Tomado de CubaNet.
La máquina de escribir del cubano Severo Sarduy fue atesorada en la Caja de Letras, del Instituto Cervantes de Madrid, informó recientemente la revista independiente Rialta.
El artefacto, una Olympia splendid 6, fue entregado a la cámara de alta seguridad, que guarda objetos relevantes para la cultura hispanoamericana, por el editor venezolano Gustavo Guerrero, albacea del camagüeyano.
“Nadie escribía en los setenta sobre tatuajes, sobre la cuestión de género, la diversidad y el grupo LGTBIQ+ (en Cobra, publicada en 1971, el protagonista es un travesti) o sobre la relación entre literatura y tecnología. Todo esto le hace un escritor muy actual”, dijo Guerrero en la ceremonia de entrega que tuvo lugar a inicios de julio en Madrid, con motivos de la Semana del Orgullo LGTBIQ+.
En la ceremonia también estuvieron además el director del Cervantes Luis García Montero; el director general para la Igualdad real y efectiva de las personas LGTBIQ+ del Ministerio de Igualdad de España, Julio del Valle de Íscar; el subdirector de Relaciones Internacionales del Instituto y representante de “Exterior es diverso”, Philippe Robertet, y como testigo de honor, la directora de Cultura de la institución, Raquel Caleya.
“Siete novelas, ocho libros de poesía, seis de ensayo y cinco piezas de teatro constituyen, junto a su obra plástica, lo esencial de un legado que remite a horizontes tan sugestivos y diversos como las religiones afrocubanas, el barroco hispánico, la pintura taoísta, el estructuralismo o el arte del disfraz y el tatuaje”, agregó Guerrero.
Sarduy nació en la provincia de Camagüey el 25 de febrero de 1937 y muy joven se trasladó a La Habana junto a su familia.
Comenzó estudios de medicina, pero los abandonó muy pronto, para dedicarse a su verdadera pasión: la literatura.
Después de 1959 Sarduy colaboró con los periódicos Lunes de Revolución y Diario libre.
Antes de llegar a La Habana ya había publicado poemas en la revisa Ciclón, a cargo del ensayista y traductor José Rodríguez Feo y el escritor Virgilio Piñera.
En 1960 viajó a España becado por el gobierno cubano para estudiar Arte. Se trasladó a París en febrero, donde estableció contacto con reconocidos intelectuales de la época y cubanos ya emigrados.
En septiembre de ese año el régimen cubano pidió a los becarios que regresaran a la Isla. Su decisión de permanecer en París hizo que las autoridades cubanas lo consideraran un “contrarrevolucionario”.
Sarduy nunca más regresó a Cuba.
En Francia se asoció muy pronto a la revista de teoría y crítica literaria, Tel Quel.
Desde el país europeo desarrolló la mayor parte de su obra, que abarca diversos géneros como la poesía, la crítica, el periodismo y la narrativa.
Entre sus grandes obras se encuentran las novelas Gestos, De dónde son los cantantes, Cobra y Pájaros de la playa (de publicación póstuma), los poemarios Flamenco y Mood Indigo; y los ensayos Escrito sobre un cuerpo, La simulación, El Cristo de la Rue Jacob, Nueva inestabilidad y Ensayo general sobre el barroco.
Aunque dejó Cuba muy joven, Sarduy, que se llamaba a sí mismo “un cubano en París”, siempre desarrolló una creación literaria marcada por la cubanía y el estudio de sus raíces: europea, africana y china.
Sobre él opinó el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez: “Tú eres el mejor escritor de la lengua, aunque seas el menos leído”.