Por Iván García.
Las nuevas regulaciones migratorias del General Raúl Castro, en vigor desde el 14 de enero de 2013, han despertado entusiasmo en una amplia parcela de los cubanos de a pie. Como la fiebre del oro en el siglo 19. Estamos de acuerdo: la reforma migratoria no traerá democracia, tolerancia política ni respeto por los derechos humanos. Las cosas dentro de Cuba seguirán iguales. Más o menos.
Los servicios especiales continuarán siendo particularmente duros con los disidentes. Los empresarios militares continuarán ampliando su poder económico y controlando de una mordida el 80% de los sectores estratégicos que generan moneda dura. Pero si usted visita la isla y habla francamente con los cubanos, notará que muchos están quemando sus naves.
En un barrio habanero, cinco personas sienten que 2012 será su último fin de año en Cuba. Rosa, ya vendió en 22 mil dólares su casa de tres habitaciones en Víbora Park. “Gracias a la gestiones de unos amigos, con el dinero pienso conseguir una residencia temporal en Costa Rica. Tengo palabreada una oferta de trabajo. Me han dicho que es un país bellísimo, no por gusto la llaman la Suiza de América”, dice expectante.
Antonio tiene otra historia. “Ya firmé el documento autorizando a mi hija a viajar por dos años a Chile con su madre. Estamos separados, pero ella tiene un contrato de trabajo en una empresa informática. El acuerdo fue, que si logra establecerse, reúna el dinero para mi boleto de avión”, señala. Al menos no exigió una cantidad por autorizar a viajar a su hija menor de edad, algo habitual por estos lares.
Hasta personas de la tercera edad apuestan por un futuro lejos. Rodolfo, 60 años, traductor de alemán, tiene un hijo casado en Sudamérica. Pero su ilusión es buscarse unos euros en Alemania. Tiene buenos contactos con empresarios alemanes y a mediados de 2013 espera pasar una temporada ‘pinchando’ en la patria de Goethe.
Norberto está decidido a vender su auto, un Chevrolet de 1957, y con la plata costear una estadía de 6 meses en Angola. “Según amigos angolanos, abundan las posibilidades de trabajo. Sé portugués, soy técnico medio de la construcción y podría laborar en alguna de las obras que se realizan en Luanda o Cabinda”.
Niurka lo tenía más difícil. Es ingeniera, y en las nuevas medidas migratorias a los profesionales se les mira con lupa. “Con dinero y regalos logré que me liberaran de mi puesto de trabajo. Estudié en Moscú y tengo muchas amistades rusas. Espero viajar junto a mi esposo, también graduado en la URSS. Dominamos el ruso. Nos han contado que ahora en Rusia abundan los nuevos ricos”.
Por favor, no intente aguarle la fiesta a estos habaneros, hablándole de lo dura que resulta la vida de un emigrado o la crisis bestial que asola a media Europa. Una de dos. O piensan que eres funcionario del partido o un tonto que a pie juntilla cree lo publicado en los medios oficiales.
La crisis económica que hoy afecta a numerosas naciones no es un invento del periódico Granma. Pero cuando una persona ha vendido todos sus bienes, no desea escuchar malos augurios.
Mientras llega el 14 de enero, la gente sigue haciendo planes. Por dos pesos convertibles, te bajan de internet la lista de países que no exigen visas para viajar. O en Wikipedia te copian sobre las costumbres de pueblos considerados exóticos por los cubanos.
Y es que muchos en la isla ahora miran a países que no han sido los históricamente tradicionales de la diáspora criolla. España y Estados Unidos siguen siendo opciones codiciadas. Pero España mete miedo con su asfixiante crisis económica y un 40% de paro juvenil.
Estados Unidos es el destino natural. Si usted le pregunta a cualquier posible emigrante cuál país elegiría para vivir, 8 de cada 10 señalan al vecino del norte. Pocos en Cuba consideran que las rígidas autoridades migratorias de Estados Unidos otorguen visas a los cubanos, sabiendo que debido a la Ley de Ajuste no regresarían. Por eso aquéllos con posibilidades de viajar han ampliado el diapasón. Y están pensando aterrizar en Serbia, Brasil, Sudáfrica o una islita del Caribe.
De cualquier manera, muchos en Cuba han recibido con embullo el 14 de enero. Unas 200 oficinadas dedicadas a trámites migratorios se abrieron a lo largo y ancho de la isla. Es como un Mariel. Pero legal.
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