jueves, 1 de diciembre de 2016

Los alimentos son baratos, pero no en Cuba.

Por Osmar Laffita Rojas.

Un cliente se asoma a una nevera en un "Ten Cent", tienda estatal donde también hay cafeterías (foto: Manuel Díaz)Los medios oficiales cubanos guardan silencio ante el hecho de que Estados Unidos puede lograr la mayor producción de soya y maíz de su historia de ese país. Esos granos, en el mercado global ya cuentan con los mayores inventarios de todos los tiempos. Esto ha provocado una estrepitosa caída de sus precios. Tal situación es de esperar que favorezca a las arcas del Estado cubano, que este año tendrá que destinar menos dinero para la importación de soya y maíz. Pero sobre esto no se informa.

Debido al aumento en la producción mundial de alimentos, los agricultores enfrentan la baja de los precios de sus cultivos y se ubican en los niveles más bajos en muchos años. A eso se suma que la capacidad de almacenamiento es insuficiente.

Una muestra de ese desbordamiento productivo la tenemos en el caso de la Great Bend Co-op, una cooperativa de elevadores de granos y suministros agrícolas de Kansas, que tuvo que comprar y alquilar terrenos adicionales para construir bunkers y guardar los millones de bushels de maíz excedentes.

El auge de la producción de alimentos en los EE.UU. y la consecuente caída de los precios se ha expandido por todo el mundo. Eso ha aumentado los riesgos y las potenciales recompensas para los productores, en la medida que las vicisitudes del clima impactan más que antes en los precios de los alimentos.

En las principales regiones productoras de alimento hay un auge productivo, debido a la continua expansión de las áreas sembradas, lo que ha provocado ciclos de abundantes cosechas. De no presentarse fenómenos climáticos adversos, tal auge productivo de seguro perdurará.

Afirma Dan Basse, presidente de Agresores Co., que tiene su sede en la ciudad de Chicago, afirma que los agricultores de todo el mundo han añadido en la última década cerca de 73 millones de hectáreas de terrenos dedicada al cultivo de alimentos, lo cual equivale al total del cinturón agrícola estadounidense.

Las autoridades cubanas no han informado al pueblo que los precios de los granos, los cereales, la carne, la leche en polvo y el aceite vegetal, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cayeron en agosto y septiembre respecto al mismo periodo del año precedente. Esto es producto de las abundantes cosechas y el aumento en la cría de ganado y la producción de leche, en los EE.UU, la Unión Europea, Brasil, Argentina, Australia, China y Nueva Zelanda.

Hay un importante segmento de la población mundial con relativo alto nivel de vida que cada día consume más proteínas en sus dietas, algo que no les era posible hace unos años.

Las altas producciones de carne y leche han sido posibilitadas por un suministro estable y abundante de granos baratos que se usan para alimentar a las reses y los cerdos.

Los ministerios de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX) y de la Agricultura respectivamente, son los responsabilizados de la compra de alimentos y de la producción de renglones agrícolas dirigidos a la sustitución de exportaciones.

Ante la superabundancia en la producción de granos, cereales, leche en polvo y carne de pollo, que ha provocado la caída de los precios de esos alimentos, la empresa Alimport tiene mejores condiciones para comprar mayores cantidades de alimento con la mitad del dinero del que se destinó en el año 2015, cuando fueron más de 2 000 millones de dólares.

La agricultura cubana, con condiciones para producir más, por su ineficiente gestión no lo consigue.

Cómo se explica que si la tonelada de leche en polvo se cotiza a la mitad del precio que hace dos años, cuando costaba 4 mil dólares, en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) una bolsa de un kilogramos (kg) de este alimento cueste 5,90 dólares.

En dichas tiendas, el kilogramo de pollo congelado -que es más grasa y hielo que carne-, se vende entre 2,80 y 3,50 dólares, el litro de aceite de soya de producción nacional cuesta 2 dólares y el de exportación 2,20 dólares.

Mientras en el mercado internacional los precios de los alimentos bajaban significativamente, el gobierno cubano hace unos meses aplicó una insignificante rebaja de centavos a los precios de algunos alimentos, pero por los altos precios de la mayoría de estos, no están al alcance de los bolsillos de una alta proporción de cubanos, cuyo salario nominal no sobrepasa los 27 dólares mensuales.

Es inexplicable que el Estado compre toneladas de esos alimentos a menos de mitad del precio que tenían hace dos años, y no haya hecho una significativa rebaja del precio a que los vende, como demanda la población.

En Cuba, cada día son más altos los precios de los productos del agro en el mercado minorista. El precio de una libra de frijoles fluctúa entre un dólar y 80 centavos, una libra de tomate 1,60 dólares, una cabeza de ajo cuesta 25 centavos de dólar. Los precios de otros alimentos de gran demanda, como la carne de res y de cerdo, están solo al alcance de un reducido segmento de la población que dispone de un alto poder adquisitivo.

La agricultura no produce lo suficiente para abarrotar los mercados agropecuarios, puntos de venta y placitas, lo cual sería lo único que conseguiría la ansiada rebaja de precio que hace años el pueblo espera pero que no se acaba de materializar.

Han transcurrido 11 meses de este año y el gobierno no ha brindado información sobre los resultados de la producción agrícola en Cuba. Tampoco ha informado sobre la súper producción de alimentos que se ha registrado en el mundo. Esas informaciones el pueblo cubano no tiene derecho a conocerlas.
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