, de avances asombrosos en la tecnología e innovaciones científicas y académicas que están abriendo una nueva era para la humanidad basada en el conocimiento, con atisbos ya de inteligencia artificial, el panorama de la educación en Cuba es muy triste.
El atraso tecnológico, científico, educacional y cultural en que se van quedando los cubanos -bien atrás en el siglo XX- por razones políticas e ideológicas, debiera ser considerado como un nuevo tipo de crimen de lesa humanidad.
Esa marginación de Cuba de la modernidad las futuras generaciones cubanas no se lo van a perdonar a los jerarcas dictatoriales ni a quienes apoyan la dictadura, realizan "actos de repudio" o agitan banderitas en las plazas públicas. Todos serán duramente enjuiciados por la historia.
Es dramática la situación educacional. Escuelas y universidades hoy son una vergüenza en lo docente y en todo lo demás. Ya ni el dictador, ni nadie en la cúpula dictatorial menciona siquiera la palabra educación. De vitrina publicitaria devino tema tabú hasta para el Partido Comunista.