Los antiguos asalariados deberán competir con el alto nivel de oferta y servicio alcanzado en un par de años por los cuentapropistas del sector.
En una nueva medida de control de daños de la desastrosa ofensiva revolucionaria decretada en 1968 por Fidel Castro, y hacia la introducción de formas de gestión cooperativas en un sector sumamente degradado bajo la administración estatal, las autoridades cubanas arrendarán desde este sábado 1ro de diciembre, a sus empleados, pequeños locales dedicados a la gastronomía, hasta ahora gestionados por el Estado.
La movida tiene el carácter de “plan piloto” con rienda y paso cortos que ha caracterizado las lentas reformas (la “actualización”) de Raúl Castro: las plantillas no podrán tener más de cinco trabajadores, pero se comenzará con aquellos que sólo tienen uno o dos; la puesta en práctica se limitará a las provincias de Artemisa, Villa Clara y Ciego de Ávila: y como señaló a martinoticias.com Osmar Lafitta, especialista en temas económicos del semanario “Primavera Digital”, abarcará solamente una mínima fracción de los establecimientos del sector.
Lafitta observa que el 23 de diciembre del 2011, durante la segunda sesión anual de la Asamblea del Poder Popular, el zar económico Marino Murillo anunció que pasarían a la forma de trabajo no estatal 225.000 trabajadores gastronómicos, o sea, prácticamente todo el personal que trabaja en los cerca de 34.000 establecimientos del sector que hay en el país.
Ahora resulta que sólo tomarán parte en el ensayo unos 1.180 locales, y eso, paulatinamente, pues el grupo inicial será de unos 200.
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