sábado, 6 de julio de 2013

Prosperidad y comunismo: combinación improbable.

Por Jose Antonio Fornaris.

El pasado 14 de junio, concluyó en La Habana el VII Congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC). Sus participantes, según publicaron los medios, llegaron a la conclusión de que aplicando la lógica económica, se llega a un socialismo irreversible.

El “descubrimiento” de esos peritos llama la atención, porque en los seis  congresos anteriores nadie se había dado cuenta de que es imprescindible respetar las leyes de la economía para obtener algún logro. Bueno, es mejor tarde que nunca.

De todas maneras, lo más interesante de ese encuentro fue la conferencia que les ofreció a los economistas el Vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo Jorge, quien, a la vez, es el presidente de la Comisión de Implementación de los Lineamientos acordados el pasado año, en el Sexto Congreso del Partido Comunista.

Murillo Jorge aseguró en esa charla que Cuba es el país mejor preparado para lograr un socialismo próspero. “Lo que hay es que hacer las cosas bien”. Pero no hace falta agregar que eso no es nada más que otra dosis de la retórica propia entre los dirigentes del régimen.

Cosas parecidas, o superiores en demagogia, se han escuchado en esta isla durante los últimos 54 años. “El futuro pertenece por entero al socialismo”. “El socialismo es la garantía de la felicidad del pueblo”. “Ahora si vamos a construir el socialismo”. “Vamos por el camino correcto”. Incluso, antes bautizaban a los años con  nombres indicativos de que el avance estaba en marcha. Recordamos, entre otros, el “Año del esfuerzo decisivo”, o los “Año de la planificación de la economía; de la organización; de la productividad”…

Claro, los que la integran la clase gobernante en Cuba, junto a sus familias, nunca han sufrido problemas de vivienda o de transporte, nunca han necesitado obtener los alimentos a través de una magra cuota, en una cartilla de racionamiento, nunca han tenido dificultades económicas o financieras. Jamás han carecido de nada material.

Se conoce muy bien que el mejor sistema político es el que garantiza libertad, porque esta engendra prosperidad en las naciones. No es necesario estar a la altura de Nostradamus para saber que Cuba no tiene la más mínima posibilidad de ser una nación prospera bajo el actual sistema de gobierno. Ese sistema, por demás traído del extranjero e impuesto a la fuerza en esta tierra, es totalmente contrario a la libertad de los seres humanos. Y sin emancipación ciudadana, es imposible la prosperidad real y permanente.

El único camino hacia la prosperidad de un país pasa por la posibilidad de que todos sus ciudadanos participen libre y democráticamente en todos los planes para su desarrollo. Y ya quedó demostrado, desde hace mucho tiempo, que democracia y comunismo son antónimos

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