Lento es el mulo. Su misión no siente.
Su destino frente a la piedra, piedra que sangra
creando la abierta risa en las granadas.
Su piel rajada, pequeñísimo triunfo ya en lo oscuro,
pequeñísimo fango de alas ciegas.
La ceguera, el vidrio y el agua de tus ojos
tienen la fuerza de un tendón oculto,
y así los inmutables ojos recorriendo
lo oscuro progresivo y fugitivo.
El espacio de agua comprendido
entre sus ojos y el abierto túnel,
fija su centro que le faja
como la carga de plomo necesaria
que viene a caer como el sonido
del mulo cayendo en el abismo.
Las salvadas alas en el mulo inexistentes,
más apuntala su cuerpo en el abismo
la faja que le impide la dispersión
de la carga de plomo que en la entraña
del mulo pesa cayendo en la tierra húmeda
de piedras pisadas con un nombre.
Seguro, fajado por Dios,
entra el poderoso mulo en el abismo.
Las sucesivas coronas del desfiladero
–van creciendo corona tras corona–
y allí en lo alto la carroña
de las ancianas aves que en el cuello
muestran corona tras corona.
Seguir con su paso en el abismo.
Él no puede, no crea ni persigue,
ni brincan sus ojos
ni sus ojos buscan el secuestrado asilo
al borde preñado de la tierra.
No crea, eso es tal vez decir:
¿No siente, no ama ni pregunta?
El amor traído a la traición de alas sonrosadas,
infantil en su oscura caracola.
Su amor a los cuatro signos
del desfiladero, a las sucesivas coronas
en que asciende vidrioso, cegato,
como un oscuro cuerpo hinchado
por el agua de los orígenes,
no la de la redención y los perfumes.
Paso es el paso del mulo en el abismo.
Una mañana de 1958, en intricados parajes de la Sierra Maestra, después de un denso bombardeo de la fuerza aérea del dictador Fulgencio Batista a caseríos indefensos, el comandante guerrillero Fidel Castro escribía una nota a su secretaria y amiga Celia Sánchez. En ella juraba, que después del raid de la aviación y verificar que las bombas que se usaron eran Made in USA, a partir de ese momento, iniciaría su verdadera guerra contra los Estados Unidos de América.
Y así fue. El apoyo en armas, logística y preparación militar que brindó Estados Unidos a Batista, fue el punto de partida para su cruzada personal contra los gringos. Como buen amante de la historia, el joven abogado de Birán tenía antecedentes. Desde que la Isla fue colonia de España, las apetencias imperiales del coloso del norte eran claras.
Después de 1898, la ocupación militar estadounidense y la indignante Enmienda Platt, que quedó como espada de Damocles sobre nuestra incipiente soberanía, fueron el caldo de cultivo que aumentaron el odio y frustración de muchos, por la forma de hacer política exterior de sus vecinos en la otra orilla.
Enemigos políticos de Castro han visto una señal premonitoria de su guerra contra los yanquis, la carta que le envió al presidente Roosevelt en 1940, cuando estudiaba en el Colegio Dolores, Santiago de Cuba:
"Mi buen amigo Roosevelt, yo no sé mucho inglés, pero sé suficiente como para escribirle. Me gusta escuchar la radio y estoy muy contento porque he escuchado que usted será Presidente por un nuevo período.
"Tengo 12 años (lo cual no era cierto, porque él nació el 13 de agosto de 1926 y la fecha de la carta es del 6 de noviembre de 1940, o sea, había cumplido ya 14 años). Soy un muchacho, pero pienso mucho y no creo que estoy escribiéndole al Presidente de los Estados Unidos.
"Si usted le gustaría darme (o enviarme) un billete verde americano de diez dólares en una carta, porque yo nunca he vito un billete verde americano de diez dólares y me gustaría tener uno.
"Si usted quiere hierro para construir sus barcos, le voy a mostrar las minas más más grandes de hierro del país (o del mundo). Están en Mayarí, Oriente, Cuba".
Roosevelt no le respondió ni le envió la plata. Adversarios de Castro creen que ése fue el verdadero inicio de su cruzada antimperialista. No lo creo. Antes del triunfo de su revolución, la relación de Castro con Estados Unidos no era incendiaria.
Cuando al Movimiento 26 de Julio le hizo falta dinero para comprar armas, Fidel pasó el cepillo por Nueva York y la Florida, en busca del billete verde de los cubanos emigrados. Fue a partir del bombardeo en las montañas orientales, que por vez primera dejó ver cuál sería su campaña futura.
También es probable que después de su extensa gira por Estados Unidos, en abril de 1959, donde visitó universidades y monumentos; charló con la prensa, organizaciones y personalidades, y se entrevistó con Nixon a la sazón vicepresidente, pero no con el presidente Eisenhower, quien lo ninguneó, aduciendo como excusa para no recibirlo una partida golf, Castro se decidiera abrir fuego desde su isla de cañas en el Caribe.
Los motivos los explicará algún día Castro en sus Memorias. Lo cierto es que desde 1959, Fidel ha sostenido un duelo verbal agresivo con 11 mandatarios de la Casa Blanca. Y hasta llegó a ponerlos al borde de una guerra nuclear, en octubre de 1962. Ha hecho todo lo posible por despertar la ira de los americanos.
Estados Unidos ha tenido su cuota de culpa, con su guerra sucia y sus estupideces a granel. Creo que fue un senador, Jeff Bridges, que una vez comentó que a una estupidez de Castro, Estados Unidos respondía con una estupidez mayor.
Pero en enero de 2009, Barack Hussein Obama llegó a la silla presidencial. Castro no estaba preparado para Obama. Con su mente adiestrada para los presidentes de la guerra fría, no supo descifrar al mestizo de nombre raro.
Buscando pistas, se leyó de prisa dos libros publicados por Obama, El Sueño de mi padre y La audacia de la esperanza. Pero nada encontró. En ellos, Obama jamás menciona a la revolución cubana, ni a Castro ni al Che Guevara. En La audacia de la esperanza, sólo a los cubanoamericanos y sus éxitos.
Críptico Obama, pensaría Castro. Quizás por vivir gran parte de su infancia en Hawaii e Indonesia, al joven Barack, la llegada al poder de los barbudos no le provocó un salto en el estómago. Castro ha intentado seducirlo. Pero Obama no contesta ni los insultos del anciano comandante.
El punto, en mi opinión, es que Castro no entiende a Obama. Ni acaba de entender cómo fue posible que este negrito llegara a la Casa Blanca. La razón es sencilla. El comandante único aún está varado en la etapa de guerra fría. Estados Unidos y el mundo han cambiado. Y Castro sospecha que eso es imposible.
Más que lebrel, ligero y dividido
al esparcir su dulce acometida,
los miembros suyos, anillos y fragmentos,
ruedan, desobediente son,
al tiempo enemistado.
Su vago verde gira
en la estación más leve del rocío
que no revela el cuerpo
su oscura caja de cristales.
El mundo suave despereza
su casta acometida,
y los hombres contados y furiosos,
como animales de unidad ruinosa,
dulcemente peinados, sobre nubes.
Cantidades rosadas de ventanas
crecidas en estío,
no preguntan, ni endulzan ni enamoran,
ni sus posibles sueños divinizan
los números hinchados, hipogrifos
que adormecen sonámbulas tijeras,
blancas guedejas de guitarras,
caballos que la lluvia ciñe
de llaves breves y de llamas suaves.
Lenta y maestra la ventana al fuego,
en la extensión más ciega del imperio,
vuelve tocando el sigiloso juego
del arenado timbre de las jarras.
No podrá hinchar a las campanas
la rica tela de su pesadumbre,
y su duro tesón, tienda
con los grotescos signos del destierro,
como estatua por ríos conducida,
disolviéndose va, ciega labrándose,
e ironizando sus préstamos de gloria.
El halcón que el agua no acorrala,
extiende su amarillo helado,
su rumor de pronto despertado
como el rocío que borra las pisadas
y agranda los signos manuales
del hastío, la ira y el desdén.
Justa la seriedad del agua arrebatada,
sus pasiones ganando su recreo.
Su rumor nadando por el techo
de la mansión siniestra agujereada.
Ofreciendo a la brisa sus torneos,
el halcón remueve la ofrenda de su llama,
su amarillo helado.
Mudo, cerrado huerto
donde la cifra empieza el desvarío.
Oh, cautelosa, diosa mía del mar,
tus silenciosas grutas abandona,
llueve en todas las grutas tus silencios
que la nieve derrite suavemente
como la flor por el sueño invadida.
Oh flor rota, escama dolorida,
envolturas de crujidos lentísimos,
en vuestros mundos de pasión alterada,
quedad como la sombra que al cuerpo
abandonando se entretiene eternamente
entre el río y el eco.
Verdes insectos portando sus fanales
se pierden en la voraz linterna silenciosa.
Cenizas, donceles de rencor apagado,
sus dolorosos silencios, sus errantes
espirales de ceniza y de cieno,
pierden suavemente entregados
en escamas y en frente acariciada.
Aun sin existir el marfil dignifica
el cansancio como los cuadrados negros
de un cielo ligero.
La esbeltez eterna del gamo
suena sus flautas invisibles,
como el insecto de suciedad verdeoro.
El agua con sus piernas escuetas
piensa entre rocas sencillas,
y se abraza con el humo siniestro
que crece sin sonido.
Joven amargo, oh cautelosa,
en tus jardines de humedad conocida
trocado en ciervo el joven
que de noche arrancaba las flores
con sus balanzas para el agua nocturna.
Escarcha envolvente su gemido.
Tú, el seductor, airado can
de liviana llama entretejido,
perro de llamas y maldito,
entre rocas nevadas y frente de desazón
verdinegra, suavemente paseando.
Tocando en lentas gotas dulces
la piel deshecha en remolinos humeantes.
La misma pequeñez de la luz
adivina los más lejanos rostros.
La Luz vendrá mansa y trenzando
el aire con el agua apenas recordada.
Aun el surtidor sin su espada ligera.
Brevedad de esta luz, delicadeza suma.
En tus palacios de cúpulas rodadas,
los jardines y su gravedad de húmeda orquesta
respiran con el plumón de viajeros pintados.
Perdidos en las ciudades marinas
los corceles suspiran acariciadas definiciones,
ciegos portadores de limones y almejas.
No es en vuestro cordaje de morados violines
donde la noche golpea.
Inadvertidas nubes y el hombre invisible,
jardines lentamente iniciando
el débil ruiseñor hilando los carbunclos
de la entreabierta siesta
y el parado río de la muerte.
La mar violeta añora el nacimiento de los dioses,
ya que nacer es aquí una fiesta innombrable,
un redoble de cortejos y tritones reinando.
La mar inmóvil y el aire sin sus aves,
dulce horror el nacimiento de la ciudad
apenas recordada.
Las uvas y el caracol de escritura sombría
contemplan desfilar prisioneros
en sus paseos de límites siniestros,
pintados efebos en su lejano ruido,
ángeles mustios tras sus flautas,
brevemente sonando sus cadenas.
Entrad desnudos en vuestros lechos marmóreos.
Vivid y recordad como los viajeros pintados,
ciudades giratorias, líquidos jardines verdinegros,
mar envolvente, violeta, luz apresada,
delicadeza suma, aire gracioso, ligero,
como los animales de sueño irreemplazable,
¿o acaso como angélico jinete de la luz
prefieres habitar el canto desprendido
de la nube increada nadando en el espejo,
o del invisible rostro que mora entre el peine y el lago?
La luz grata,
penetradora de los cuerpos bruñidos,
cristal que el fuego fortalece,
envía sus agradables sumas de rocío.
En esos mundos blandos el hombre despereza,
como el rocío de que parten corceles,
extiende el jazmín y las nubes bosteza.
Dioses si no ordenan, olvidan,
separan el rocío del verdor mortecino.
Pero la última noche venerable
guardaba al pez arrastrado, su agonía
de agujas carmesíes,
como marinero de blandas cenizas
y altivez rosada.
Entre tubos de vidrio o girasol
disminuye su cielo despedido,
su lengua apuntadora
de canarios y antílopes cifrados,
con dulces marcas y avisado cuello.
Sus breves conductas redoradas
por colecciones de sedientas fresas,
porcelana o bambú, signo de grulla
relamida, ave llama, gualda,
ave mojada, brevemente mecida.
Jardines de laca limitados
por el cielo que pinta
lo que la mano dulcemente borra.
Noble medida del tiempo acariciado.
En su son durmiente las horas revolaban
y palomas y arenas lo cubrían.
Una caricia de ese eterno musgo,
mansas caderas de ese suave oleaje,
el planeta lejano las gobierna
con su aliento de plata acompañante.
Alzase en el coro la voz reclamada.
Trencen las ninfas la muerte y la gracia
que diminuto rocío al dios se ofrecen.
Dance la luz ocultando su rostro.
Y vuelvan crepúsculos y flautas
dividiendo en el aire sus sonrisas.
Inícianse los címbalos y ahuyentan
oscuros animales de frente lloviznada;
a la noche mintiendo inexpresiva
groseros animales sentados en la piedra.
robustos candelabros y cuernos
de culpable metal y son huido.
Desterrando agrietado el arco mensajero
la transparencia del sonido muere.
El verdeoro de las flautas rompe
entretejidos antílopes de nieve corpulenta
y abreviados pasos que a la nube atormentan.
¿Puede acaso el granizo armándose
en el sueño, siguiendo sus heridas
preguntar en la nube o en el rostro?
Dance la luz reconciliando
al hombre con sus dioses desdeñosos.
Ambos sonrientes, diciendo
los vencimientos de la muerte universal
y la calidad tranquila de la luz.
Una oscura pradera me convida,
sus manteles estables y ceñidos,
giran en mí, en mi balcón se aduermen.
Dominan su extensión, su indefinida
cúpula de alabastro se recrea.
Sobre las aguas del espejo,
breve la voz en mitad de cien caminos,
mi memoria prepara su sorpresa:
gamo en el cielo, rocío, llamarada.
Sin sentir que me llaman
penetro en la pradera despacioso,
ufano en nuevo laberinto derretido.
Allí se ven, ilustres restos,
cien cabezas, cornetas, mil funciones
abren su cielo, su girasol callando.
Extraña la sorpresa en este cielo,
donde sin querer vuelven pisadas
y suenan las voces en su centro henchido.
Una oscura pradera va pasando.
Entre los dos, viento o fino papel,
el viento, herido viento de esta muerte
mágica, una y despedida.
Un pájaro y otro ya no tiemblan.
Ah, que tú escapes en el instante
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no querías creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.
Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados,
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.
El disidente cubano Oscar Elías Biscet, excarcelado el viernes 11 de marzo, tras estar encarcelado desde marzo de 2003, arremetió contra el régimen de La Habana, que calificó de "dictadura totalitaria igual que la de Hitler o Stalin".
El lunes 14, en una conferencia de prensa por internet desde La Habana, exclusiva para periodistas en Miami, Biscet denunció el régimen de terror y represión impuesto por el Gobierno que atenaza a los cubanos, quienes "por visitar a un disidente pueden caer presos", manifestó.
Dejó claro que en la isla existe una "oposición fuerte", aunque "diseminada" y sin suficientes medios para llegar a la población, y se encuentra "muy desinformada". No obstante, subrayó que "existen líderes conocidos" y la disidencia ha propiciado "avances", como el "freno a la pena de muerte, la disminución de los abortos" y el hecho de que hoy la gente pueda opinar en la calle "algo más" sin miedo a "caer preso enseguida".
Expresó su convencimiento de que la oposición "va por el camino triunfador" y hasta en el seno del Partido Comunista la cuenta con simpatizantes. Elogió la labor desarrollada por el exilio cubano en la búsqueda de un "cambio pacífico" y pidió "continuar en esa línea", con la vigilancia y apoyo de la comunidad internacional para que el "Gobierno no cometa una masacre".
Preguntado sobre su eventual candidatura a la presidencia en un posible Gobierno de transición, aseguró que "antes de pensar en una candidatura" de ese tipo, "hay que pensar en el respeto a los derechos humanos" en la isla. Reconoció que, de tener que ejercer un cargo público, no defraudaría al pueblo cubano, porque "yo amo a este pueblo".
Al comentar las primeras horas siguientes a su excarcelación, Biscet, de 49 años, que preside la Fundación Lawton de Derechos Humanos, señaló fueron de "alegría y tristeza". De alegría y felicidad al dejar atrás la cárcel, pero de abatimiento al contemplar la "destrucción en las calles" y la "tristeza" pintada en el rostro de los cubanos, que "todavía vivimos en la esclavitud", precisó el candidato al Premio Nobel de la Paz 2011.
Biscet, médico de profesión, formaba parte del Grupo de los 75 opositores y periodistas independientes que fueron condenados en abril de 2003 a penas de hasta 28 años de cárcel.
El disidente confirmó su intención de permanecer en Cuba para continuar su lucha pacífica por el ideal de la libertad. "Los cubanos no debemos pensar en marcharnos, sino en buscar soluciones a los problemas que resulta urgente resolver".
Insistió en que su prioridad actual, como miembro de una asociación humanitaria y no de un partido político, es que se respeten los derechos humanos en la isla. Una vez que esto sea una realidad, solo entonces, aclaró, "seleccionaré un partido político y definiré mi pensamiento".
Sobre la condena de 15 años de prisión impuesta por un tribunal cubano al contratista estadounidense Alan Gross, Biscet sostuvo que se trata de una arbitrariedad, una injusticia.
"Es inocente y hace una labor humanitaria (…) no debe estar preso", afirmó, para señalar que detrás de la condena está trazada la "estrategia política del Gobierno" cubano.
El contratista, detenido en La Habana el 3 de diciembre de 2009 por distribuir tecnología a una comunidad judía, trabajaba para la empresa Development Alternatives (DAI), una subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) que se dedica a labores de desarrollo en otros países. "Cualquier persona puede hacer lo que él hizo, otros extranjeros lo hacen y no es delito", agregó Biscet.
Es el mismo sitio. Desde hace un siglo. Con el mar azul intenso y quieto del Océano Atlántico que lo envuelve. Una franja larga de más de 8 kilómetros de cemento y hormigón, que a falta de mantenimiento, se desmorona en varios tramos.
Es el Malecón. Punto de encuentro de los habaneros. De escolares que no asisten a clases y acuden a nadar en aguas peligrosas y contaminadas. De jóvenes que gratuitamente pueden hablar y escuchar música. Comarca de enamorados. Descanso de bohemios, borrachos y trasnochadores.
Muro de lamentaciones de rígidos sindicalistas y militantes del partido que por las noches, a falta de opciones recreativas, se sientan con sus esposas a hablar de los hijos que huyeron 90 millas mar afuera por no querer ser iguales a sus padres.
Construído a principios del siglo XX, el Malecón es el alma de La Habana. La ciudad tiene otros símbolos. El Morro y La Cabaña. La Giraldilla y la ceiba del Templete. El Capitolio y el Paseo del Prado. La Catedral y las empedradas calles de la época colonial. El Floridita y la Bodeguita del Medio. El Estadio del Cerro y el equipo Industriales. El Vedado y sus amplias avenidas y parques.
La Habana, su gente y sus barrios despiertan añoranzas en millones de exiliados. Pero el Malecón es el principal atracador de nostalgias de quienes ya no viven en la capital de todos los cubanos. Tan fuerte es ese sentimiento que una entrevista (http://diariodecuba.com/cultura/2493-el-mundo-empieza-en-el-muro-del-malecon) de Armando López a la actriz Susana Pérez lleva por título "El mundo empieza en el muro del malecón".
Siempre ha sido una amplia pasarela. Con vida propia las 24 horas. Por las mañanas y en las noches, en ciertas zonas, pescadores de vara y carrete se ilusionan con poder atrapar un pez para la cena o venderlo a buen precio.
Es difícil. Pero los pescaderos diestros e ilegales, en balsas fabricadas con neumáticos de camiones rusos obsoletos, en la oscuridad reman mar adentro y con chinchorros y redes regresan con una sarta de peces comestibles. Los amateurs van a matar el tiempo y hablar boberías con sus colegas de pesca.
Hay otros tipos de pesquerías. Jineteras exhaustas, en las madrugadas se sientan en su muro mientras los obreros duermen, a descalzarse sus empinados tacones y frotarse los pies, tras andar kilómetros sin poder ‘pescar’ a un turista con dólares o euros.
A lo largo y ancho del Malecón usted podrá encontrar vendedores de melca, sicotrópicos y marihuana. Prostitutas con minúsculas vestimentas, tratando de parar coches rentados por extranjeros.
A cualquier hora, se puede observar una tropa de vendedores que evade el riguroso fisco instaurado por el gobierno, y se dedica a vender maní, rositas de maíz y caramelos caseros a cinco centavos de dólar. O chicharrones de cerdo, tamales calientes y bolsitas de boniato frito a 25 centavos de dólar.
Para disgusto de quienes solían tomar aire fresco con hijos y familias, determinadas áreas han sido ocupadas por travestis, lesbianas y maricones. Son los "entendidos", como a sí mismos se llaman.
Las patrullas policiales con sus nuevos autos Gely fabricados en China los suelen mirar con repugnancia contenida, pero les dejan tranquilos. La orden de no molestarlos viene de muy arriba. Mariela Castro, la hija del número uno, ha dicho basta de reprimir a los gays. Y eso en Cuba son palabras mayores.
¿Por qué una devaluación del peso convertible? ¿Por qué ahora? Este 14 de marzo se ha publicado en Granma el Acuerdo No. 30/11 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba. Lo firma Ernesto Medina Villaveirán, ministro-presidente del organismo, por el cuál se decide la paridad entre el dólar de EE UU y el CUC, lo que equivale a una devaluación del 8%. Esto significa regresar a su valor anterior a 2005, manteniendo constantes los impuestos al cambio interno de pesos por CUC, así como las comisiones efectivas sobre las operaciones, situadas en el 3,5%.
Volver a la situación anterior a 2005 supone reconocer públicamente que la decisión adoptada en aquel momento no fue la más adecuada para el devenir de la economía nacional. Los vaivenes en las decisiones de política económica no contribuyen a reforzar de la credibilidad de un gobierno, y suelen ejemplificar situaciones de alto riesgo en las que se percibe algún conflicto, cuya solución exige este tipo de medidas.
En cierto modo, aquella decisión de revaluar no fue acertada. Entre 2006 y 2009 la economía del régimen de los Castro observa cómo año tras año el PIB registra niveles de crecimiento cada vez menores, sin que la crisis económica mundial o el paso de los ciclones puedan explicar la dramática evolución de sus cuentas, consecuencia de la acumulación de graves desequilibrios internos y externos.
El banco de experimentos irresponsables en que se ha convertido la economía castrista desde que Raúl Castro alcanzó el poder, después de la enfermedad de su hermano, llega ahora al clímax con una revaluación de a moneda convertible, el CUC, la más utilizada en la economía progresivamente libre que se está desplegando en la Isla, sobre todo en los mercados agropecuarios, la venta de electrodomésticos, ropa y calzado, o por ejemplo, en el disfrute de estancias en los hoteles y en las comidas en restaurantes.
Para una amplia gama de bienes y servicios comercializables, el peso cubano, la moneda histórica, se ha convertido en un marginado, cada vez más relegado a operaciones dentro del racionamiento precario de la libreta.
Y ahora se descuelgan con una devaluación inesperada del CUC, que mantiene el cambio con el peso cubano en los 24, que se fija en las CADECAS, y el impuesto del 10% sobre las operaciones en dólares.
Los economistas anticipan que la devaluación del tipo de cambio nominal es una medida que traslada sus efectos directamente al sector externo, aumentando las exportaciones y reduciendo las importaciones. Como consecuencia de ello, se espera un aumento del superávit comercial y una menor necesidad de financiación externa. Este es el efecto que cabe esperar en una economía de base productiva ordenada y con capacidad de reacción. Pero, examinemos la economía cubana en 2011.
¿De verdad alguien puede pensar que la producción interna se verá estimulada por la dificultad para importar? ¿Cómo se entiende esto en un país que se ve obligado a comprar cereales y carne al contado a su principal adversario del norte, y así evitar hambrunas y carestías, ante la incapacidad e ineficiencia de los sectores para producir más a corto plazo?
¿A qué precio van a pagar ahora las empresas, tanto cubanas como extranjeras, los insumos y servicios procedentes del exterior que en la economía cubana no existen?
Si alguien se hubiera detenido a pensar estas cuestiones con detenimiento, se habría dado cuenta de que, en ausencia de un comportamiento desigual de los precios internos y externos (de hecho se han mantenido bastante ajustados en los últimos años), no existe razón alguna para devaluar.
Desde hace años, vengo señalando que el problema de competitividad de la economía nacional no es de precio, sino de oferta de bienes y servicios que se puedan poner a la venta en condiciones adecuadas de cantidad y calidad en los mercados mundiales. Cuando se enterró para siempre el sector del azúcar en 2002, una de sus últimas tropelías de Fidel Castro, se perdió la oportunidad de obtener ventajas de la competencia internacional vía precios. Ahora ni el níquel ni el tabaco pueden tomar las riendas del proceso.
El problema aparecerá cuando se tengan que comprar los bienes intermedios, bienes de equipo que son necesarios para las devastadas infraestructuras del país, la tecnología o los alimentos en los mercados mundiales, justo en un momento de alzas de precios a nivel internacional. Ni siquiera el tiempo ha sido elegido de forma adecuada.
No se va a ajustar la balanza comercial con esta medida, porque la dependencia externa impide que la producción exterior se sustituya por la interna. Durante décadas, y para superar su atraso industrial y tecnológico, la economía cubana necesitará importar del exterior todo tipo de bienes y servicios, y para ello se requiere una moneda fuerte, justo lo contrario.
La segunda pregunta a atender es ¿por qué de la devaluación justo ahora?
Los gobiernos devaluadores saben que, a corto plazo, este tipo de medidas genera una cierta euforia que evita pensar en los graves problemas que subyacen de fondo. Qué duda cabe que las remesas se van a cambiar por más CUC, dados los impuestos, y que los precios turísticos internacionales pueden ser más competitivos.
Pero el azúcar que un turista pone en su café en un hotel de Varadero debe ser importado de Brasil, y seguro que a precios más elevados, por lo que el consumo de productos en Cuba será más elevado. Los que quieran comprar artículos de vestido o calzado en las tiendas de oferta internacional, verán cómo los precios inician su escalada. ¿Consecuencias? Los vendedores de los mercados agropecuarios tendrán que elevar también los precios de sus productos, y las empresas extranjeras verán cómo les cuesta más traer los bienes intermedios que incorporan a sus productos, lo que les resta competitividad internacional.
Conclusión, una medida cortoplacista, miope, que busca crear condiciones ficticias y reducir la tensión social que se está produciendo en la Isla con las medidas liberalizantes de Raúl Castro.
Pero a nadie se le oculta que es una grave amenaza a medio plazo, porque no va acompañada de las medidas adecuadas para alcanzar efectos positivos. Al final se ha cumplido el designio histórico: el CUC se vincula en paridad a la moneda del enemigo del Norte, y eso supone, por definición, que el sector abierto de la economía castrista, el que se financia con la moneda convertible, se ata de manos y pies a los ciclos de la economía de EE UU.
Que alguien lo consulte en el diván. En términos económicos, esto es simplemente una aberración.
El Banco Central aclara que continúa vigente el gravamen del 10 % para comprar en efectivo pesos convertibles cubanos con dólares estadounidenses
El Banco Central de Cuba ha decidido devaluar en un 8 % la tasa de cambio de su peso convertible (CUC, moneda fuerte) con lo que restablece la paridad con el dólar estadounidense que ya existió entre 1994 y 2005, informó hoy este organismo.
En una nota oficial divulgada en medios oficiales, el Banco Central de Cuba explica que la medida "favorecerá el establecimiento de condiciones más propicias" en las relaciones financieras externas del país.
La decisión, añade, "significa un paso discreto dirigido a propiciar una mejoría en el balance de divisas del país, pues constituye un estímulo a la actividad exportadora y al proceso de sustitución de importaciones".
No obstante, el Banco Central aclara que continúa vigente el gravamen del 10 % para comprar en efectivo pesos convertibles cubanos con dólares estadounidenses, como "compensación por los costos y riesgos que origina la manipulación de estos últimos como consecuencia del irracional e injusto bloqueo" que EEUU aplica a la Isla desde hace más de medio siglo.
Además la decisión "no afecta la tasa de cambio actual del peso cubano relación al peso convertible".
El peso convertible (CUC), que convive con el peso cubano, fue creado con una paridad igual al dólar en 1994, cuando el Gobierno de la Isla autorizó la circulación de la moneda estadounidense en pleno periodo especial.
La paridad "1 x 1" del CUC con el dólar se mantuvo hasta el año 2005 cuando las autoridades cubanas decidieron revaluar su moneda fuerte en un 8 %.
El Banco Central ha decidido ahora volver a esa paridad porque la anterior tasa de cambio "no se corresponde con las necesidades económicas del país en las condiciones actuales".
Un sistema de dos velocidades: negocios jugosos para la nomenclatura y actividades de supervivencia para la población.
Lo bueno de las cacareadas reformas de Raúl Castro es que están condenadas al fracaso. En lugar de salvar al régimen, ese remedo de capitalismo que propone el dictador cubano podría acabar de hundirlo. Por este motivo, y sólo por este, hay que celebrar unas medidas que van a exacerbar las contradicciones internas y provocar fisuras dentro de la propia nomenclatura.
En sus desvaríos poscomunistas para mantenerse en el poder a cualquier precio, los hermanos Castro están apostando a un capitalismo sin capital, sin propiedad privada y bajo el control férreo del Estado. Más que una paradoja, es un contrasentido, como lo ilustra el despido arbitrario de cerca de 500 mil empleados públicos. Una nueva ley les permitirá trabajar por cuenta propia en unas pocas actividades económicas (peluquería, taxi o agricultura, por ejemplo) que no podrán, sin embargo, absorber toda esa mano de obra. Además, otros 800 mil puestos estatales serán suprimidos en los próximos tres años, según el plan anunciado por el Gobierno. Todos esos trabajadores tendrán que buscarse la vida, pero bajo unas reglas restrictivas que son una afrenta a la libertad de empresa.
Raúl Castro no ha tomado esa decisión porque esté convencido de que el socialismo no tiene futuro. Lo ha hecho porque el Estado está quebrado y no puede seguir pagando salarios a millones de cubanos cuya productividad es casi nula. Y no producen porque reciben una paga miserable -menos de veinte dólares al mes en promedio-, que no les incita a trabajar. Con los despidos, el Gobierno se quita un problema de encima, pero se desentiende de las consecuencias.
El escritor cubano Carlos Alberto Montaner, uno de los analistas más agudos del exilio y bestia negra del régimen castrista, lo ha dicho de manera inmejorable en la Conferencia de las Américas, organizada la semana pasada por el diario The Miami Herald. "Muy dentro de su formación autoritaria, Raúl cree que ahora puede decir 'hágase el capitalismo o el cooperativismo' y el milagro sucede. Nadie le ha dicho que el país dispone de muy poco capital cívico porque ellos se encargaron de destruirlo, y ese elemento es clave para impulsar el desarrollo".
Montaner señala, sin embargo, que las medidas de Castro provocarán "reacciones imprevistas y consecuencias no deseadas". "Todo ello lo precipitará a nuevos cambios, que a su vez generarán otros desenlaces insospechados hasta que los planes originales queden pulverizados". El opositor cubano cita los precedentes chinos y soviéticos, donde los dirigentes Deng Xiaoping y Mijaíl Gorbachov hicieron reformas para mejorar el sistema comunista y, a su pesar, abrieron la puerta a "una dictadura de capitalismo salvaje", en el primer caso, y al derrumbe de un imperio, en el segundo.
Los Castro conocen al dedillo esas dos experiencias y, hasta hoy, no han dado un solo paso que pudiera poner en peligro su hegemonía sobre la vida de sus 11.2 millones de súbditos. Están apostando a un sistema a dos velocidades: negocios jugosos para la nomenclatura, que se apropia de los recursos del Estado, tal y como ocurrió en el momento del derrumbe de la URSS, y actividades de supervivencia para todos los demás. La isla, sin embargo, no tiene las riquezas mineras ni las empresas gigantes que permitieron a la cúpula soviética pasar del comunismo al capitalismo y repartir migajas al resto de la población.
La nomenclatura cubana está ante una disyuntiva: conformarse con una dirección política incapaz de revitalizar una economía moribunda o sacársela de encima y desmontar el tinglado burocrático, empezando por la Constitución estalinista que impide el cambio real. Esa segunda opción sería un golpe de Estado, algo que nadie se atreve a comentar en Cuba, donde el ejército no ha levantado cabeza desde que Fidel Castro mandó fusilar al general Arnaldo Ochoa en 1989. Hoy, a raíz de su grave enfermedad, el Líder Máximo ya no instila miedo en los mandos militares y ha perdido gran parte de su autoridad.
No sería sorprendente que algunos oficiales hayan empezado a barajar el proyecto de desbancar a los hermanos Castro. Si llegaron al poder por las armas, no sería nada sorprendente que se fueran de la misma manera. Cuba tiene muchos lugares tranquilos para recibirlos, empezando por la isla de la Juventud, donde estuvieron presos en tiempos del general Batista, que, por cierto, los trató a cuerpo de rey.
El Granma de este lunes 14 de marzo pública en su segunda página con letras de alto puntaje el Acuerdo no. 30/11 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba, donde se anuncia que a partir de este día el dólar y el CUC tendrán una paridad de 1 x 1 en todo el territorio nacional. Jubilosos y esperanzados los precavidos cubanos, que habían guardado los “fulitas” para esperar una mejor oportunidad, creyeron que por cada cien dólares le entregarían cien pesos convertibles, como ocurría desde 1994 y hasta abril de 2005. Eso le ocurrió a quienes no llegaron al séptimo párrafo de la información donde se añadía:
Es preciso aclarar que se mantendrán los márgenes comerciales aplicados en la actualidad a las operaciones cambiarias. El objetivo de estos es cubrir los costos de las instituciones financieras que brindan estos servicios,
Peor la pasaron los que no se leyeron el octavo párrafo donde se especifica:
De igual manera continúa vigente el gravamen del 10% aplicado a quien desee comprar pesos convertibles con dólares estadounidenses en efectivo, como compensación por los costos y riesgos que origina la manipulación de estos últimos como consecuencia del irracional e injusto bloqueo económico, financiero y comercial, impuesto desde hace más de medio siglo por el gobierno de Estados Unidos a Cuba.
De manera que los cien se convierten en 87 y no en 100 como creyeron los optimistas. Siete centavos de CUC más por cada dólar que la familia manda del extranjero significa poco en la economía doméstica aunque no se puede negar que es un paso positivo en la lenta y tímida tendencia de sanear nuestras finanzas.
Aunque esta decisión no afecta todavía la tasa de cambio entre el CUC usado para adquirir productos en las tiendas en divisas y el peso que se recibe como salario en los centras de trabajo estatales, puede suponerse que la relación de 1 x 24 para vender el CUC o de 1 X 25 para comprarlo, no durará eternamente y me atrevo a conjeturar que cuando dicha relación se modifique, apelando a la misma racionalidad que ahora se invoca, no será para aumentar el valor del billete que trae fotos, sino para que valga más el que se ilustra con estatuas.
Oscar, 73 años, rememora la madrugada lluviosa que dejó La Habana en un pequeño y desvencijado bote de pescadores. 50 largos y duros años han pasado. Ahora, sentado en un bar ubicado en el piso 36 del Focsa, el edificio más alto de la capital, tomando un daiquirí y contemplando una vista impresionante del litoral habanero, siente que ha perdido mucho.
"Soy un dólar con piernas. Una especie de rey midas. Pero por respeto a la memoria histórica, no se pueden olvidar todas las injurias del gobierno de Fidel Castro hacia quienes emigrábamos", comenta.
Cuando se ha vivido tanto tiempo lejos de la patria, cualquier mero detalle provoca un nudo en la garganta o una lágrima. El barman le pregunta si la gorra que lleva puesta es de los Leones de La Habana, uno de los cuatro clubes de la liga profesional de béisbol antes de 1959.
Con orgullo, Oscar le dice que sí y durante media hora conversa con el cantinero sobre la pelota que se jugaba en la isla. Terminan como siempre suelen concluir las pláticas entre cubanos de las dos orillas, bebiendo ron y llorando.
Después del baño de nostalgia, el cubanoamericano se para frente al inmenso ventanal que muestra la belleza de La Habana. "Nada ha cambiado. Es lo dramático. Cuando en 1960 llegué a la Florida, Miami era una urbe desolada. Existía un solo restaurante de comida criolla, ‘La Cubanita’. Después de las 10 de la noche, parecía una urbe fantasma. Había un racismo muy fuerte, con ómnibus donde los negros viajaban de pie en el fondo".
Paga lo consumido y me pide que lo acompañe a caminar por Luyanó, el barrio donde nació. Mientras, sigue contando. "En 52 años, Miami ha crecido de una manera espectacular. Todos los días aparece una nueva edificación. Arquitectónicamente hablando, en La Habana nada se ha hecho. Está igual, o peor, mantiene los mismos edificios, sin darles un mantenimiento adecuado. Es la brutal diferencia entre dos sistemas. Un capitalismo en constante renovación, que echa a un lado lo que no sirve, y un socialismo marxista que en teoría puede ser muy humano, pero en la práctica no funciona", y señala un grupo de casas en peligro de derrumbe.
La emigración que en 52 años ha provocado la partida de más de un millón de isleños hacia las costas floridanas, tiene varias lecturas. Según Roberto, 55 años, economista, no es fácil de explicar cómo es posible que esos cubanos en Estados Unidos produzcan bienes y servicios que triplican el producto interno bruto de Cuba.
"Se podría estar horas intentado convencer a un auditorio y culpar al embargo, o qué se yo, pero las cifras reales son contundentes. Los cubanos en un clima de democracia y de libre mercado se desenvuelven con eficacia. No somos una banda de vagos improductivos. Cuando la gente ve el resultado de su trabajo, se afana y genera riqueza", apunta el economista.
Entre los miles de compatriotas que huyeron de la isla cuando Castro dio un giro hacia el comunismo, hay dos que son un paradigma. Estados Unidos no es la panacea, pero es un país de oportunidades. Si se curra fuerte, los sueños se pueden cumplir.
Al igual que Oscar, Mel Martínez, abandonó su patria en 1961. Tenía 14 años y viajó solo en uno de los vuelos de la operación Peter Pan, un programa amparado por la iglesia católica que llevó a Estados Unidos a 14 mil niños cubanos. Llegó a ser senador y se convirtió en el primer hispano en llegar a la Cámara Alta. Años después, Mel ha contado que vivió con una familia en Orlando y hasta 1966 no se pudo reunir con sus padres. Aprendió el idioma y las costumbres y pudo tener una exitosa carrera en el exilio.
Roberto Goizueta, por otro camino, también llegó a la cima. Fue gerente de la Coca Cola y hoy, después de muerto, se le considera un ejemplo de buen administrador y hombre recto.
La mayoría de los cubanos que se marchan no ganan salarios millonarios, ni poseen residencias en Miami Beach. Tienen hasta tres empleos, no dejan de ayudar a los suyos en Cuba y siempre existe la posibilidad de progresar y salir adelante.
Apartemos la ideología. Basta con ver fotos actuales de La Habana y Miami. La justicia social y la igualdad preconizada por la revolución de los hermanos Castro son términos atractivos.
Pero no han permitido que los cubanos en la isla puedan vivir a la altura de sus expectativas. Tampoco el discurso utópico ha traído suficiente comida a la mesa. La gente no es tonta. Y por eso se marcha.
Pasó hace medio siglo. La película se titulaba PM sobre la noche habanera y tras 50 años de Justify Fullazarosa clandestina vida se recuperará en mayo para proyectarse en Casa de América (Madrid).
El documental fue realizado por Orlando Jiménez Leal, a quien apoyaba, como editor, Saba Cabrera, hermano menor de Guillermo Cabrera Infante.
Trabajaban en televisión. La Revolución había lanzado la alerta ante una invasión norteamericana de la isla. Y los informativos en los que trabajaba Orlando, entonces un camarógrafo de 18 años, le envió a buscar material que desmostrara que la gente se estaba armando patrióticamente contra el invasor.
Regresó con cuatro minutos que decían todo lo contrario. La gente seguía la rumba; La Habana no había sido poseída, dice ahora el cineasta, ni por el miedo ni por la patria; "de hecho", dice, "una negra propuso: 'Oye, chico, ¿y por qué en lugar de Patria o Muerte no decimos Patria o Lesiones leves?".
Ese material fue a la basura. El clima cultural que había en Cuba estaba marcado por Lunes de Revolución, la revista que dirigía Guillermo Cabrera Infante; en aquella atmósfera trabajaban Carlos Franqui, Néstor Almendros... Orlando creyó que se podía prolongar ese material para retratar La Habana de noche.
Se apoyó en Saba Cabrera, y pusieron las cámaras, sin luces, ante paisajes nocturnos en los que la rumba y los tragos eran el paisaje que se movía, como sombras en la noche.
Filmaron en diciembre de 1960. Editaron el filme en enero, y percibieron "que alguien andaba espiando". Era Alfredo Guevara, factótum del cine cubano aún hoy. Estrenaron PM [Pasado Meridiano] en la tele. "Y la recepción fue muy buena". Néstor Almendros escribió en Bohemia: "He aquí una película corta cubana que resulta una auténtica joya del cine experimental".
Iba a ser, pues, una sorpresa, e iba a ser única, Néstor tenía razón. PM era, según el legendario cineasta cubano, "un pequeño filme (...) que recoge fielmente toda la atmósfera de la vida nocturna". "El procedimiento", proseguía, "no puede ser más simple: es el del cine espontáneo, el free cinema que tanto auge tiene ahora en el mundo".
A la admiración siguió la bala de la censura, que ya estaba en posición de disparo. Para el estreno en cines necesitaban la aprobación de una junta que aún obedecía leyes de Batista. Y fue entonces cuando se encontraron con la pared enfrente.
"La película no solo está prohibida sino que se halla confiscada", le dijeron a Jiménez Leal. La orden era de Guevara (Alfredo). Se desencadenó un tumulto que se llevó por delante las aspiraciones de libertad del grupo que nucleaba el mayor de los Cabrera Infante, Guillermo.
Pero para llegar a esa disolución de facto de la naciente cultura nacida de la Revolución ocurrió un largo calvario, que incluyó de manera destacada el famoso discurso en el que Castro les dijo a los incriminados, en medio de un juicio que tuvo como escenario la Biblioteca Nacional: "Con la Revolución todo, contra la Revolución nada". A partir de ahí ha habido incesantes episodios.
PM condujo al exilio, en uno u otro momento, a Guillermo Cabrera Infante, a su hermano Saba, a Orlando Jiménez Leal, a Néstor Almendros, que tuvo una destacada participación en el repudio que desató la prohibición de la película. Miriam Cabrera Infante, la viuda de Guillermo, nos decía ayer: "Se hizo para acabar con Guillermo y con el grupo de Lunes de la Revolución".
¿Y por qué? Orlando cree que se aprovechó la circunstancia para lanzar un mensaje: todo tenía que ser revolucionario, o aparentemente revolucionario; la película "no glorificaba al hombre según la estética del realismo socialista; nosotros hacíamos, más bien, un surrealismo socialista; les pareció un reportaje irreverente. PM no podía ser".
En la reunión plenaria, de escritores con Fidel, este puso la pistola sobre la mesa, explicó que o se estaba con la Revolución o contra la Revolución. Y mandó parar, exactamente. "Ahí", dice ahora Jiménez Leal, "se acabó la rumba, se terminó la fiesta". Néstor se fue gritando: "¡Eso le hizo Stalin a Eisenstein!".
Ahí ensayaron Fidel y sus compañeros lo que pasaría luego. "Lo de Heberto Padilla fue una versión remasterizada y en color de lo que pasó con PM. Ahí se inició la diáspora".
Esos 14 minutos marcaron su medio siglo restante, el suyo y el de los suyos. Hizo cine, solo y con Néstor Almendros, hace fotografía, pero aún le dura la visión de Castro gritando en la Biblioteca Nacional. Con la pistola en la mesa, contra PM, sobre la noche en La Habana, el comandante mandó parar.
El régimen castrista acaba de presentar en la televisión local a dos hombres que -según ellos- son oficiales del MININT insertados en los grupos opositores anticastristas; ambos en Cuba y en Miami. Empecemos porque esos grupos anticastristas en su gran mayoría no sólo están más que penetrados por uno o dos o más de esos tipos de personas, además hay grupos que están directamente dirigidos por condecorados de la DSE Cubana, y que son los que siguen informando, desde hace años, a Radio y TV Martí, a El Nuevo Herald, además son entrevistados por El País, y por la prensa del mundo entero. Y es que para ser disidente en Cuba, tal como manifestó el mismísimo disidente de marras, hay que pactar con la Seguridad del Estado, si no es así no hay disidencia que valga.
Bien, estos dos que se presentaron hace dos días en la TV Cubana como espías, en un programa, por cierto, bastante mal hecho, mal montado, y con peor puesta en escena, no son realmente espías de alto nivel. Estos son chivatientes, chivatos (probado) y combatientes (eso está por probarse) a los que por alguna u otra razón, se les chantajea y les dan la tarea de infiltrarse en las filas de una disidencia que ya ha pactado -para poder existir- con la DSE. La DSE además se pinta, de cara a la galería, como dividida, y hace creer a los opositores que entre ellos hay algunos más extremistas que otros, y que muchos de ellos quisieran cambios reales en el país, pero siempre con los Castro en el poder; se trata de aquellos que fingen ser más liberales, por decirlo de alguna manera.
Así, de este modo, espías de verdad son personajes como Erick Valdés Martínez, que fue agregado cultural en Francia, y por el que muchos cubanos exiliados históricos sintieron verdadera faiblesse. Es un zocotroco que llamaba a Alicia Alonso, “la mejor gimnasta cubana”, y que confundía en sus discursos el “talón de Atila con el caballo de Aquiles”, ya con eso se los digo todo, pero para ser buen espía no hay que ser culto o al menos no tanto, con un barniz basta. Este espía, formado en los Estados Unidos, hijo de Raúl Valdés Vivó, fue la persona que esperaba en el aeropuerto a los invitados de Miami (sobre todo a la prensa), en la escalerilla del avión, cuando la visita de Juan Pablo II a Cuba, y les entregaba fotocopias de un artículo mío -según él en contra del Papa, lo que no era para nada así-, con el objetivo de desacreditarme. Pero su trabajo, dentro de la cultura cubana del exilio, fue mucho más sutil y penetrante. Como se las daba de bonitillo tenía un cierto éxito entre las mujeres latinoamericanas y cubanas, y francesas, ni se diga, y del mismo modo, entre los cubanos exiliados muy machos y muy gays. Eso le facilitó el trabajo de penetración e información, pero penetrar al exilio formaba parte de sus sus cometidos menores. Todas estas personas jamás son descubiertas por los medios televisivos castristas, porque estos son los verdaderos espías. Así como Humberto, verdadero nombre Heriberto, y Paquitín, al que expulsaron de Francia por su conexión con Carlos El Chacal, famoso terrorista condenado a perpetuidad. Así como Anselmo y su esposa, la que hace poco vi retratada en la página principal de El Nuevo Herald. Todos ostentaban cargos diplomáticos, y no he mencionado todos los nombres de los que han actuado en este país y en Europa.
Este tipo de espías, y como ellos otros muchos, sí que tienen conexiones con terroristas de renombre internacional, ellos si han sido programados por el castrismo para cometer actos muy sucios, para acabar con los opositores de la manera más fina posible, y sin dejar huellas, porque ellos no se embarran las manos jamás. Es más, ellos hacen todo de manera tal que no se vea que ellos tienen algo que ver con el hecho real. Así trabajan los verdaderos espías, y aun quemados, como lo fue Paquitín, jamás darán la cara en programas televisivos.
Lo de Carlos Serpa Maceira es de pura risa, otro chivatiente más de los que hay a montones, burujón puña’o de ellos, y como bien explicó Yoani Sánchez en su más reciente post, de los que fueron a pedirle a ella y a su marido que les hiciera un blog, finalmente se lo hizo otro, cuyo título era nada más y nada menos, El Guayacán Cubano, nombre más chivato que eso había que mandarlo a hacer. Yoani Sánchez debería estar enterada entonces, que del mismo modo que las Damas de Blanco estuvieron penetradas desde tan de cerca, su Academia Blogger podría estar infectada de tales personajeros del régimen, ahí le dejo la cuestión. Y lo que sería muy duro es que ella esté manteniendo una Academia, económicamente, donde participan posiblemente chivatientes de este género, pero desde luego, eso constituye solamente su problema y el de Reinaldo Escobar.
En cuanto a Moisés Rodríguez, a estas alturas es posible que éste ocupe un puesto entre el chivatiente y el espía, éste es el del tipo, que si los opositores fueron inteligentes con él, y si le gustó el viajecito a Miami más que el viajecito con el que con toda evidencia le pagaron los castristas y que se ve al final del programa donde fue descubierto, el viajecito a la Beca Lenin, es otro de los que quizás no solo se esté preguntando si debería desertar en cualquier momento, o a lo mejor le darán en un futuro los mismos castristas la tarea de desertar, porque con él ya están seguros de que le anularon el nivel de discernimiento, él ya acepta esa dualidad como una característica de su personalidad, sabe además lo que tiene encima de su cogote, y si ya no está trabajando como doble agente, para los jerarcas de Miami, pues entonces, en cualquier momento, lo veremos en María Elvira Live, que es el programa preferido de los doble agentones, con tarea o sin ella.
Serpa Maceira es un comemierda más, atrapado en sus faltas, chantajeado, y de sólo observar cómo se movía junto a las Damas de Blanco, y cómo las denigró con tal bajeza en este programa, a ellas que tanto lo defendieron con su valor y coraje cuando se mostraba como su vocero, ya nos queda claro que estamos ante un esbirro de poca monta. Con Moisés Rodríguez estamos ante un agente de medio pelo en trámite hacia algo más resbaladizo, que pudo haber sido captado o puede que asuma la captación como doble tarea, aun cuando esa captación sólo divague en su cerebro, donde si es una persona inteligente sabrá que no es lo mismo Miami que una escuela Lenin maquillada para un programita basura de ficción que juega a la infiltración de chivatientes. Así que a lo mejor, en su caso, el doble traidor se cuece en ese horno donde se cuecen las intrigas más sólidas. Sólo estoy aventurándome en mis cálculos, también es probable que me equivoque.
Lo que sí es una verdad como un templo es que los castristas sólo hacen este tipo de programas cuando se sienten acorralados, cuando quieren desviar la atención sobre otro asunto, o como antesala de alguna otra detención de una persona fuerte de la oposición. Y el programa, tal como lo vimos, se preocupó más de las Damas de Blanco como desvío de atención, y mucho más por Martha Beatriz Roque (a mi juicio es su objetivo, acabar con ella, puesto que es la que hace declaraciones más contundentes, grabadas telefónicamente), o el mismo Antúnez, al que citan de biais, pero haciendo hincapié en su importancia. Estos son los opositores que les tienen hecho el hígado a la vinagreta, más claro ni el agua.
Por otra parte, del mismo modo que los opositores cubanos son asediados y penetrados dentro de Cuba, los exiliados estamos vigilados, perseguidos, y hemos sido atacados por verdaderos agentes y espías castristas. Para nadie es un secreto que el trabajo de las embajadas castristas en el exterior es una labor de acecho, agresivo, y de una combinación de chantajes y compras de personalidades extranjeras. Por lo tanto, La vida de los otros, la célebre película de Florian Henckel von Donnersmarck a mi juicio, la vivimos todos los cubanos dentro y fuera de Cuba. Y la mejor manera de escapar a esa presión es vivir de manera normal, aunque tomando medidas, por ejemplo, declarar cualquier irregularidad a la policía, para aquellos que nos encontramos en el exilio, porque mientras en Cuba la policía está para reprimir, en estos países la policía está en el deber de protegernos, y de pararle las patas a estos individuos que se hacen llamar diplomáticos, y cuya calaña con el transcurso de los años ha ido de mal en peor.
No quisiera terminar sin mencionar a la actriz que hace de militar especializada, la joven risueña que habla con una voz histriónicamente pausada, la que quiere dar la imagen de esa burguesía castrocomunista de falsos buenos modales, los que pertenecen al grupúsculo (estos sí que lo son) que aparentan tener el mazo en la mano, y que usan el poco poder que les han asignado con una calma impuesta como si todo estuviera bajo control. Nada está bajo control, ahora menos que nunca, y ellos lo saben.
Un reciente Informe de la Oficina Nacional de Estadística de Cuba, titulado "Industria manufacturera en Cuba: Indicadores seleccionados" proporciona datos muy lúgubres sobre la evolución de este importante sector en la economía castrista.
La conclusión que cabe obtener de las principales cifras ofrecidas es que el sistema económico ideado por Fidel Castro, basado en la planificación burocrática y centralizada de la economía en ausencia de propiedad privada, ha sido especialmente negativo para la actividad industrial.
Así, entre 2003 y 2010, la participación de la producción industrial sobre el conjunto de la economía cubana, apenas ha aumentado unas décimas, pasando del 12,4% al 13,1%.
Señalar que estos porcentajes se sitúan a distancia muy destacada de lo que representa la industria en el conjunto de países de América Latina, alrededor de un 20% en promedio, y además, muestran un significativo estancamiento, que deja a la industria un papel marginal y poca capacidad para actuar como estímulo del crecimiento de la economía. De igual modo, el Informe permite contrastar otros datos. Así, mientras que el peso de la producción industrial en el conjunto de la economía se estanca en el período considerado, la participación del empleo de este sector en el total desciende de forma muy significativa, pasando del 13,2% en 2003 al 9,8% en 2010, lo que significa que un total de 114.600 cubanos y cubanas han dejado de trabajar en la industria en estos años.
A diferencia de lo que ocurre en otros países de un nivel de desarrollo similar, en los que la industria actúa como un motor eficaz de generación de puestos de trabajo, la economía castrista reduce el empleo industrial, en un claro ejemplo de lo desacertado de las políticas económicas aplicadas.
Esta tendencia a reducir el empleo en la industria llama poderosamente la atención si se tiene en cuenta que esta actividad ha visto mejorar su nivel de salarios relativos con respecto a la media de la economía, lo que en un marco económico libre y competitivo actuaría como un estímulo para la atracción de nuevos empleados. Así, mientras que en 2003 la relación entre el salario en la industria y en el conjunto de la economía era prácticamente la unidad, en 2010, esa ratio había aumentado a 111, o lo que es lo mismo, en la industria se obtienen retribuciones un 11% por encima de la media de la economía. Entonces, ¿por qué se destruye empleo?
La pérdida de fuerza de la actividad industrial en la economía castrista, con independencia de que está motivada por el diseño absurdo del modelo de política económica, tiene varias explicaciones que se pueden observar con los datos del citado Informe estadístico. Primero, el estancamiento de las inversiones del sector industrial en el total de inversiones de la economía y su bajo nivel.
En ninguno de los años se ha superado el 10% del total, quedando en torno a un 7%. La prioridad otorgada por la planificación centralizada de la economía a otros sectores ha supuesto un lastre para la modernización de la actividad industrial, su mejora competitiva y su capacidad para innovar.
Segundo, el desplome del consumo de energía eléctrica en el sector industrial apunta a una drástica caída de la actividad. En este caso, los datos sólo cubren el período 2006 a 2010, pero el porcentaje de la energía en la industria sobre el total desciende del 10% al 8% en esos años.
Menos consumo de electricidad en términos relativos no necesariamente está relacionado con una mayor eficiencia, sino con el abandono de la actividad de este sector, en el que la ausencia de empresa privada, limita su potencial de crecimiento.
Tercero, porque la caída ha sido prácticamente generalizada en todas las producciones (divisiones) de la industria cubana. El Informe muestra que de un total de 97 divisiones analizadas, en 56, el 58% del total, se registran descensos de la producción entre los años 2004 y 2006. Así, por ejemplo, en la división de alimentación, que representa por sí sola el 41,6% del total de la producción de la industria, de un total de 24 ramas de producción reseñadas en el Informe, en 17 se registran menores niveles en 2006 que en 2004, es decir, que se manifiestan caídas de la producción en el 71% de las ramas productivas estudiadas.
La industria cubana se hunde así en su capacidad productiva y se muestra incapaz de alimentar a la población, como consecuencia de la manifiesta desatención por parte de las autoridades, y ello obliga al régimen a importar alimentos pagándolos al contado a Estados Unidos. Más ineficiencia, imposible.
Otra división con un gran número de actividades, es la fabricación de productos químicos y otras sustancias, en la que en 9 ramas de actividad, de un total de 11 la producción total es inferior en 2010 a 2004. Esta división es fundamental para comprender por qué la economía cubana tiene una elevada dependencia del exterior para su mejora tecnológica y productiva. La consulta de los datos del Informe permite observar que la caída de la producción entre 2004 y 2010 afecta a producciones muy sensibles, directamente relacionadas con el nivel de vida de la población, ya no sólo en el caso expuesto de los alimentos, sino en calzado, todo tipo de neumáticos, muebles sanitarios o materiales de construcción para vivienda, entre otros.
Continuar con esta descripción es siempre lo mismo. La industria cubana es un ejemplo del resultado de la combinación desastrosa de la planificación burocrática centralizada y la ausencia de propiedad privada. Su actual estado deja muy poco que desear, y más que convertirse en un elemento de dinamismo para la economía, se convierte en un pesado lastre de ineficiencia y falta de competitividad, cuya solución es inviable en el marco de las reformas introducidas por Raúl Castro con los "Lineamientos".
Los datos del Informe están disponibles en la web de la Oficina Nacional de Estadística de Cuba, y en el siguiente enlace:
Los segurosos se han lanzado con un culebrón, se llama “Las razones de Cuba” y está malísimo. La que escribe -oh sí- estaba incluida como extra en el guión. Arriba les dejo el mensaje que Carlos Serpa -seguroso confeso- dejó en mi contestadora la víspera de la première, el sábado en la noche por Cubavisión, para exasperación de media Habana que no soporta ni un segundo más de propaganda ideológica por televisión.
Sinceramente en Villa Marista están necesitando un asesor de imagen, y también un logopeda. Quizás estén cortos de presupuesto o de recursos humanos, pero es importante -digo yo- que la gente sepa hablar, sobre todo cuando van a dar conferencias o a lanzarse como actores de telenovela estilo James Bond tropical. Nada tan deprimente como la vulgaridad, la falta de educación y el acento chusmo de los últimos personajes que han dado el salto de la fama desde las filas de la Seguridad. Si esos son los presentables, ¿cómo lucirán los que no vemos? El ministerio se me parece cada vez más a un zoológico, y los oficiales unas pobres marionetas sin clase que el sistema mueve como peones a su antojo. Los últimos peones que le quedan: los chivatones.
¿Quién se presta para ser chivatón? Dura la realidad a la que se enfrenta el poder, pues la calidad humana de los que aceptan semejante trabajo a estas alturas del campeonato deja bastante que desear: principios torcidos, sin valores, sin vergüenza, amorales, incultos, vulgares y muy, pero muy, mediocres y envidiosos, dos sentimientos que parecen siempre ir de la mano.
En la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular del 15 de diciembre, la ministra de Finanzas y Precios, Lina Pedraza Rodríguez, dijo: "Prácticamente ninguno de nosotros ha pagado impuestos".
Cuando los voceros del régimen hacen ese tipo de declaración se refieren a la Ley No. 1213 del 7 de julio de 1967, que supuestamente eximía de impuestos al salario de los trabajadores y que en realidad únicamente establecía dejar de registrarlos contablemente.
Hay que recordar que esa fue la época de implantación de las tesis seudo económicas de Ernesto Guevara, cuando se eliminó la contabilidad por partida doble y los controles se limitaron al registro de los hechos físicos, quitándose los registros financieros, pero los trabajadores continuaron devengando el mismo salario, que anterior a esa ley se denominaba salario neto.
Eso ha continuado así hasta el momento, por lo cual están implícitos esos impuestos en el salario actual, que incluye aquel denominado "cuatro por ciento para la industrialización", que hoy mueve a risa.
Pero por si fuera poco, durante todos estos años, la población ha tenido la pesada carga de un impuesto indirecto, el denominado impuesto de circulación y ventas, que grava todas las mercancías y servicios que oferta el Estado, salvo la exigua cuota normada, y que en 2010 totalizó 13 462 millones de pesos, alrededor del 31% de todos los ingresos de la población. Todo ello sin contar los impuestos que pagan los trabajadores privados y los propietarios de vehículos.
La señora Lina Pedraza reconoció que el impuesto de circulación se aplica sin estar recogido en la Ley Tributaria vigente (Ley 73 de agosto de 1994). Esta ilegalidad la justifica graciosamente expresando: "…por la capacidad recaudatoria que tiene".
Hay otros gravámenes no considerados como impuestos que pesan sobre la población, casi obligatoriamente, como el día de haber para las MTT (Milicias de Tropas Territoriales), nombrado pomposamente "Día de la Patria" y otras contribuciones a organizaciones de masas, entre las que se encuentran los Sindicatos y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que nada le aportan en contrapartida.
Y para colmo, la Ministra agregó: "Hoy está vigente el impuesto sobre los salarios, no lo hemos aplicado, pero estamos a favor de mantenerlo…"
Si a esto se agregan las onerosas contribuciones a que están sometidos los trabajadores por cuenta propia, que en los próximos años, deberán constituir según se pretende, una parte considerable de los que laboran, y la amenaza de cobrarles impuestos a los desvinculados del trabajo; entonces se puede llegar a la conclusión que la población cubana está ahogada de impuestos.
Es preferible creer que Lina Pedraza no sabe lo que está diciendo, para no calificarla de mentirosa.
Un ex agente secreto filtra el nombre del supuesto testaferro del dictador ante la banca suiza. Este reportaje de investigación intenta desentrañar el misterio.
De izquierda a derecha: Carlos Lage, Fernando Flores Ibarra y el rey del pollo, Gérard Bourgoin. En el puerto de Ajaccio, en una de sus escalas de vuelo en jet privado. Años 90.
Constantino Páez Roselló. Según declaraciones de un ex agente de la inteligencia cubana, ese es el nombre del ciudadano "cubano nacionalizado suizo" que sirve (o sirvió) de testaferro financiero de Fidel Castro ante la poderosa banca helvética.
El ex mayor Roberto Hernández del Llano, que en octubre de 2007 solicitó asilo político a las autoridades estadounidenses, mencionó junto a Páez Roselló, a Max Marambio y Abraham Maciques, como el trío que protegía con celo extremo la "multimillonaria fortuna" de Castro.
En 2007, Del Llano hizo esas declaraciones en el programa María Elvira Live de la cadena MegaTV, de Miami. El ex mayor apareció en tres de esos programas. Dijo que Constantino Páez Roselló era el hombre encargado de operar las transacciones con los bancos Credit Suisse y la Unión de Bancos Suizos (UBS) en Cuba.
El ex agente castrista había sacado de Cuba unas seis horas de vídeo donde aparecían algunas propiedades de Fidel Castro, entre las que enumeró unas 45 residencias de uso exclusivo o a entera disposición del Comandante en Jefe, fincas, hospitales privados, y hasta un museo fílmico y otro con los regalos recibidos de dignatarios extranjeros.
Entrenado en espionaje e inteligencia en la escuela de la KGB (antigua Unión Soviética), Del Llano fue durante 14 años miembro de los servicios de inteligencia cubanos: captaba agentes de la CIA para que trabajaran para Cuba.
En el momento de su solicitud de asilo en Estados Unidos, llevaba 12 años fuera de los servicios secretos castristas. Desertó en Venezuela y se trasladó a Estados Unidos. Allí, fue intensamente investigado e interrogado por parte del Buró Federal de Investigaciones (FBI), y se le considera el oficial de más alto rango que haya desertado de la inteligencia cubana en las últimas dos décadas.
Tiempo después de la filtración de Del Llano, apareció, en el mismo programa de la periodista cubano-americana María Elvira Salazar, el ex ministro de Economía Arturo Guzmán Pascual, que atribuyó a Fidel Castro una fortuna de "1.200 millones de dólares", lo que según la revista Forbes lo sitúa entre los mandatarios más ricos del mundo. Por si fuera poco, un antiguo escolta del Máximo Líder, Carlos Calvo, corroboró lo dicho por los otros entrevistados.
Castro, apartado del poder en 2006 por una crisis intestinal que puso en peligro su vida, renunció dos años después a todos sus cargos, excepto al de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba. En varias ocasiones, ha negado que posea tal fortuna.
El misterio de Constantino.
Ahora que la banca suiza ha congelado las cuentas millonarias de -hasta hace poco- connotados sátrapas africanos en ejercicio de un poder que creían ellos vitalicio, sería conveniente recordar lo que en 2007 aseguró la Asoción Suiza de Banqueros, a través de su presidente Pierre Mirabaud: que Fidel Castro no tenía cuentas secretas en ese país, ni a su nombre ni a través de posibles "alias".
Lo que no dijo nunca Pierre Mirabaud es a cuánto ascendía la fortuna de Constantino Páez Roselló, nombrado por el ex agente de los servicios secretos cubanos como enlace entre Castro y los bancos Credit Suisse y UBS en Cuba.
Era imposible porque, para las autoridades financieras helvéticas, el nombre del cubano-suizo Constantino Páez Roselló es el de un fantasma.
Páez Roselló aparece sólo vinculado a las filtraciones hechas por Del Llano. Algunas fuentes aseguran que posee una mansión de un millón de dólares en el barrio habanero de Atabey, bajo seguridad permanente. Hasta hoy, nadie ha filtrado una foto suya, lo que lo pondría en evidencia como un verdadero hombre fantasma.
Pero los otros dos de la tríada que denunciara el ex mayor Roberto Hernández del Llano no son gente de bajo perfil: son hombres públicos.
El chileno Max Marambio, apodado "El Guatón", ex escolta del presidente Salvador Allende, y refugiado en Cuba después del golpe militar de Augusto Pinochet, gozó durante muchos años de la simpatía personal de Fidel Castro, lo que le permitió convertirse en empresario. Y en multimillonario.
En la actualidad, es buscado por el régimen cubano, que ha emitido orden de captura contra él por supuestos delitos de cohecho, estafa, malversación y falsificación de documentos bancarios.
Marambio, quien actualmente reside en Chile y que debe saber muy bien cómo funcionan los tribunales cubanos, se ha negado a comparecer ante ellos y ha presentado una reclamación ante la Cámara Internacional de Comercio, con sede en París, para dirimir conflictos con las autoridades de la Isla, con quienes agotó, según él, toda posibilidad de diálogo.
A pesar de su actual enemistad con el gobierno cubano, es sintomático que, hasta la fecha, Marambio no haya revelado información comprometedora sobre Fidel Castro. Para "El Guatón", que busca restaurar fama y fortuna, esa podría ser su manera de hacer baza.
Y el último del trío, Abraham Maciques, fue fundador de la compañía Cubanacán, vinculada al turismo, y presidente de Cubalse, en cuya empresa una auditoría detectó en 1995 faltantes por más de 27 millones
de dólares.
Aunque se le destituyera de su cargo en Cubalse, Maciques no fue sancionado, y se le designó para administrar el Palacio de las Convenciones de La Habana, lugar donde se celebran congresos y reuniones de alto nivel en Cuba. Es, igualmente, presidente de la Feria Internacional de La Habana.
Tras las huellas de un fantasma.
El Registro de Comercio suizo corrobora la categoría de fantasma de Constantino Páez Roselló. En el Folleto Oficial Suizo de Comercio (FOSC) no existe mención alguna a aquel nombre.
Quien sí consta -y no precisamente como fantasma- es Constantino Pàres Roselló, "originario de Versoix", dueño o accionista de, al menos, dos empresas helvéticas. Hombre acaudalado al que, además de su poder económico, se le atribuye influencia política. Es también coleccionista de arte. Y mecenas.
Más allá de sus dotes de benefactor, Constantino Pàres Roselló es el vivo ejemplo del empresario de traje oscuro. Una de las empresas suizas en la que ha sido directivo es Gill & Duffus S.A, con sede en Ginebra.
Las actividades de Gill & Duffus S.A. son "el comercio, la exportación de azucar, café, materias primas; la participación en todo tipo de sociedad comercial o industrial, así como su financiamiento", según el FOSC.
Pàres Roselló ha tenido igualmente participación en la empresa NTI Technology S.A., también asentada en Ginebra, que se dedicó a "la comercialización, montaje y fabricación de equipos médicos".
Ambas empresas helvéticas, Gill & Duffus y NTI Technology, han sido controladas desde la Isla, con el nombramiento de varios administradores cubanos residentes en La Habana, quienes, a la par, ocupaban importantes cargos públicos.
Estas designaciones habrían dejado al desnudo a ambas sociedades anónimas frente al gobierno cubano, debido al poder de los administradores para conocer al detalle información contable y los activos financieros.
La dolce vita (con el rey del pollo).
Entre la escasa información que existe sobre Constantino Parès Roselló, una muy reveladora la ofrece Fernando Flores Ibarra, ex embajador de La Habana en París, en el libro Yo fui enemigo de Fidel, y que firma con toda intención con el apellido Flórez.
Contrariamente a lo que se pueda pensar por el título escogido, Flórez, que es en realidad Flores, verdadero amigo de Fidel Castro, fue entre 1960 y 1963 fiscal en los Tribunales Revolucionarios. Su lealtad hacia Castro fue recompensada con sucesivos nombramientos como embajador en Polonia, Yugoslavia, Suecia, Ecuador y, finalmente, Francia, donde estuvo acreditado seis años en la década del 90.
Refiriéndose a sus lazos con el millonario francés Gérard Bourgoin, a quien describe como "el primer productor europeo de aves de corral", escribió Flores: "Nuestra amistad comenzó cuando Pepín Naranjo, ministro cubano, viajó a Francia con la tarea de negociar la adquisición de alimentos. Una noche, planificando los pasos a seguir, nos acompañaba Constantino Pares [sic], joven y exitoso hombre de negocios de origen cubano, radicado en Suiza, que conocía a Bourgoin y lo mencionó como posible contraparte en la compra de pollos congelados".
Y he aquí un subrayado (mío) que, en apariencia, no tiene mayores connotaciones. Pero las tiene. La manera en que Flores menciona a Constantino Pàres es de una familiaridad extrema: conoce su pasado. Denota, además, y a pesar de que no exista otra mención suya en el libro, que Pàres es el vínculo para que, el entonces embajador en París y los ministros cubanos de visita, conozcan a empresarios franceses que inviertan o hagan negocios en Cuba. Constantino Pàres es, por tanto, hombre de total confianza para la diplomacia castrista. O algo más.
Verdadero placer fue lo que provocó en Flores conocer al rico empresario francés de pollos y gallinas. En su libro, no escatima admiración hacia aquel aventurero en toda regla.
Sin embargo, la primera impresión del embajador fue que Bourgoin "no mostró el más mínimo interés" en los negocios, "pretextando que sólo permanecería en París unas horas, ya que debía salir en su jet hacia Chaillot -centro neurálgico de sus operaciones comerciales.".
Esa misma noche, según relata Flores, una atmósfera de amistad se apoderó del ambiente: entre Gérard Bourgoin, Constantino Pàres, Pepín Naranjo y él.
"A altas horas de la madrugada, después de haber conversado de pollos, de lo humano y de lo divino, de haber respondido mil preguntas de Bourgoin sobre nuestro país, entre risas y palmetazos al hombro, copas de vino de Borgoña y bocados de terrine de canard que preparaba él mismo y siempre llevaba consigo, nos propuso partir de inmediato a La Habana".
Lo que hace el vino: aunque el millonario francés hubiera sacado mapas de navegación y planificado al detalle su periplo en jet privado rumbo a La Habana, en la mañana de resaca, el viaje quedó postergado.
Tiempo después, Flores acompañó a Bourgoin en su primer viaje a la Isla. El empresario avícola francés repetiría estancias en Cuba, "donde llevó a cabo diversas negociaciones de beneficio mutuo". Pero, ¿se benefició Flores de esas negociaciones? Por su particular manera de redactar y de ser impreciso, su modo gramatical indicaría que sí, que se benefició.
Aunque no ofrece en su libro ningún detalle de fecha de ese primer encuentro con el empresario de "las aves de corral", lo que sí se sabe -y no precisamente a través del entonces embajador-, es que Bourgoin acabó invirtiendo en 1996 en la industria petrolera cubana, conjuntamente con su amigo, el actor Gérard Depardieu, también cercano a Castro. El Máximo Líder ya había visitado la commune francesa de Bourgoin en 1995.
Fidel Castro y Gérard Bourgoin son amigos gracias al cubano-suizo Constantino Pàres. Sin imaginarlo siquiera, sin decirlo, la escueta revelación de Flores respecto a Constantino Pàres sirve para establecer los vínculos de éste con el propio Fidel Castro.
De una extrema familiaridad fueron los contactos del embajador cubano en París con el dueño del emporio Bourgoin S.A.: cuanto jerarca castrista llegaba a Francia recibía las atenciones de Flores y Bourgoin, quienes ponían a su disposición jets y yates privados.
De una de esas visitas a Francia del vicepresidente cubano Carlos Lage (defenestrado en 2009), Flores Ibarra cuenta en su libro cómo un día efectuaron con Bourgoin y "nuestro Vicepresidente", "seis despegues con sus respectivos aterrizajes".
Alabando la personalidad intrépida y de hombre de riesgo de Bourgoin, adicto a "competir en el rally París-Dakar", Flores ofrece detalles de una aventura en la que participan Lage y "Ricardo Cabrisas, nuestro Ministro de Comercio Exterior".
Lage y Cabrisas aceptan hacer de copilotos en el auto de carrera de Bourgoin. "Cuando le tocó el turno a Cabrisas (…) el auto se volcó estrepitosamente, Bourgoin salió disparado fuera del vehículo y ambos resultaron seriamente lesionados (…) tuvieron que ser trasladados a París en helicóptero-ambulancia. El ministro cubano debió permanecer más de un mes hospitalizado, recuperándose de una fractura de pelvis".
El ex embajador nunca aclaró quién pagó la factura hospitalaria.
Nuestro hombre en La Habana.
En 1995, la salida de Pàres Roselló de la administración de la empresa suiza NTI Technology S.A., dedicada a la fabricación y venta de equipos médicos, coincidió con el nombramiento del cubano Joseph Mitchell Valdés Sosa, residente en La Habana, como miembro y presidente del Consejo de Administración de esa empresa, cargo que ocupó durante varios años.
Según su propio currículo médico, Valdés Sosa es, desde 1995, Jefe del Grupo Nacional de Ciencias Neurofisiológicas del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) cubano. Además, es investigador del Centro de
Neurociencias de Cuba, institución vinculada al Consejo de Estado. Y diputado al Parlamento.
En 2005, NTI Technology adoptó una nueva razón social, Mont-Blanc Energy S.A., y comenzó a dedicarse al "comercio y negocio de materias primas, principalmente el petróleo crudo, productos petroleros y productos derivados, su transporte y el refinamiento de crudo", etc.
Según un vocero de la compañía, Parès Roselló no tiene participación en Mont-Blanc Energy.
Una resolución aparecida en la Gaceta Oficial de Cuba, la No.433 de 1997, firmada por el ministro de Comercio Exterior Ricardo Cabrisas, renovaba la licencia de operación como sucursal extranjera a "la compañía Cubinvest N.V., constituida en Curazao", que tenía como objeto "la realización de actividades comerciales, vinculadas a la producción agrícola e industrial, y a los sectores científicos, biotecnológicos y del transporte".
Desde 1995, Cubinvest figura como empresa autorizada para operar en la Isla. Constanino Pàres Roselló es su representante.
Cinco años después de su constitución en Curazao, Cubinvest fue registrada en Bermudas, paraíso fiscal desde el que opera.
La empresa suiza Gill & Duffus S.A. tenía en el 2000 a Constantino Pàres, "originario de Versoix", y a Bertha Martínez Acebal, cubana, residente en La Habana, como miembros del Consejo de Administración. Además de dedicarse a la comercialización de café, cacao y azúcar, Gill & Duffus tenía negocios en la industria biotecnológica cubana.
Parès Roselló ha sido varios años director general de Gill & Duffus S.A., con sede en Ginebra. En 2008, era una sociedad en liquidación. Como liquidador del negocio fue nombrado Eulogio Guillermo Ferriol Molina, de La Habana, quien es director de asistencia legal de la Corporación Cimex S.A. y ocupa un alto cargo en la Unión Nacional de Juristas de Cuba, instituciones gubernamentales.
Según la Cámara de Comercio de Cuba, Yukio Hasada es el representante actual de Gill & Duffus en La Habana.
Un abogado de Baker & Mckenzie, con sede en Ginebra, grupo que ha representado a la junta de accionistas en el proceso de liquidación de la empresa, dijo desconocer que Gill & Duffus tuviera algún tipo de participación por parte del gobierno cubano.
Por varios años, Constantino Pàres Roselló ha patrocinado, a través de Gill & Duffus, competencias de karting y del Grand Prix de Fórmula T-1 en Cuba. Ha organizado, además, las muestras ArtCuba que han tenido lugar en el Palacio de las Naciones, sede de Naciones Unidas en Ginebra.
Me voy pa' Santiago.
En 2001, el ex embajador Fernando Flores Ibarra salió a la palestra con declaraciones al periódico La Tercera, de Chile, donde vivía retirado. Entonces, arremetió contra el escritor chileno Roberto Ampuero, que fuera su yerno y autor del libro Nuestros años verde olivo, que incomodó al ex fiscal: él se vio retratado en la figura de un personaje de ficción, Ulises Cienfuegos, fiscal revolucionario y responsable de muchos fusilamientos. Ese mismo año, Flores publicó Yo fui enemigo de Fidel, libro autobiográfico, con título y apellido de mentira.
"Esas muertes no me han quitado el sueño. Jamás he dejado de dormir un minuto, ni siquiera en la siesta", dijo al periódico chileno sobre los más de cien fusilamientos que se le achacan durante su período de fiscal de los Tribunales Revolucionarios.
Según Flores, casado entonces con una doctora chilena, él se mantenía gracias a su pensión cubana (lo que de ser así, significaría vivir como del aire), y del dinero de su esposa, que lo compartía con él.
Otras fuentes aseguran que Fernando Flores Ibarra era dueño de una cadena de farmacias y una inmobiliaria en Chile, y que sería uno de los protegidos de Max Marambio, alias "El Guatón". También le adjudican alguna propiedad en Francia.
Cubanos exiliados intentaron, sin éxito, que Flores fuera juzgado. Muchos lo siguen recordando por un triste apodo: "Charco de Sangre".
Gérard Bourgoin, el "ex rey del pollo", cuyo emporio acabó en bancarrota en el 2000, fue condenado por fraude fiscal. En 2008, la justicia francesa lo sancionó a seis meses de prisión con sentencia supendida y libertad condicional durante 18 meses, más una multa de 37.500 euros, y a ingresar a favor del Tesoro Público francés la suma de 850.000 euros. Se le descubrieron 3 millones de euros sin declarar en 2001.
No se ha podido precisar si Gérard Bourgoin sigue teniendo negocios en Cuba.
Multas a UBS y Credit Suisse.
En 2004, Estados Unidos multó con 100 millones de dólares a UBS por permitir que Cuba, Iraq, Libia y Yugoslavia utilizaran un programa internacional de la Reserva Federal norteamericana para la sustitución de billetes de dólares en mal estado.
Durante siete años, UBS había aceptado transacciones cubanas por 3.900 millones de dólares en billetes viejos, monto que fue transferido a cuentas del gobierno cubano en terceros países.
Fidel Castro calificó la medida como una agresión estadounidense a la economía cubana, y en noviembre de 2004 impuso un gravamen del 10 por ciento al canje de dólar por el peso cubano convertible, moneda que carece de valor cambiario fuera de la Isla.
Para 2006, los mayores bancos suizos, UBS y Credit Suisse, habían cancelado cualquier tipo de operación con Cuba, país que fue calificado de "sensible". La Habana consideró que los bancos suizos se plegaban a los intereses de Washington.
Un año después, el presidente de la Asociación Suiza de Banqueros negaba la existencia de cuentas de Fidel Castro y advertía que "ningún banco helvético quiere obtener dinero de su procedencia".
En 2009, Credit Suisse pagó una multa de 536 millones de dólares que le impuso Estados Unidos, por permitir que países bajo sanciones estadounidenses tuvieron acceso a mercados financieros a través del sistema bancario de ese país. Credit Suisse había aceptado 32 transferencias electrónicas por 323.648 dólares a cuentas titularidad del gobierno cubano o donde ciudadanos cubanos tenían interés.
A pesar de haber sido contactado por teléfono y correo electrónico durante la investigación realizada para este reportaje, Constantino Parès Roselló declinó hacer comentarios.
Gaceta Oficial sobre renovación de licencia a empresa Cubinvest, constituida en un inicio en Curazao. Esta empresa opera actualmente desde el paraíso fiscal de Bermudas.
La reforma económica iniciada en Cuba con un debate masivo inquieta a la población en cuanto a su futuro. Ella enfrenta a los cubanos a alternativas que desconocen. La oferta de un país sin "colas" y con ingresos razonables se balancean frente al temor de que se podrían reducir los innegables beneficios sociales que tiene la población, entre otros en salud y educación.
Los cubanos no pierden su esencial optimismo pese a su precariedad económica. Un salario mensual equivale a 20 o 30 dólares. Muchos hogares son mantenidos por modestos envíos de algún familiar en el exterior. Numerosos jóvenes se preguntan si vale la pena trabajar por una suma que se puede obtener en solo algunas horas con ventas semilegales de productos extranjeros. A ese rebusque los cubanos le llaman "resolver".
Los economistas sostienen que cuando existe una distorsión tan brutal de los precios relativos (los bienes bajo control y los "liberados") se crean economías paralelas, que perjudican justamente a los productores de bienes esenciales, generalmente con precios fijados por el estado.
La reforma propuesta tiene como eje el crecimiento de la producción agropecuaria y la reducción del empleo público. El gobierno cubano anunció que hasta abril de 2011 se suspenderán 500.000 puestos públicos, y otro millón de personas deberán reciclarse en un par de años. Es decir, cerca del 30% de los 4,8 millones de trabajadores de un país que tiene 11,5 millones de habitantes.
El anuncio del fin de las "libretas" es bien recibido por la población porque él está asociado a "colas" interminables y tediosas. Pero al mismo tiempo se instala el temor de si los nuevos salarios permitirán adquirir esos mismos bienes -por escasos que sean- cuando éstos se transen a precios de mercado.
Se autorizaron 178 oficios en los cuales las personas podrán trabajar de manera privada: restaurantes privados, reparación de bicicletas, vendedores y reparadores de zapatos y vestimenta, etc.. Es decir puros pequeños emprendimientos.
En todas partes el problema de la falta de recursos para las pequeñas empresas es una traba casi insuperable. En Cuba ello podría ser aún peor porque, además de no existir un mercado financiero para pequeños empresarios, tampoco existen los insumos para que los emprendedores atiendan a sus eventuales clientes. Sabido es que el malestar social se exacerba cuando en los procesos de ajuste quienes optan por una iniciativa privada no tienen acceso a las condiciones mínimas para hacerla funcionar, y se desesperan.
De igual modo, no basta con dar la tierra a los campesinos si no se le entregan los medios para producir. El diario oficialista Granma informó hace poco que entre septiembre de 2008 y enero 2011, se habían distribuido 1,18 millones de hectáreas a 128.435 personas, prueba clara de la marcha atrás en materia de colectivización. Cuba tiene tierras improductivas que le permitirían reducir las importaciones de alimentos que alcanzan 2.000 millones de dólares por año (80% de lo que se consume en el país).
Alejandro Pável Vidal, académico de la Universidad de La Habana declaró hace poco que "El nudo central de la reforma económica es la agricultura y si esto fracasa todo fracasará".
Hasta ahora los resultados son modestos. Y puede ser que para tener éxito se requiera una envergadura de reformas mucho mayor de lo que los economistas cubanos suponen o desean. De hecho, el propio Olivera reconoce que 30% de las tierras distribuidas aun no entran en producción. El ministro de Economía Marino Murillo, afirmó "que el sector agropecuario tuvo una baja de 2,8% en la producción en 2010" y parte de los resultados negativos se dieron en 12 subsectores entre los cuales están arroz, carne, huevos y hortalizas.
El Partido Comunista cubano espera resolver todas o parte de estas inquietudes en el VI Congreso a realizarse en abril de 2011. Pero sus militantes tienen muchas dudas porque hace 13 años que el Partido no realiza Congreso ni debate alguno, y parte de los temas pendientes están reventando socialmente.
Es evidente que la economía estará en el centro del debate. Hoy circula en el país un documento de 32 páginas con los principales lineamientos de los cambios sugeridos, que plantea que "sin renunciar a la planificación socialista el proyecto quiere desarrollar la iniciativa privada y reducir los controles estatales", "reconociendo y estimulando" las empresas mixtas, las cooperativas y los trabajos por cuenta propia.
Al mismo tiempo, propone conceder mayor autonomía en cuanto a precios e inversiones a las empresas públicas, y cerrar aquellas que sean evaluadas como poco rentables. Plantea asimismo la implantación de impuestos territoriales a las empresas para contribuir al desarrollo local.
En este escenario, el anuncio del fin de las "libretas" que permiten a los cubanos acceder a un puñado de bienes básicos a precios muy bajos, es bien recibido por la población porque él está asociado a "colas" interminables y tediosas. Pero al mismo tiempo se instala el temor de si los nuevos salarios permitirán adquirir esos mismos bienes -por escasos que sean- cuando éstos se transen a precios de mercado.
En la actualidad el mercado negro de ellos existe, por lo cual una gran mayoría de cubanos tiene dos trabajos, el oficial y otro que funciona en el mercado paralelo con otros precios y otras reglas. La desaparición de la "libreta" -que se anuncia progresiva- podría tener efectos desastrosos para quienes queden "anclados" en los salarios actuales.
Otro cuello de botella de las reformas está en la distribución de los alimentos porque los sistemas de cuotas funcionan de manera muy diferente a los de mercado y se necesitan otras modalidades de transporte, infraestructura y almacenamiento.
Si bien el documento que circula en el país usa numerosos conceptos económicos relacionados con gestión, eficiencia y asignación racional de recursos, es pertinente interrogarse si es posible hacer todas las reformas propuestas manteniendo los fundamentos del actual modelo socialista cubano.
Para algunos, el objetivo estratégico de la nueva dirección es liberar mercados pero mantener el férreo control político del país. Todos saben que ello no es fácil, menos aún en países donde las cúpulas gubernamentales no se han renovado en muchos años. La presión que abren las reformas empuja inevitablemente las reformas políticas. Así ocurrió en toda la órbita soviética y así ocurre hoy en el Oriente Medio.
Para otros analistas críticos, el texto más que introducir un debate económico es adelantar un escenario preparando a la gente para que acepten y se adapten a los tiempos difíciles que se avecinan. La disidencia aprovecha la oportunidad para destacar que la ausencia de derechos civiles impedirá al pueblo cubano luchar por el respeto a los derechos sociales adquiridos.
Como sea, se genera la percepción de que las cosas en Cuba tienen perfil de cambio, ahora sí. La encrucijada es si habrá una apertura capitalista radical con transformaciones profundas en los lineamientos estratégicos vigentes hasta hoy, o si se rearmará el modelo con una apertura económica y política que mantenga la protección social y los accesos equitativos a bienes y servicios públicos, como mitigación de los impactos de mercado que vienen. El punto de incógnita son los 500 mil cesantes del aparato público anunciados para abril. Es mucha gente.