Por Zoé Valdés.
No hay que ser demasiado inteligente para entender que cuando en un país como Cuba permiten a un escritor recibir y entrevistarse a título personal con el presidente de un país como España, ese escritor no sólo es una de las voces más obedientes de la tiranía, además es de las más cobardes. Eso es Padura, un cobarde. Padura y toda su cohorte, cobardes todos. Algunos cobardes de su comparsa trabajan incluso en Radio y TV Martí, emisora pagada por el contribuyente norteamericano y convertida en nido de ratas castristas, por obra y gracia de los cobardes infiltrados como Padura.
El primer acto de cobardía que le vi hacer a Padura fue cuando él todavía trabajaba como funcionario del régimen, vestido de miliciano, en la UNEAC, de lameculo de Abel Prieto, frente al editor Carlo Feltrinelli, allí que se prestó para eliminar de la lista de autores jóvenes que yo le había entregado a Feltrinelli a absolutamente todos los autores jóvenes, y proponer junto a su Jefazo, el Buró con Bucles, a autores viejos y comunistas todos. El segundo fue cuando consiguió publicar su primera novela en España, por obra y milagro del éxito de mis novelas ‘La nada cotidiana’ y ‘Te di la vida entera’, por la que todos los editores cobardones de España se lanzaron a buscar lo mismo que yo había escrito, allá a Cuba, y Cuba le puso a sus cobardes chivatones en bandeja de plata con sus mediocres novelas sobre policías arrepentidos y cobardes, ‘alter egos’ de sus autores; cuando eso ocurrió y un periodista le preguntó a Padura qué pensaba de mi, respondió como lo que es, un hijoputa cobarde, en contra de una mujer cubana y escritora exiliada. Como un cobarde, machista y trepador.
De ahí en adelante Padura sólo ha escupido cobardías una tras otras, en sus noveletas, en sus guiones, y en las entrevistas, como en aquella donde habló horrores de Guillermo Cabrera Infante, cuando este no podía ya defenderse pues había muerto, aunque por suerte le respondió públicamente, y muy bien respondido, un peso pesado de la literatura actual: Aurelio Major, editor de la revista Granta en España.
No hay que ser demasiado inteligente para entender que cuando en un país como Cuba permiten a un escritor recibir y entrevistarse a título personal con el presidente de un país como España, ese escritor no sólo es una de las voces más obedientes de la tiranía, además es de las más cobardes. Eso es Padura, un cobarde. Padura y toda su cohorte, cobardes todos. Algunos cobardes de su comparsa trabajan incluso en Radio y TV Martí, emisora pagada por el contribuyente norteamericano y convertida en nido de ratas castristas, por obra y gracia de los cobardes infiltrados como Padura.
El primer acto de cobardía que le vi hacer a Padura fue cuando él todavía trabajaba como funcionario del régimen, vestido de miliciano, en la UNEAC, de lameculo de Abel Prieto, frente al editor Carlo Feltrinelli, allí que se prestó para eliminar de la lista de autores jóvenes que yo le había entregado a Feltrinelli a absolutamente todos los autores jóvenes, y proponer junto a su Jefazo, el Buró con Bucles, a autores viejos y comunistas todos. El segundo fue cuando consiguió publicar su primera novela en España, por obra y milagro del éxito de mis novelas ‘La nada cotidiana’ y ‘Te di la vida entera’, por la que todos los editores cobardones de España se lanzaron a buscar lo mismo que yo había escrito, allá a Cuba, y Cuba le puso a sus cobardes chivatones en bandeja de plata con sus mediocres novelas sobre policías arrepentidos y cobardes, ‘alter egos’ de sus autores; cuando eso ocurrió y un periodista le preguntó a Padura qué pensaba de mi, respondió como lo que es, un hijoputa cobarde, en contra de una mujer cubana y escritora exiliada. Como un cobarde, machista y trepador.
De ahí en adelante Padura sólo ha escupido cobardías una tras otras, en sus noveletas, en sus guiones, y en las entrevistas, como en aquella donde habló horrores de Guillermo Cabrera Infante, cuando este no podía ya defenderse pues había muerto, aunque por suerte le respondió públicamente, y muy bien respondido, un peso pesado de la literatura actual: Aurelio Major, editor de la revista Granta en España.